El pasado mes de septiembre el periodista alicantino Rubén Serrano presentaba su primer libre llamado No estamos tan bien sobre la situación de diversos miembros de la comunidad LGTBQ+ en España. Si bien España ha avanzado mucho en derechos sociales siendo sede de eventos multitudinarios de orgullo, algunos estratos siguen odiando y hostigando. Quince años después de la ley del matrimonio igualitario, no ha sido suficiente. Yo no puedo más que estar de acuerdo; la verdad es que no estamos tan bien.

El libro relata historias de verdad, de gente real que ha sufrido la LGTBIfobia en sus carnes y se ha animado a contarlo. Quizá como algo terapéutico o para que su realidad llegue. De lo que no se habla, se olvida y no se conoce. Ni se puede transformar la mente de aquellos que no las conoce. Por tanto ¿Cómo no va a tener sentido tratar la realidad trans? ¿Cómo no va a ser importante hablar de la vida de un intersexual? ¿Cómo podemos ignorar la historia de los refugiados LGTB+? ¿Cómo se avanza sin memoria histórica?

Todas estas preguntas se responden a lo largo de nueve capítulos que van tratando los obstáculos en diversos ámbitos de la vida. Comenzando con casa y escuela, que en los peores casos tienen que llegar a abandonarse por supervivencia. Se leen historias de acoso que duraron años por el hecho de parecer «maricón», «machorra» o ser trans. La única forma de luchar es con la educación, por eso algunos deciden dedicarse a la educación. Una etapa que queda lejos pero nos hace pensar «Yo también».

En las demás partes se tratan unos puntos más externos, quizá no comunes a todos por edad o condición. Nos tiene que hacer reflexionar sobre todo lo que se ha sufrido en España en calabozos donde la sociedad bien pensante les enviaba. Todos bajo la etiqueta de homosexual, que era la única que parecían conocer y englobaba a las mujeres trans. Sí, España ha cambiado mucho en 40 años, pero muchos lugares del mundo nos siguen encarcelando, agrediendo y asesinando impunemente. Hay que escapar hacia lugares mejores que siguen sin ser acogedores.

Lo que más me gusta es que como colectivo nos hace reflexionar sobre nuestros propios defectos. También existe rechazo a la pluma y a la diversidad funcional. Incluso hay una gran importancia del hombre gay, especialmente si es masculino y tiene un cuerpo gym. Para que sea más impactante, os dejo la viñeta de los artitas Emirau (en Instagram: @_EMIRAU) que muestra la discriminación dentro del colectivo. Desgraciadamente, los espacios seguros no lo son tanto para muchos.

Hay espacio para las personas trans que atraviesan un camino espinoso hasta verse reconocidos. Se topan con rechazo social, familiar o preguntas terriblemente plagadas de estereotipos de género. Lo que más admiro es que luchan por lo que es suyo y no se rinden. Es hora de facilitar los procesos, es momento de ser empáticos. Hay ejemplos muy exitosos, con gran repercusión como las actrices de la serie Veneno con su biógrafa Valeria Vegas. Donde todavía queda más camino es en el reconocimiento de los intersexuales todavía más incomprendidos.

Sí, la ley nos protege y los ayuntamientos ponen la bandera LGTB en el balcón mientras se lee una declaración institucional. Sí, podemos tener hijos y ser reconocidos como tal. Sin embargo, se siguen denunciando agresiones en la calle y amenazas en redes sociales. Hace unos días, Rush Smith denunciaba que había recibido los siguientes mensajes privados.

Los medios de comunicación dan una de cal y otra de arena, muestran referentes visibles pero siguen burlándose de la pluma de algunos. O siguen arrojando la imagen de viciosos corrompidos sin informarse lo suficiente sobre todo lo que rodea al chem sex. Lo peor de todo es que se producen en espacios con una gran audiencia y repercusión social.

Las historias del libro y otros muchos que la actualidad nos arroja nos enseñan que queda mucho por hacer. Es hora de aprender, no puedo más que recomendar este libro y felicitar a su autor. No estamos tan bien y no podemos quedarnos quietos.

 

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2 comentarios en «La verdad es que no estamos tan bien»

  1. No puedo estar más de acuerdo.

    También queda un largo camino para la visibilidad h aceptación de las comunidades asexual y arromántica, que ni siquiera se mencionan…

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