Hace unos días tuve una charla muy interesante con mis amigos. Como en todo grupo había opiniones de todo tipo y sin duda el tema daba y sigue dando para debate, ya que es uno de los que mayor controversia están generando en la sociedad actual: la gestión de nuestros datos.

Unos opinaban que les daba igual que les “espiaran” o se enterasen de su vida, tanto por lo que publican en redes sociales como, por ejemplo, a través de los asistentes de casa (Google home o Alexa), si se justificaba por su seguridad y el de la sociedad. Otros, en cambio, preferían y defendían su derecho a la intimidad, ya que la seguridad no debería justificar cualquier intromisión en su privacidad. 

Como en un artículo anterior comenté, no debemos tener miedo a los avances de la tecnología pero si asegurarnos de un uso apropiado. Quizás por eso, a partir del 2017, la ética y  confianza (ethic & trust) ha sido una de las tendencias que los generadores de opinión y consultoras del mundo tecnológico, remarcaron como en auge. Son además un valor diferencial para las empresas tecnológicas si quieren generar confianza en la sociedad, para utilizar sus tecnologías frente a otras.

Sin duda esto ha sido resultado del crecimiento de las preocupaciones de la sociedad. Ahora sabemos que la información está considerada como el nuevo petróleo en esta era. Sabemos también que las grandes empresas tecnológicas (Google, Amazon, Facebook, etc) están obteniendo un ”control” sobre los individuos, que puede desembocar en grandes problemas de desigualdad y abusos de poder. Quizás por este motivo en junio de 2019 el Congreso de los Estados Unidos de América ha abierto una investigación para estudiar sus prácticas y saber si pueden generar competencia desleal.

También destacaría entre las preocupaciones el incremento de los Ciberataques, tanto a organismos públicos como privados. Uno de los más conocidos y que afecto a nivel global fue el “ransomeware” el 12 de mayo de 2017, que provocó el endurecimiento de los protocolos de seguridad y la actualización de las tecnológicas de sus posibles bugs (errores de software) que las hacían vulnerables ante ataques. Otra sería el aumento de la utilización de la información sensible a través de lattecnología Esto se da actualmente en ámbitos como las transacciones financieras (envíos de dinero: Revolut o Bizzum), o en el ámbito de la salud, como consultar los resultados de unos análisis a través de una app, etc. 

Fue precisamente la sensación de pérdida de privacidad la que me dio la idea de escribir este artículo. Existen más (el aumento de la economía “gig”, cambios en el mercado laboral, la dependencia del Smartphone y un largo etcétera) que harían que este artículo fuera interminable. Porque sí, el mundo ha cambiado tal y como se conocía hace unos pocos años y posiblemente sin darnos cuenta.

Pero, ¿qué acciones se están llevando a cabo? Como siempre las normativas y leyes van despacio, aunque algo no sea ilegal no significa que sea éticamente correcto. Por eso es muy importante, como comenté en otro artículo, premiar a empresas y organizaciones que se esfuerzan en que exista una ética en el uso de las nuevas tecnologías.

A paso lento pero firme, van avanzando las normativas para que no solo algo sea ético sino que también sea legal. Uno de los hitos más importantes se produjo con la aplicación del GDPR: la implantación de directrices para la gestión de datos en la Unión Europea. Una norma realizada con el objetivo de proteger la información sensible de los individuos y evitar que cualquier entidad pueda lucrarse por su venta o distribución sin consentimiento explícito de la persona. Obviamente, no es suficiente, pero es un primer paso con el que seguir trabajando.

En la actualidad, las áreas en las que con más énfasis están aplicando las grandes compañías son los Big Data y la Inteligencia Artificial. Son tecnologías basadas en patrones e información acumulada con anterioridad. Por consiguiente cuanta más información consigue analizar más aciertos tiene. Esto significa que, si no se ponen límites, una empresa podría saber en milésimas de segundo tanta información sobre ti, que podría dirigirte hacia productos o decisiones que ni siquiera te hubieras planteado.

No tengamos miedo, ni pensemos que estaríamos mejor en una cueva, la tecnología está aquí y ha venido para quedarse. Como usuarios debemos exigir a nuestros gobernantes y a las empresas que continúen trabajando por este camino de la ética y el respeto al individuo, para que todos los avances y libertades que hemos conseguido, no se queden en papel mojado. De esta forma de verdad podremos disfrutar de las ventajas que supone el buen uso de grandes cantidades de datoos, para encontrar beneficios individuales y conjuntos en una sociedad cada vez más exigente, dispersa y globalizada.

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Un comentario en «Más allá de la ética y los datos»

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