Ya son varias las veces que hemos visto en los telediarios e informativos la noticia de la movilización de miles de taxistas enfurecidos contra las grandes multinacionales de los VTC. Daba la sensación de un cierto tono amenazador que ponía en peligro el prestigio del aclamado Fitur y la más que concurrida Mercedes Benz Madrid Fashion Week, ya que ambos tuvieron lugar los pasados días en el recinto ferial de IFEMA en la capital.

El ambiente toma un color más oscuro por momentos, entre los taxistas se ha ido sembrando la furia, el malestar y sobre todo la tensión al no entender los motivos reales por los cuales Ángel Garrido, presidente de la Comunidad de Madrid, todavía no ha puesto remedio a esta grave situación.

Hay muchos ciudadanos a favor de las licencias VTC. Probablemente no conozcan las irregularidades de éstas y los motivos por los cuales este negocio pasa a llamarse por parte de los taxistas competencia desleal. La desigualdad más que evidente es la causa del enfado de los conductores de taxis. Solo (por si fuera poco) piden igualdad de condiciones, ya que parece lógicamente injusto algunas de las condiciones a las que son sometidos éstos, por ejemplo, los taxistas solo pueden trabajar cinco días a la semana, mientras que aquellos que poseen una licencia VTC pueden trabajar los siete; los taxistas son conductores formados en autoescuelas, con un carnet especial, pero las VTC solo requieren un año de experiencia con el carnet de conducir.

Mostrando algo que nos afecta directamente a nosotros, los consumidores, las tarifas de un taxi están controladas por la Administración , pero, a veces para bien y otras para mal, las tarifas de los VTC son dinámicas y están controladas por una empresa que se rige por la ley de la oferta y la demanda.

Los intereses de Garrido y los intereses de los taxistas

A pesar de las más que evidentes desventajas en las que quedan tirados los taxistas, se sigue sin entender el porqué Garrido no pone remedios a esta situación, que tarde o temprano deberá acabar. Llegará un momento en el cual la cosa sea insostenible. En la práctica, centenares de familias que han dejado de recibir un sueldo ya que la huelga sigue en pie, porque parece que esta clase obrera no tiene ganas de rendirse sin haber conseguido lo que merecen: igualdad de condiciones.

Pero, ¿y si Garrido tiene unos intereses personales que se verían perjudicados si aceptara las reclamaciones de los taxistas? Sea lo que fuera aquello, que le lleva a seguir negando lo evidente está mal.  Quizás deba replantearse sus conveniencias o incluso su dimisión, aunque eso no esté tan de moda en España como debería. Por lo que una retirada a tiempo puede suponer una victoria para el presidente de la Comunidad de Madrid.

No debemos pasar por alto que ningún fin, por legítimo, justo y necesario que sea, justifica la violencia. Ni taxistas, ni conductores de VTC, ni simpatizantes de ambos deberían recurrir a ésta como forma de imponer su razón. Ya que el propio hecho quita toda solidez.

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