La nueva técnica CRISPR hace posible la modificación genética de generaciones futuras. La pregunta es, ¿en dónde desembocará?

La comunidad científica internacional se ha revolucionado esta última semana con la polémica del nacimiento de dos pequeñas gemelas. La cuestión ética y moral se ha puesto en duda tras uno de los experimentos más radicales en la ciencia: experimentar el genoma humano.

El nuevo término de la “nueva era genética” está empezando a asentar sus bases, nada más ni nada menos que en Shenzen, China. Es esta ciudad asiática la que se ha elegido para desarrollar este experimento debido a que, a diferencia de otros países, sólo hace falta que el comité ético de un hospital apruebe esta técnica para que se dé el “visto bueno” y empezar a desarrollarlo.

Esta polémica se ha desencadenado debido al nacimiento de dos bebés gemelas (Lulu y Nana),cuyo ADN ha sido editado genéticamente mediante la herramienta de CRISPR. Jiankui He, profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de China en Shenzen (China) ha experimentado con 9 los embriones de 9 parejas, de las cuales el primer embarazo exitoso alterado genéticamente se dio en noviembre, y el próximo está en camino.y

 

¿Cuándo ha comenzado realmente el experimento?

El caso de Lulu y Nana no ha sido el primero, si no que ya se dio en 2015, cuando investigadores chinos modifican los genes de un embrión humano con resultados mixtos.

Este experimento lleva desarrollándose desde el 2000, con bacterias como “ratones de laboratorio”, y posteriormente, fueron los propios ratones los que sufrieron estas técnicas para perfeccionar el CRISPR. Ya sin meternos en éticas animalistas (en las que no tiene razón de ser que sean los animales los que tengan que sufrir por mera realización propia de unos cuantos científicos); el simple hecho de experimentar en humanos a modo de prueba, sin tener una aparente conclusión, es un acto inmoral y antiético.

El experimento en cuestión trata sobre “anular” el gen receptor del VIH, en ánimo de mejorar la calidad de vida de los bebés. Esta es una de las variantes “más seguras” según el grupo de científicos de la USCT para comenzar a experimentar en el ser humano.

Lo que no han comunicado a las masas, es la incertidumbre de qué pasará con esas niñas una vez sean adultas, o peor, ¿qué pasará con la descendencia de esas futuras mujeres, en caso de que quieran tenerla? Son cuestiones que no interesa comunicar, no interesa hacer saber a las masas la irresponsabilidad que han hecho en esas niñas. Aunque ¿cómo van a darnos respuesta a nuestras preguntas, si ni ellos mismos las tienen? Es cuestión de tiempo saberlo, esperando lo mejor para esas niñas, que aún sin tener culpa de nada, puede que asuman un problema propio, por decisión externa.

Pero, una vez superada la línea roja de la evolución de la especie, ¿qué será lo siguiente?

Si es verdad que es una herramienta enfocada (o eso queremos creer) al beneficio sanitario humano (que solo se podrá permitir la clase adinerada), y en la que, si se llega a desarrollar, podremos recuperar especies extintas o asegurar el futuro de microorganismos importantes. Aunque, ahora que tenemos una herramienta que nos va a permitir hacer cosas increíbles con nuestros genes ¿nuestra sociedad capitalista se conformará con eso, o querrá sacar tajada de lo ya descubierto, y masificarlo? Claramente no se quedará al margen. Con ello, una vez estandarizado el uso médico de esta técnica, se dará la creación de una nueva clase social, la “Superclase”.

Este nuevo grupo social estará compuesto por gente cuyos padres sean ricos, o se puedan permitir los costes del CRISPR, ya que si tenemos la herramienta para “mejorar” a nuestros hijos ¿por qué no usarla?

Con ello, se darán los llamados niños a la carta, ya pueden ser atletas rubios con los ojos azules, o pelirrojas con los ojos violetas. Pero esto no se queda solo en lo físico. Crearán una nueva inversión con niños más listos, más fuertes y en resumen, MEJORES.

Puede ser que se acabaran secundando en “tengo los medios para dar las mejores oportunidades a mis hijos, no voy a negárselas”. Lo que, personalmente creo que pasaría, es una creación de niños completamente iguales, como en una plantilla: Niños guapos, inteligentes y con mayores oportunidades.

Por tanto, queda en nuestra mano el debate. Pero pensad, ¿sería justo la modificación genética para sólo unos pocos? O generalizando, ¿es ético o justo este experimento? Diría que es decisión nuestra luchar contra ello, pero no sería la primera vez que el gobierno haga algo a espaldas de la población.

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2 comentarios en «Niños a la carta o la creación de una nueva Superclase»

  1. Madre mía!!! Esto ya se va pareciendo a las películas de ciencia ficción! !!!! Hasta donde vamos a llegar? ?? Llegara un momento en la vida en que todos seremos iguales, que triste….

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