Los medios llevaban tiempo abriendo noticiarios con este asunto que se intercalaba con el relajamiento de medidas de control con la pandemia. De repente, entre la retirada de mascarillas en el exterior y la apertura del ocio nocturno, llega la nueva palabra del año: indulto. A nuestro glosario cotidiano ya demasiado lleno de términos antaño extraños sigue sumando léxico complejo. Así esta medida de gracia vuelve a la palestra, con una excelente salud en su 150 aniversario.

Ha ocurrido, nada parece haberlo frenado y así lo ha anunciado el Presidente del Gobierno. Esto no ha hecho más que empezar, la polémica está servida. El Tribunal Supremo recibirá recursos que buscarán paralizar su concesión mientras atiende qué debe hacer con las penas según el alcance de la medida. El rey habrá firmado. Unos abuchearán y otros se manifestarán debido a una ley de mediados del siglo XIX. Nadie se librará de escuchar la palabra durante el verano.

Este gesto no parece agradar a ningún bando, es visto como insuficiente o un cheque para abonar favores políticos. Una nueva contribución a un país ya demasiado tensionado tras sufrir una pandemia. De momento es precipitado adivinar si es un paso para mejorar las relaciones con Cataluña o volveremos a situaciones semejantes a 2017. El tiempo dirá, con un país debilitado, fortalecido o en las mismas condiciones que antes.

Es cierto que otros gobiernos democráticos han hecho uso de la prerrogativa de gracia y que no sería novedoso. Tampoco es novedoso que se envuelvan en polémica, en España han estado relacionados con asuntos de importante calado en la historia reciente como el 23F y los GAL. Incluso, aunque no es normal, se han visto revocados como el concedido a un conductor imprudente condenado por homicidio. Este hizo variar los postulados del Alto Tribunal, obligando a una justificación adecuada en su otorgamiento. El Tribunal también descartó la cancelación de antecedentes penales unida a esta medida para un exconsejero del Banco Santander.

Recientemente, el Tribunal ha rechazado la aplicación del indulto para los condenados por el desafío independentista a través de un informe redactado a finales de mayo. Sin embargo, esta negativa no parece ser suficiente para paralizarlo.

Los próximos meses nos hablarán de lo correcto o incorrecto de su aplicación, si sirve para apaciguar será  estupendo pero resulta una ilusión. Lo que es evidente es que va a tener la misma presencia que la canción del verano y nos acompañará el resto del año.

La polémica está servida. Ya tenemos algo en lo que esperar mientras esperamos recibir la vacuna, no se debe olvidar que salir de la pandemia es prioritario.

 

 

 

 

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