Llevamos ya varias semanas en las que todo a nuestro alrededor nos invita a comprar y a consumir en el pequeño comercio de proximidad. No es que no estuvieran antes (y, de hecho, fueron quienes más nos ayudaron llevando la compra a domicilio en el confinamiento a quienes lo necesitaban) pero ahora parece que resurgen con más fuerza para recordarnos que siguen ahí, que hay vida más allá de Amazon y El corte inglés.

¿Por qué apoyar el pequeño comercio? Es fácil. Y no es porque tengan ofertas, porque tengas la obligación de ayudar a alguien solo porque vive en tu misma calle o porque te vayas a sentir mejor contigo mismo si no compras por internet. Es porque el pequeño comercio es sinónimo de lo auténtico, lo original y lo diferente en un mundo casi dominado por las grandes corporaciones. Si quieres comprar unas deportivas Adidas, puedes hacerlo aquí o en Singapur. Pero ¿y si buscas algo diferente? ¿Y si no quieres vivir dominado por las marcas? Entonces solo te queda el pequeño comercio, ese que, desde hace años, siempre ha estado ahí para ti.

El pequeño comercio es también sinónimo de construir un mundo mejor. Un mundo en el que los trabajadores reciban un salario digno y no tengan que consultar una app para saber si van a trabajar ese día o no. Un lugar en el que se cuide más el medio ambiente, y en el que una opción más ecológica, como el jabón a granel o las compresas lavables, tenga también su lugar. Un sitio donde se cuide la calidad, y a la vez cuiden a los clientes. Un mundo que es posible, si cada uno nos decidimos a apoyarles con un pequeño gesto.

Y también un lugar donde se pueda elegir, donde todas las opciones tengan cabida. Por supuesto, esto no es incompatible con mirar cosas por internet. De hecho, estamos asistiendo a la modernización del pequeño comercio. Ese en donde puedes mirar en internet desde el horario hasta si tienen disponible el libro (o la camiseta) que te gusta, o vas a tener que encargarlo. Y después, tú eliges si bajar a comprarlo o si prefieres que te lo traigan a casa.

Por eso, en estos tiempos de incertidumbre, debemos apostar por lo nuevo, por lo diferente, por lo que nos hace especiales. Porque solo así podremos seguir adelante.  Y porque, si dejamos morir el pequeño comercio, en el fondo estamos dejando morir una parte de nosotros mismos, de lo que nos hace únicos.

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2 comentarios en «¿Pequeño comercio?»

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