El tren «tamagochi» de Teruel adelantado por un tractor.

El transporte ferroviario en España no es más que otra de las razones que incrementan las desigualdades entre los focos urbanos y las zonas rurales. La estructura radial con centro en Madrid ya complica el resto de conexiones entre el país, pero la falta de recursos destinados a los trenes de media distancia deja quejas que son oídas, aunque parece ser que no escuchadas.

No es ninguna sorpresa que RENFE facilite y priorice las conexiones entre los grandes focos urbanos. Sin embargo, la consecuencia de centrar la mayor parte de recursos en las grandes combinaciones lleva al abandono del resto de los trenes existentes en el país.

Aragón es un claro ejemplo del abandono ferroviario por parte de la compañía.

Todos los aragoneses hemos oído hablar del tren “tamagochi” de Teruel. Un modelo de más de treinta años que se avería a más velocidad de la que el propio tren llega a alcanzar. Y es que se han llegado a retratar imágenes de tractores y bicicletas, ambos sin superar los 30 km de velocidad, adelantando al propio ferrocarril. Pero, el problema no solo son los obsoletos trenes que siguen circulando por estas zonas, sino que la cuestión ya comienza antes de subirse al tren.

Durante el confinamiento de 2020, RENFE se desprendió de varios trenes. Uno de ellos, el Lleida-Pirineus de la primera hora de la tarde, uno de los más transitados a la hora de ir hasta Zaragoza capital desde Lleida. El tren en cuestión tenía tres horarios diferentes. A día de hoy, el más transitado sigue sin restablecerse. Las únicas opciones en todo el día para poblaciones oscenses como Binefar, Monzón, Sariñena, Grañén o Tardienta son las 7 de la mañana o las 8 de la tarde. Hay que tener en cuenta que la mayor parte, por no decir absoluta, de los estudiantes oscenses de estas localidades y alrededores que estudian en Zaragoza utilizan este tren como transporte cada semana.

La situación antes de eliminar el Lleida-Pirineus de las 3.20 de la tarde ya era precaria. No solo por las viejas instalaciones, sino por la gran cantidad de personas que viajaban semana sí y semana también. En cada viaje se sobrepasaba el aforo de los dos trenes de la tarde, incluso llevando a numerosas personas a viajar en el suelo.

Los ayuntamientos ya pedían soluciones por aquel entonces: más trenes, más vagones. Pero, parece que RENFE no solo no ha escuchado estas peticiones, sino que en vez de optimizar la situación, ha quitado otro tren, en plena pandemia de un virus contagioso, y casi sin controlar el aforo. Mientras, combinaciones de Madrid-Zaragoza llegan casi cada 45 minutos.

Los ayuntamientos de las poblaciones afectadas han llegado a enviar quejas formales tanto a la compañía como al Justicia de Aragón. A día de hoy, ya entrados en 2021, sigue sin saberse nada.

Y eso no es todo. La borrasca Filomena de este pasado enero dejó sepultadas las vías del tren durante días. Mientras la combinación Zaragoza-Madrid restableció su tránsito ese mismo lunes, el resto de trenes no funcionaron hasta casi una semana después, dejando casi completamente aislados a los pueblos y estaciones de todo Aragón.

La llegada de Teruel Existe al Congreso de los Diputados significa una nueva posibilidad de que finalmente sean escuchados o por lo menos se pongan sobre la mesa estos problemas que afectan a buena parte de la población española, no solo en Aragón, sino en todas las zonas rurales del país, que no son pocas.

¿Cómo la España vaciada va a dejar de estar vacía si, en vez de acercarla, cada vez está más y más aislada?

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