No hay otra forma de expresarlo, ligar online nos está convirtiendo en unos rompecorazones empedernidos sin remordimientos. Hace 10 años, la gente protestaba porque les habían dejado por SMS. Un SMS parco en sentimientos, al que le faltaban letras pero la cosa quedaba clara : «K t djo. No s x ti, s x mi». Ahora, la desconsideración ha ampliado su abanico de posibilidades, pudiéndose encontrarse anglicismos para cada situación de la A a la Z.

Hay incluso versos que ilustran estas situaciones: «No respondas mis mensajes, no merezco tu atención», «Voy a dejarte de hablar pa’ llamar tu atención». Posiblemente los conozcas muy bien y los hayas cantado mil veces. Sea como sea, has podido protagonizar situaciones parecidas, en cualquiera de los escenarios. La más avergonzante humillación o la sensación que da el poder de hacer sufrir a una persona.

La más notoria es el ghosting. Conocemos a alguien, hablamos, quedamos y sin previo aviso, desaparece. En ese momento, lo que aparecen son un millón de preguntas y horas mirando al techo. Llegamos a la conclusión de que la culpa es nuestra, y seguimos guardando el sitio como si fuéramos un perro. La gente a nuestro alrededor nos lo dice, pero no hacemos ni caso. Puede ser incluso lento y doloroso, nos dejan de hablar poco a poco. El tiempo pasa y la herida sigue.

Aunque casi mejor, que si quieren salir de tu vida, que se vayan. Que no les de por volver, que tu atención no se dirija a otro punto del universo que no sea la otra persona. Está buscando a alguien, no sabe quién es pero está claro que tú no eres. Breadcrumbing lo llaman.

Se puede llegar incluso a desgastar psicológicamente a través de la luz de gas. Comportarte como un bruto insensible porque no entiendes a la otra persona, buscando en lo posible sacar beneficio.

Yo no recuerdo haberme convertido en una toallita ni en un tenedor de plástico, sin embargo hay gente que piensa que las personas son de usar y tirar. Las atraigo, las uso y luego me deshago de ellas. Fueron útiles un instante, pero les falta un cariz de permanencia. Puede ser por cobardía al compromiso o no hay conexión. Catch and release, pero rotos para siempre.

Tampoco recuerdo haber olvidado qué es un «desinsulto» y sé que la misión de los piropos puede ser positiva. Deberías sentirte en la plenitud de la felicidad porque se ha dignado a quedar contigo. Se ha cansado de gente que es mejor que tú, que se ha cansado de lo de siempre. Te hace un favor, no duda en recordarlo. No sé, quizá esa repentina dosis de bondad podría dedicarla a la caridad. Negging lo llaman, que suena peor.

Puede tocar «chupar banquillo», saltas al campo porque el resto de jugadores está lesionado o se ha intoxicado. Le vales para todo, siempre que los demás parches hayan fallado. Sabe que no te puedes negar, incluso cuando ha ingerido mucho alcohol de fiesta y tiene ganas de cama. A ver si le abres, a ver si se puede meter. Nunca viene mal tener un banco en el que acomodarse, por eso hace benching.

Suena el teléfono, ha vuelto a manifestarse en alguna de tus redes sociales. Como si desde la luna hubiera un extraterrestre saludando para hacerse notar. Está ahí, hay que mirarle. Sí, lo que tiene de mala persona lo tiene de ridícula; silenciosamente hace haunting.

Llega el hielo, habéis quedado varias veces. Le asustan sus sentimientos, es un estado muy intenso del que suele huir. El hielo lo cubre todo, algo así como el capítulo «Frozen» de tu vida amorosa. El frío ha conseguido congelar ese brote que crecía tímidamente. ¿Cómo lo ha hecho? No es sincero, es un caso de tuning.

Puede ser que la relación llegue a iniciarse, sin embargo, ya hay varios planes montados por si sale mal. Atesora el contacto de gente sobre la que te tiene al margen como si fuera Gollum en el «Señor de los Anillos». No se va hasta que no tenga claro que va a caer sobre la colchoneta. Pero el día que encuentre unos nuevos brazos, se marchará. Cushioning se llama. Ahora por lo menos, somos cojines y duramos más que los pañuelos y los cubiertos de plástico.

Finalmente, toca recomendar una frase de madre: «Si X se tira por un puente, ¿tú también?». Tu mejor amigo deja a su pareja, vas tú y haces lo propio con la tuya al poco tiempo. La idea es que el potencial sexo de una noche os haga borrar asperezas tras las relaciones fracasadas. A ver cuánto aguanta la amistad. The Lemming, jugar con la gente como el famoso videojuego del que toma su nombre. La pantalla final consiste en dejar de hacer que la gente pierda el tiempo; al final, en forma de avatar, te lo agradecen.

Por la defensa del amor propio y la expresión de lo que verdaderamente sentimos. Porque no hay derecho a romper ni hay obligación de sufrir. Esto no lo arreglan ni los anglicismos, el rompecorazones siempre hiere.

 

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