A algunos y algunas les quedará bastante lejos aquella madrugada del 28 de junio de 1969, cuando la policía llamó a las puertas de Stonewall, un popular bar de ambiente gay de Nueva York. Aquella noche, en una de sus habituales redadas, cuyo objetivo era sancionar a cualquier persona que vistiera con prendas que se consideraban inapropiadas al propio género, una mujer transexual lesbiana que se encontraba entre las personas detenidas desencadenó lo que sería el inicio de la revolución, el inicio de una nueva era para las personas LGTBI, ya que fue el primer momento en el que se revelaron públicamente y salieron a la calle a denunciar el acoso diario que sufrían. El inicio del movimiento LGTBI.

*LGTBI: Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales.

Fue el comienzo de una nueva era para todas las personas LGTB porque era la primera vez que miles de LGTB se rebelaron públicamente y salieron a las calles a protestar por el acoso diario / Andrea Puggelli, activista LGTBI

Casi 50 años después seguimos haciendo lo mismo. A pesar de los notables avances en algunos países en materias legislativas como el reconocimiento del matrimonio igualitario, un marco que protege de la discriminación a la población LGTBI o el derecho de elección de la identidad de género, no todo es de color de rosa.

Mi hermano, de 16 años, acudió hace dos días indignado a casa porque no entendía la necesidad de ir por la calle gritando los gustos de cada uno/a, reclamando también el Día del Orgullo Heterosexual, opinión que mi madre secundó. «Yo también estoy muy orgulloso de ser hetero y no necesito un día para celebrarlo» pensará alguno/a. En ese momento comprendí que todavía queda mucho camino por recorrer. No existe ese día porque:

  1. Porque no te matan por ser heterosexual
  2. Porque no te prohíben casarte con tu pareja, adoptar o reconocer hijos y demás derechos que las parejas heterosexuales disfrutan
  3. Porque tu familia no te deja en la calle si se entera de que eres heterosexual (o existe el miedo a ello)
  4. Porque la heterosexualidad no encabeza la lista de crímenes de odio
  5. Porque ninguna ley prohíbe la propaganda heterosexual
  6. Porque ninguna religión condena la heterosexualidad
  7. Porque no hay grupos extremistas que se dediquen a cazar y asesinar/golpear heterosexuales
  8. Porque nadie te gritaría ‘heterosexuaaaaal’ para ofenderte.

Y muchos motivos más que podréis encontrar en este fantástico artículo de BuzzFeed.

Discriminas, y no lo sabes

Ser gay, lesbiana, bisexual o transexual todavía está sancionado en 78 países alrededor de todo el mundo, y en más de una decena con pena de muerte, sin hablar de la cantidad de países donde todavía no está regulado el matrimonio igualitario (Alemania ayer mismo se convirtió en el número 23). Todavía se agreden a personas LGTBI por las calles, vayan solas o acompañas de sus parejas. El año pasado, sólo en la Comunidad de Madrid se registraron 240 agresiones, de las cuales  solo se denunciaron 59. Pero hay otros tipos de discriminación:

  • La presunción de la heterosexualidad. Desde bien pequeños se pregunta a los chicos sobre sus novias, y a las chicas por sus novios. Se invisibiliza otro tipo de afectividades.
  • La invisibilización de las lesbianas y las personas bisexuales. A menudo, cuando se habla del colectivo LGTBI, se hace desde una perspectiva masculina de pareja homosexual.
  • Tachar a las personas bisexuales como promiscuas. Es común escuchar la ‘suerte’ que tienen porque tienen más posibilidades de encontrar pareja (o lo que se pretenda buscar). Todo se reduce a eso. También se suele rechazar la idea de que puedan gustar ambos géneros, sino que uno siempre tira más que otro.
  • La gran invisibilización y discriminación hacia las personas transexuales. Lejos de comprender su situación, siguen teniendo que soportar malos gestos, la transfobia en las aulas, en los espacios públicos y en las instituciones. Se ven obligados/as a superar numerosos trámites médicos para poder vivir siendo quienes realmente son. Se podría decir que las personas transexuales son las más discriminadas de todo el colectivo.
  • La desvalorización de otras realidades. Aunque las siglas oficiales sean LGTBI, existen realidades como la pansexualidad o la asexualidad (entre muchas otras) que se tildan de tonterías y caprichos.
  • La plumofobia, entendida como el rechazo a la pluma o hacia a los hombres afeminados. Este tipo de discrminación es común tanto fuera como dentro del colectivo.
  • «Si ya nadie es homófobo». Escuchar afirmar que las demandas del colectivo LGTBI son una exageración porque ‘no existe tanta discriminación’ es algo común. Que nos veamos en la necesidad de escribir este artículo es un motivo para desmentirlo.
El otro Orgullo

Aunque también existe cierta controversia dentro del colectivo LGTBI sobre el enfoque que se le da a la celebración del Orgullo. Existen sectores que defienden la celebración de un Orgullo Crítico, donde se distancie de la fachada comercial y donde se critica la poca o nula carga reivindicativa del mismo.

El otro día leí un artículo donde se explicaban detalladamente los motivos por los que no existe el Día del Orgullo Heterosexual, el cual concluía respondiendo a la siguiente pregunta: ¿para quién es el Orgullo? 

Defendía que no es tanto para los hombres y mujeres que suben a las carrozas todos los años, sino, ponía como ejemplo «esa chica adolescente que vive en un pueblo pequeño con una familia conservadora y que no puede ni plantearse salir del armario como lesbiana o como mujer trans» o «ese chico joven que ha sufrido bullying en su instituto desde pequeño por ser como es y ahorra para venir a Madrid a pasar el Orgullo con los amigos que ha hecho por Internet, que también son LGTB, para poder sentirse libre por unos días».

No pensamos en la gente que necesita salir a la calle para ocupar un espacio que se les niega

Al margen de esto, la base está clara. Todavía necesitamos (y necesitaremos) el día del Orgullo LGTBI. 

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