En los últimos años he conocido a varias parejas que, por motivos equis, habían decidido abrir su relación. Al principio recuerdo pensar «No está mal, oye». Si las dos partes se ponían de acuerdo, ¿por qué no? Ahora lo veo más como una ilusión propia de las sociedades utópicas y deconstruidas (esa que creemos ser y no alcanzamos ni por los pelos). 

No hablo de poliamor, sino de abrir tu relación. «Estamos juntos pero ocurren cosas con otras personas». Podríamos llamarlo anulación de la exclusividad. A quienes les funcione —y de verdad, no como dinámica de poder ni chantaje emocional—, enhorabuena. Aun así, me cuesta creer que a una persona a la que se le educa en la monogamia le resulte viable una relación abierta. Siempre he visto debate sobre este asunto. Unos dicen que la monogamia se impone y puede ser tóxica y derivar a celos. Otros creen que las relaciones abiertas son tan solo una excusa para tener la libertad de estar con otras personas.

Abrir una relación es abrir la puerta de tu casa para que quien quiera pasee por allí a placer. Y, seamos sinceros, por mucho que las cosas se hablen, somos animales emocionales. Los riesgos están ahí. «Nada de citas, solo por sexo». Y de una noche de solo sexo surge una conexión. «Nuestra relación es nuestra y de nadie más». Pero con tu ligue de una noche acabas soltando la lengua y hablando de más.

«La abrimos mientras estemos distanciados durante una temporada». Porque todos sabemos que sin sexo la muerte es segura. Aunque, por otro lado, las relaciones cerradas son lo que son. No incluyen garantías. Quien te quiera poner los cuernos lo hará, sea como sea. Pero al menos, si tu pareja estaba exclusivamente contigo, tendrás razón al llorarle por enamorarse de otra persona. «¿Para qué empiezas a conocer a alguien si ya estabas conmigo?»

Supongo que todas ideas son consecuencia de no haber visto aun ninguna relación abierta ni poliamorosa funcional. Pero quiero pensar que es posible, aunque no me lo parezca; en algún lado del mundo hay una pareja que se quiere al mismo tiempo que pasan tiempo con otras personas. Tal vez pueda ser.  

A ti, que me lees, te pregunto: ¿tendrías una relación con tu pareja —aunque ahora no la tengas— aún sabiendo los riesgos que esto conlleva? Si eres capaz de pensar en tu pareja en la cama con otra persona, o teniendo intimidad con terceros, entonces adelante. Podrías pasártelo bien. 

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