Si abrimos un manual de sexología reciente, la simple lectura del índice nos hace reflexionar sobre cómo la sociedad es capaz de atribuir ciertos estereotipos de género (desde una perspectiva estrictamente binaria, por otro lado) a las personas. ¿De verdad depende tu diagnóstico de la sociedad en la que estés inmersa?

¿Qué podemos diagnosticar a alguien de género masculino? Deseo hipoactivo, disfunción eréctil, eyaculación precoz, y otros relacionados con la eyaculación retardada o aneyaculación.

En cambio, si miramos los trastornos de la sexualidad del género femenino, encontraremos deseo hipoactivo, aversión al sexo, vaginismo, dispareunia y anorgasmia.

Y todas vosotras estaréis diciendo: hey, hey, hey, que se dejan atrás la adicción al sexo. Bueno, eso es un concepto que hay que coger con pinzas, porque ya os adelanto que para cumplir los requisitos de ser tratado como “adicción”, no es lo que se entiende socialmente. De cualquier forma, se trata de un trastorno clínico del que se desconoce, actualmente, el curso clínico, los factores de riesgo, etc. Hay mucho camino que recorrer en ese aspecto. Lo único que podemos dejar claro es que ese par de conceptos que tanto se han machacado en el cine (ninfomanía y satiriasis) ya no existe. ¿De acuerdo? Usarlo es retrógrado, tiene una connotación negativa y no tiene ningún sentido. En todo caso, se denominaría hipersexualidad.

Dicho esto, me parece muy conveniente, para realizar la comparación entre géneros y diagnósticos, realizar un cuadro comparativo:

 

¡Ah…! Que no existen personas de género femenino que alcancen rápidamente el orgasmo y eso les provoque malestar (cómo le iba a molestar eso a una tía, ¿no?), ni tampoco que sientan que tardan demasiado en llegar (porque bua, eso es lo típico, ¿no?), vale, vale…

¡Ah…! Que no existen personas de género masculino con aversión al sexo (imposible, qué va, qué va), ni tampoco con problemas para llegar al orgasmo (¡Si lo tienen todo mecanizado, anda ya!), vale, vale…

Entonces… ¿Depende tu diagnóstico de la sociedad y sus estereotipos? Ay, ay, ay, a ver si es que ha ocurrido eso de que, por lo que sea, incluso en el ámbito diagnóstico han trascendido los estereotipos de género…

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