La pasada semana, otro joven más perdió su vida por esta sociedad que maltrata, binariza y castiga la diversidad.

Ekai, un joven transexual de 16 años, ha sido víctima de un asesinato social motivado por la transfobia, el binarismo y el cisexismo impuesto a todas las personas que vivimos en este mundo.

Durante estos días, los diversos colectivos y entidades LGTBIQ de España se han manifestado para denunciar la vulneración de los derechos de las personas trans y el maltrato institucional que siguen sufriendo y que han sufrido a lo largo de toda la historia. Sin olvidar el efecto que tiene la no aceptación y la discriminación en el desarrollo de la identidad y en la calidad de vida de las personas trans.

Cabe destacar, además, que el 83% de las personas trans han contemplado el suicidio y el 41% lo ha intentado, según diversos estudios. Esto nos demuestra el efecto real de la discriminación, invisibilización y estigmatización de la diversidad. En el caso inverso, no obstante, cualquier persona que sea aceptada desde temprana edad experimentará efectos positivos en el desarrollo de su identidad y personalidad.

Sin embargo, el sistema sigue negando a las personas trans el derecho a la autodeterminación de género y a tomar decisiones y ser partícipes activos en su transición. Siendo, a menudo, cuestionadas por sus decisiones y necesidades desde una perspectiva paternalista, capacitista, binaria y violenta. Tal y como ha ocurrido con Ekai y muchas otras personas. Si nos parásemos a analizar los argumentos que se exponen a la hora de, por ejemplo, no permitir a una persona joven acceder a la terapia de reemplazo hormonal (si lo desea), veríamos las contradicciones en los mismos. Se dice que «es demasiado joven», pero, ¿y cuándo es, según estas personas, el momento correcto? Cuando la persona trans es joven, porque es demasiado joven; pero, si es una persona adulta, se dice que «¿por qué no lo dijo antes?».

Es necesario tener en cuenta que cada persona transiciona según sus tiempos, sus necesidades y cuando se siente preparada; y no es asunto de las demás, opinar, decidir ni cuestionar cómo cada persona vive y entiende su transición.

¿No estaremos, más bien, ante un problema de transfobia? Pues sí, la respuesta es que sí.

Y esta transfobia, este cisexismo y todos estos tipos de opresión matan, igual que han matado a Ekai.

Pero el cambio está en nuestras manos. En las tuyas también, de quien estás leyendo esto. Es cierto que en materia de derechos para el colectivo trans hemos avanzado mucho en los últimos años, pero queda por avanzar. Hay cosas que todas las personas podemos hacer, desde nuestra individualidad. Enseñando a la gente que nos rodea, también se logra el cambio; luchando ante las injusticias, defendiendo ante situaciones de violencia, concienciándonos. El cambio no tiene una única forma y entre todas las personas podemos conseguir un mundo en el que la diversidad sea respetada, aceptada y naturalizada.

Artículo redactado por Lipe de Lima y Benjamín Santiago.

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