La gestión de la salud mental empieza a ser cuestionada por muchos, y el tratamiento de esta cobra cada vez mayor protagonismo en los medios. No son pocos los estragos que ha causado la pandemia a la que nos enfrentamos hace escasamente dos años. Y esta, parece ser ahora la razón para que todo el mundo se replantee el tratamiento de la salud mental, el vocabulario comúnmente usado para hacer referencia a estos temas, o la imagen que se tienen de las personas que padecen estas enfermedades. Lo cierto es, que estas reivindicaciones llevan ya mucho recorrido, y el orgullo loco es un ejemplo de ello.

El orgullo loco nace en Canadá en 1993 con una primera manifestación en contra de los prejuicios, que sufren personas que padecen problemas de salud mental. Sin embargo, no es hasta 2018 cuando tiene lugar en España la primera concentración de ‘El orgullo loco’ en distintas ciudades.

A raíz de la pandemia, este movimiento se expande a muchos más lugares del mundo, y comienza a recibir más apoyos. Sin duda alguna, la aparición del COVID-19 nos ha puesto en una situación límite y ha sacado lo peor de cada uno de nosotros. Nos ha hecho darnos cuenta de la importancia de unas buenas políticas para promover, proteger y cuidar nuestra salud mental; las cuales actualmente parecen brillar por su ausencia.

La manifestación del orgullo loco del pasado 28 de mayo

En la última edición de dicha concentración, los activistas por la salud mental se han rebelado en contra del trato recibido por parte de los profesionales, sobre todo en las plantas de psiquiatría. Este es, sin lugar a duda, un reflejo de los prejuicios y la falta de conocimiento acerca de los problemas mentales. Por este motivo, hace escasamente 15 días, se convocaron multitudinarias manifestaciones en las grandes ciudades pidiendo el cese de los ingresos forzosos, la sobre medicación y las inmovilizaciones a las que son sometidos algunos pacientes en las plantas de psiquiatría.

La facilidad con la que son recetados medicamentos, al acudir al médico con un problema relacionado con la salud mental, es indignante. La escasa presencia de psicólogos y psiquiatras en la salud pública no está a la altura de las necesidades que se están demandando actualmente. Son muchas las personas que tienen que esperar meses y meses para recibir una cita, y poder ser tratados. Además, el trato en las unidades de psiquiatría ha dejado mucho que desear desde el momento en el que los derechos humanos han sido vulnerados.

Estas actuaciones responden a la falta de implicación por parte de las instituciones, a las escasas y deficientes políticas dedicadas a la salud mental, y a la ausencia de una educación que visibilice y normalice este tipo de trastornos. Han intentado por todos los medios silenciarlos, hacerles ver que ellos eran los locos, que no merecían un tratamiento digno. Pero ahora, quieren resignificar el término ‘loco’, y apropiarse del discurso tan extendido socialmente, con el fin de reivindicar sus derechos.

 

Manifestacion del Orgullo Loco en Madrid, para reivindicar un modelo psquiatrico diferente. Jaime Villanueva

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