El día tiene ojos, pero la noche tiene oídos. 

Henri Donnadieu lo sabe. Por ello, se autonombra ‘la noche’.

La noche es cálida, la noche es larga: la noche es magnífica para escuchar historias. Que mejor historia para escuchar que la del señor que inventó la oscuridad del disfrute, del desenfreno, de los que mueren lentamente al calor del deseo ‘prohibido’ de la diversidad sexual y que renacen de las cenizas con los primeros rayos del sol para convertirse en tristes oficinistas mal pagados de la jungla de asfalto que es la CIudad de México. 

Los primeros destellos de la noche apenas surgen en el firmamento. El de oriigen francés, Henri Donnadieu está en la puerta de la sala de la librería “Voces en Tinta” con una sonrisa gigante, acogedora, para recibir a todas y todos sus invitados. Como el excelente anfitrión que ha sabido ser en los últimos casi 40 años, gusta de brindar su mano firme a todas las personas que han asistido para ser partícipes de su trabajo editorial: se ha lanzado a escribir su autobiografía.

El libro se llama «La noche soy yo». Su portada con estridentes colores neón nos anticipa parte del contenido: historia noctuna de la Ciudad de México. Sin embargo, esta historia es aderezada, primero, por una interesantísima vida como la de Henri y después por parte de la lucha LGBT+ mexicana. Activismo, combate y resistencia asì como fiestas de antología.

Por su historia personal pasan nombres importantes con tanta ligereza, como la de su saludo cordial y amable: desde Edith Piaf (amiga de su madre), Dalida (amiga suya), hasta embajadores y personalidades mexicanas. En su libro, explica momentos álgidos de la historia LGBT+ mexicana. No faltan desde los irrefrenables inicios de una fiesta de liberación sexual, los inicios de la conquista de derechos LGBT+, la búsqueda de la sobrevivencia después de la pandemia del VIH y el SIDA en los años ochenta, hasta sus pasos más recientes. Tampoco puede olvidarse de los episodios que dieron origen al mítico bar ‘El Nueve’, en Ciudad de México y Acapulco, como pináculos de la contracultura mexicana.

Donnadieu no se asume como activista, es solo un hombre más. Sin embargo, en la remembranza de sus pasos, Henri asume con profunda convicción que las estrellas y el frío del anochecer han nublado su conciencia volviendolo un noctámbulo, y que tal vez, solo tal vez, la noche sea la vida y el sol del día, la muerte.

Invitados y asistentes colman de amor y admiración a ‘El Señor Noche’. Él, humildemente, solo agradece con la mirada casi hecha agua. Todas, todos intentan saludarle, solo sonríe. Les invita un trago en nuevo “Nueve”, varios años después de su clausura, donde habrá un cóctel en su honor. Así inicia una noche más donde él, de nuevo, será quien la reinvente.

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