Jueves 11 de octubre. Reparto de temas de la próxima gala de Operación Triunfo. Llega el turno de María y Miki: Quédate en Madrid, de Mecano. No es ninguna sorpresa: estando en el jurado Ana Torroja, vocalista del mítico grupo español, muchos pensaban que ese momento llegaría más pronto que tarde. Lo que también llegó fue la polémica, y no es para menos. Todo empezó por una de las palabras de la canción: «mariconez». Una palabra que destila homofobia, algo que a María, abiertamente bisexual, no le hacía ninguna gracia. Ella misma decía que cuando se escribió la canción eran otros años, pero no era una palabra que quisiera cantar.

Y es que esa frase ya era cuestionable hace treinta años, pero ahora lo es todavía más. En una sociedad cada vez más concienciada con los derechos LGBT+ y más crítica con las discriminaciones normalizadas del pasado, asociar lo cursi y lo sensible con lo homosexual de forma despectiva ya no tiene cabida. ¿La propuesta de María? Cambiar ese «mariconez» por «gilipollez», cosa que no alteraría el sentido de la canción y que, como ella bien decía, solo ofendería «a los gilipollas».

Comienzan los problemas

De forma casi poética, uno de los primeros en ofenderse fue uno de los miembros del jurado, Joe Pérez Orive, a quien el cambio le parecía poco menos que un atentado a los derechos de autor. Llegó hasta el punto de dar «me gusta» públicamente a comentarios hirientes hacia la concursante… que nadie se sorprende si acaba con una nominación.

La propia Ana Torroja también formó parte de las g…entes ofendidas de Twitter. Curioso, además, porque poco antes Noemí Galera (directora de la academia) había dicho que la vocalista aceptaba cambiar la palabra, aunque prefería que dijeran «estupidez». Pero la cantante aseguraba no haber autorizado ningún cambio, cosa que no le correspondía a ella sino al autor de la canción, José María Cano. ¿Mentira de Galera, cambio de idea de Torroja o tirón de orejas de Cano? Tal vez nunca lo sabremos. La cantante argumentaba también que Mecano siempre defendió la diversidad, el amor libre y la libertad de expresión. aunque al parecer dentro dentro de esa libertad no entra rechazar palabras homófobas ya muy trasnochadas.

Que sí, que Mecano cantó el mítico Mujer como mujer, pero utilizar eso como excusa casi suena al clásico «¡pero si tengo amigos gays!» o, mejor todavía, «¡pero cómo voy a ser machista si tengo madre!». Y tampoco podemos olvidarnos del también mítico (e infame) Stereosexual, que daría para otro artículo completo por toda la homofobia camuflada que encierra, fueran cuales fueran las intenciones al escribirla.

La cuestión es que Ana Torroja defiende la palabra por ser una expresión coloquial, sin darse cuenta de que ese es precisamente el problema: es una expresión coloquial porque normaliza e interioriza la homofobia. Lo que la cantante no parece entender es que ahora hemos avanzado. Como bien dijo Marina Jade, de la anterior edición, «En nuestra lengua hay expresiones machistas y homófobas, y no por ser expresiones dejan de ser machistas y homófobas.»

¿Censura o libertad de expresión?

La guinda del pastel llegó en el primer pase de micros, en el que Noemí Galera transmitió a María y Miki que José María Cano se negaba a permitir el cambio de palabra: estaban obligados a cantar la infame «mariconez». Sorprendente, porque en la misma gala cantan Toxic de Britney Spears, y nadie le ha preguntado a ella qué le parece que cambien una palabra. Hace dos galas se adaptó al español una canción sin ningún problema. Y, en general, nunca pasa nada por hacer cambios menores como modificar pronombres o géneros sin consultar a los autores. Pero aquí sí que parece ser un problema.

Hay quien habla de censura a la canción. Curioso, porque a Becky G el año pasado se la obligó a cambiar una frase de su canción Mayores si quería cantarla, cosa con la que ella misma ha dicho que no estaba de acuerdo. Parece que la liberación sexual de la mujer puede ser censurable, pero no la homofobia. Es, cuanto menos, curioso.

Es imposible no recordar el caso de Rosario, hija de Lola Flores. En una de sus canciones, la Faraona utilizaba la palabra «maricón». No lo hacía como insulto: de todos es bien sabido lo mucho que ella adoraba a su público gay. Años después, su hija Rosario versionó el tema. Era consciente de que los tiempos habían cambiado, de que las connotaciones de las palabras cambian y la sociedad también. Para evitar ofensas, optó por lo más simple y sensato: omitir esa parte de la canción.

¿Otros cambios similares? El grupo Molotov cambió la letra de su canción Puto (mejor no entremos en el título) para suprimir la parte en la que cantaban «matarile al maricón». Y, en las Fallas de Valencia, se cambió el popular «maricón el que no bote» por «borinot el que no bote», gracias a la labor de los colectivos LGBT+.  Una lástima que Mecano no haya sido capaz de la misma sensibilidad.

Las nuevas generaciones revisan los problemas del pasado

Y es que el problema de la sonada «mariconez» no es tanto la palabra en sí, por paradójico que pueda resultar. Ni siquiera es la canción, que es hija de su tiempo y hay que verla como tal. El problema es que, hoy en día, se pretenda prohibir el pensamiento crítico que nos hace ver que una palabra así supone microhomofobia, que no tiene lugar hoy en día, y menos en un programa visto por millones de personas. Nadie censura la canción original ni le prohíbe a Ana Torroja que la cante como quiera. Tan solo se pide que se dé la oportunidad a dos chavales concienciados con la realidad de no cantar una palabra que tan solo sirve para perpetuar los estereotipos homofóbicos y que estos sigan normalizándose en la sociedad.

En situaciones así queda clara la brecha intergeneracional entre las nuevas generaciones, que se cuestionan el pasado, y las anteriores, que en casos como el de Mecano se niegan a hacerlo. Después de todo, queda claro que Miki y María entienden el contexto en el que se escribió la canción, pero Mecano no ha sido capaz de entender el contexto de la actualidad.

Por suerte, esta polémica ha servido para revisar muchas cosas. Noemí Galera, directora de la academia, dijo que los concursantes habían hecho que reflexionara sobre una palaba que a ella nunca le había parecido problemática. Aun así, es un tanto agridulce que afirme que seguirá cantando la canción igual que siempre. Hasta miembros del gobiernos se han mojado: Francisco Polo, Secretario de Estado para el Avance Digital, decía en su perfil de Twitter:

«Mariconez» era homofobia interiorizada en los 80 y lo es ahora. La diferencia es que antes había que callar aunque doliera y ahora NO. No calles ante la homofobia.

El lenguaje refleja la sociedad en la que vivimos, sí, pero también la moldea. Por tanto, revisar el lenguaje y el uso que hacemos de él no es ninguna «mariconez», sino algo necesario hoy en día si queremos seguir avanzando y no echar por tierra todo el trabajo que hemos hecho. Lástima que Mecano haya perdido la oportunidad de dar un paso adelante en lugar de quedarse estancados en sus adorados 80 que pierden buena parte de su lustre al mirarlo con los ojos críticos del siglo XXI. Pero, como ellos mismos cantaban, «ay, qué pesado, siempre pensando en el pasado».

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Un comentario en «Revisar el lenguaje de Mecano no es una mariconez»

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