Se escuchan todo tipo de comentarios durante esta pandemia, y algunos van dirigidos con más tacto que otros. Algunas personas consideran esto un evento histórico, que hay que saber apreciar por encima de nuestras vivencias personales. Otras, insisten que este es el momento perfecto para aprender nuevas habilidades, adquirir nuevos conocimientos y “aprovechar” el tiempo.

Vivimos en una sociedad donde se pone la productividad por encima de nuestras necesidades humanas más básicas. Eso es lo que ha conseguido el capitalismo, que pensemos en cómo podemos sacar partido de esta situación a toda costa a pesar de que esta sea perjudicial para nosotros.

La realidad es diferente. Estamos en una situación nueva, de la que tenemos poca experiencia. Es normal que nos cueste adaptarnos, que no podamos seguir demasiado bien el ritmo de los acontecimientos o que orientarnos se nos haga difícil. Nadie sabe cómo actuar exactamente en estos casos. Nunca antes se ha tenido que hacer.

Lo que seguramente (casi) nadie te ha dicho es que no tienes que demostrar nada. Tus problemas personales no son menos importantes porque ahora haya una situación de alerta global.

Sí, tienes derecho a quejarte de tus propias pérdidas, y a sentirte mal por tus conflictos internos aunque haya quienes te hagan creer lo contrario porque hay personas que lo están pasando peor. Y no, no tienes por qué aguantar el tirón ni romantizar la situación porque sea un “acontecimiento histórico”. Que sea una situación de magnitud internacional que va a marcar la historia no es incompatible con que te sientas mal o te supere todo lo que está pasando.

Hay muchos cambios, tanto como en el trabajo como en los estudios y también personales, y sentirnos abrumados o tristes por esas pérdidas o alteraciones no nos hace egoístas, ni desconsiderados. Todo lo que nos concierne va a afectarnos inevitablemente y eso no quiere decir que no seamos capaces de sentir empatía hacia los demás bajo estas circunstancias.

La salud mental también hay que cuidarla en estos días inciertos. De hecho, ahora más que nunca hay que prestarle atención a lo que estamos sintiendo y cómo lo gestionamos.

Muchas personas, en redes sociales, aconsejan llevar una rutina que nos ayude a normalizar la situación pero, si bien es cierto que los horarios y hábitos pueden ayudar, no hay que perder de vista que estamos en una situación anómala y es probable que no podamos hacer nuestra vida como siempre.

Ante este evento, puede que nos encontremos agotados, sin ganas de nada o necesitemos simplemente desconectar. Seguir el ritmo de nuestra vida normal no es factible porque estas no son circunstancias normales. Ni mucho menos exigirnos a nosotros mismo más de lo que haríamos normalmente porque tenemos más “tiempo” y nos sentimos presionados a ser productivos por cómo nos han educado. De hecho, la sensación de tener más tiempo es, en muchos casos, una ilusión a raíz de estar todo el día en casa. El día sigue teniendo veinticuatro horas y nosotros necesitamos descansar adecuadamente.

Así que me remito a lo ya dicho, no tenéis que demostrar nada. Escuchad a vuestro cuerpo y haced lo que creáis que es mejor para vuestra salud mental. Si creéis que estáis abrumados por culpa de la situación, hay psicólogos que están ofreciendo ayuda psicológica gratuita para hacer más llevadera esta cuarentena.

Y, por favor, quedaos en casa.

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.