Dentro de unos días, se celebra el Día Internacional de la Visibilidad Trans. Más concretamente, el día 31 de marzo, el último día de la semana que comienza hoy.

No se escucha mucho a los medios hablar de esta fecha, a pesar de que es una de las pocas ocasiones en las que se tiene en cuenta a las personas trans. Sin embargo, es importante recordar que es una reivindicación, y que ese día se tiene que tratar como tal.

Es una oportunidad de contar las historias que nadie hace el resto del año, porque parece fuera de lugar; aunque nunca debería estarlo, porque la existencia de la gente trans no es un evento que ocurra una vez al año como la Navidad. Existimos los 365 días del año.

Todo el mundo tiene esa información en el fondo de sus cabezas, pero algunas veces parece ser eliminada por algún tipo de fuerza mayor. La cisnormativa hace mucho daño, eso no es nada nuevo. De repente, alguien que afirma ser muy aliado de la causa se da cuenta de que ha estado olvidando la T que hay en las siglas LGTB… Porque no, no significa torrijas ni tortilla; significa trans.

Un poco de historia.

Este año el Día Internacional de la Visibilidad Trans es un poco más especial, aunque siempre lo es. Es su décimo aniversario.

Incluso si no lleva muchos años celebrándose, el Día Internacional de la Visibilidad Trans ha tenido mucho impacto. Donde más se nota es en las redes sociales. Su fundadora fue una chica que hace activismo trans, cuyo nombre es Rachel Crandall.

En 2009, Rachel se dio cuenta de la falta de más días que celebrasen a las personas trans. Expresó su frustración al darse cuenta de que la más conocida era el Día de la Memoria Trans, una fecha que sirve como luto a todos los miembros del colectivo que ya no están.

Así que decidió que ella crearía una fecha en la que se reconociese a las personas trans que siguen aquí. Luchando. Vivas. Así es como se celebró el primer Día de la Visibilidad Trans.

¿Hay una buena visibilidad trans?

Hace un tiempo se publicó en esta misma página un artículo. Trataba acerca de la representación trans en los medios de comunicación. Ahí se explicaba que el porcentaje de personajes transgénero había incrementado durante el último año. Estaba en su pico más alto de toda la historia de la era audiovisual.

A pesar de eso, la percepción de los miembros del colectivo sigue siendo el factor más importante cuando se habla de visibilidad y representación. Por ese motivo, pasé un cuestionario a alguna gente que se ofreció voluntaria para reunir sus opiniones. Así pude tener una visión más amplia de lo opinan.

Lo primero que les pregunté era si creen que hay suficiente representación de personas trans en los medios y que si era buena, a lo que todos me respondieron de forma negativa. Toda la gente a la que he preguntado concuerda en que hay muy poca información en el sentido audiovisual y que socialmente hablando, no existimos.

«De las pocas que he visto, no están muy bien representadas» comenta una de las personas como respuesta. Uno de los chicos desarrolla más su opinión: «Somos un disfraz para la tele y el cine, y nuestra realidad real no es contada. La poca realidad que se muestra es en tono de burla o poniendo a gente cis que se «caracteriza» de gente trans para hacer el papel, cuando hay gente trans que está sin trabajo por el hecho de ser quienes son.»

Cuando les pedí que me dijesen si habían tenido algún referente trans durante su infancia, la respuesta tampoco fue positiva. Muchas de estas personas no eran conscientes de que la gente trans existía. No al menos hasta que se hicieron más mayores y pudieron informarse por su cuenta.

Hay quienes recuerdan que escucharon por primera vez acerca de eso a través de sus amistades. A veces, incluso por redes sociales. Otros admiten que dentro de sus casas se hablaba del tema de forma peyorativa.

Una chica mantiene el optimismo. «Aunque yo no haya crecido con referentes, les niñes de ahora tienen mucho más donde reflejarse. Espero que elles se sientan menos soles», dice.

En cuanto a si ha aumentado o no la visibilidad trans en los últimos años, todos concuerdan en que lo ha hecho en los últimos años. Sin embargo, hacen el matiz de que ha sido de manera lenta y que todavía falta mucho por hacer.

En su mayoría, opinan que se podría dar más visibilidad al colectivo. Una de las formas más comentadas es dejando que este sea el que cuente sus propias historias. Aunque hay también diversos pensamientos al respecto.

Un entrevistado afirma que uno de los pilares más importantes para conseguir la visibilidad es la aplicación de la ley. «La ley Estatal Trans debería estar ya activa para facilitarnos todo. Pero lo más importante para que seamos visibles es que eduquemos en la tolerancia y el respeto.»

Otra hace hincapié en el tema de la representación. «Estaría bien que se le diese de una vez la misma importancia a una persona trans que a una cis, que se nos dejase hacer nuestros trabajos… Interpretar a nuestros propios personajes. Son nuestras voces, no las de nadie más.»

Una de las respuestas más impactantes que recibo cuando cuestiono si ha habido charlas en el colegio o en el instituto es que nunca ha tenido ninguna. «Literalmente no tuve ninguna charla sobre LGTB+.»

En otras ocasiones, admiten haber tenido, pero estas se centraban mucho más en la sexualidad que en la identidad de género. «Parecía que la transexualidad no existía, que estaba en las siglas por puro adorno. Nos enseñaban sobre el sexo seguro, las enfermedades sexuales y que estaba muy bien amar a cualquier persona, pero nada de ser trans. Ni de bisexualidad, porque siempre asumían que si te gustaba un género, el otro ya no. Incluso llegué a escuchar que eso se llamaba heteroflexibilidad.»

«Nos hablaban mayormente de orientaciones sexuales», dice otra participante. «Siempre relacionando el pene con hombres y la vagina con mujeres. Eran charlas muy cisnormativas.»

Algunos incluso han optado por su propio activismo. «Actualmente quien da las charlas sobre el colectivo LGTB soy yo, así que me centro en visibilizar el acoso escolar que sufre cualquier persona LGTB y ante todo cuento experiencias trans. Es un trabajo duro y complicado, pero para mí merece muchísimo la pena seguir luchando.»

Mucho por mejorar, pero también optimismo.

Por último, les sugerí que enviasen algún mensaje positivo hacia las personas trans que todavía se siente invisibles. Enviaron muchos ánimos y pidieron que siguieran luchando:

«Mis queridas hermanas y hermanos, seguid luchando. Quienes somos visibles no nos olvidamos de que no estáis y gritamos más alto para que también os oigan. Seguid luchando, merece la pena todo el esfuerzo y todo lo que debemos pasar para ser quienes somos. Es duro y a veces la situación nos supera, pero siempre merecerá la pena. Nunca penséis que no hay nadie a vuestro lado, siempre habrá alguien. No dudéis en recurrir a ninguna otra persona trans para informaros o simplemente para que os escuche, nunca dudaremos en tenderos una mano amiga y ayudaros a superar cualquier miedo. Es vuestra vida y tenéis que ser quienes sois, a pesar de que la gente no os entienda, pero sois unas personas válidas, con o sin hormonas, si os queréis operar o no. Sois personas maravillosas, no lo olvidéis nunca.»

«Recordad que sois válidos y válidas ante todo. La hormonación no os define, ni tampoco las operaciones. No dejéis que la gente cis piense que puede apropiarse de vuestra experiencia, haceros sentir inferiores o menospreciaros.»

«A todes vosotres les que os sentís invisibles, yo también me sentí. Todes nos hemos sentido así, pero se sale. Se sale con mucha fuerza y no dejando de creer en vosotres mismes.»

 

Imagen: Propia.

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