Un día me pregunté. Si tuviéramos la oportunidad de hablar con las grandes figuras que movieron la revolución feminista, ¿pensarían que estamos ante esa sociedad que tanto deseaban? Mi respuesta es: no.

La cuestión de la mujer a día de hoy, se trata de un tema de actualidad. Pues, su lucha y sus resultados se vieron reflejados, sobre todo, a partir de la Convención Nacional en pro del Sufragio Universal que incluye a la mujer. Así, la llegada del siglo XXI forma parte de un tipo de siglo que ha conseguido grandes avances sociales. Es decir, un desarrollo sucesivo en marcha del progreso social, aunque como sociedad no podemos afirmar que nos encontramos en la situación preocupante y retrógrada perteneciente a décadas anteriores, sino que estos adelantos a nivel social suponen incluso una gran constatación de la diversidad de ideas que no se habrían alcanzado sin muchos años de lucha a favor de una igualdad para todos.

Sin embargo, a pesar de la gran evolución que han constituido las distintas luchas a favor de la igualdad en sus máximos sentidos, a día de hoy podemos afirmar al igual como hemos mencionado anteriormente, la existencia presente de ciertas desigualdades en comunidades ya sean países desarrollados o no, que se producen alrededor del mundo. Por tanto, volviendo al tema de la mujer, ¿por qué tantos problemas por ser mujer? ¿Tantas responsabilidades designadas, tantas obligaciones en ciertos ámbitos y en otros ciertos no? ¿Por qué encontramos tantos ejecutivos, tantos magnates, millonarios? ¿Y tanta fama a la frase: “son cosas de hombres” al igual “son cosas de mujeres”? ¿Por qué se ha creado esa división que crea conflicto? ¿Qué ha hecho la mujer para merecer ese trato? ¿Cuál es el mal del que ha pecado y del que ha llevado con ella toda una generación, así como la siguiente? o “¿Es culpa de Eva por morder la manzana?”.

La violencia es el último recurso  de los incompetentes – Salvor Hardin

Un día le pregunté a mi hermana: ¿por qué la sociedad si tiene que elegir entre un hombre y una mujer, esta elige al hombre? Y entonces me contestó: “Porque es un hombre”. Esto me hizo reflexionar, pues ¿Qué tienen los hombres que no tengamos nosotras? ¿Se trata sólo de condición biológica, y si es así, por qué nosotras hemos sido consideradas a lo largo de la historia como una figura esbelta, dulce, frágil y protegida por un hombre? ¿Por qué la mujer es considerada como el sexo o el género débil? En un mundo en donde las leyes son creadas por hombres y para hombres. Donde el Estado se encuentra en su mayoría dirigido por hombres y para hombres. En el que los empresarios administran para hombres y por hombres. Y el lenguaje sexista es más notorio en un mundo de hombres y para hombres, las mujeres no tienen mucha cabida en él.

Y, así ¿por qué? ¿Con qué fin? ¿Con su propio fin? ¿Y el nuestro?

Hemos llegado a un momento en la sociedad en la que gozamos de muchos más derechos de los que nos arrebataron en el pasado, sin embargo, ¿podemos hablar de mujeres libres e ilimitadas en pleno siglo XXI? Mi respuesta es no: anteriormente, muchos crímenes, asesinatos y violencias se ejercían por hombres que creían realmente que las causas de sus propios actos estaban totalmente justificados. Así, ¿quién iba a creer que el marido de la esposa infiel iba a matarla al día siguiente sino por haberse dejado llevar de forma apasionada y ambiciosa de su caprichosa lujuria que la llevaría a un cruel destino que todos aceptaban por cometer semejante hecho? Por otra parte, la pregunta correcta de la época sería: ¿quién no iba a apoyarle? ¿Es un error el que te lleva de forma una muerte justificada?

Entonces, ¿qué hacemos con nuestras chicas? ¿Dejamos que mueran a manos de hombres que siguen proclamando a favor de un patriarcado “invencible” a través de resultados sangrientos? o más bien ¿dejamos que la propia sociedad la discrimine como tal para que entiendan su puesto, su rol, su papel en la sociedad?

Desconsoladamente, es un suceso que aún a día de hoy no ha encontrado cura todavía (para quienes siguen justificando lo que nosotras justificamos como dolor) que siempre desemboca en una violencia capaz de usurpar toda una vida. Pues, es violencia quién mata, pero también lo es quién se burla de ello, de las personas que siguen en su lucha, de las que apartan la importancia que debería ser dada. No se puede decir más claro, más consistente ni más duro incluso: antes nos mataban en silencio, ahora nos están matando. Y – sinceramente no sé qué duele más, si ya una muerte asumida o un presente vivo que grita por un cambio en la sociedad ya.

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