¿Sería peligroso no mirar al ser mirado? – Helen Oyeyemi

La isla de Lesbos fue en su día la tierra que vio nacer a Safo de Mitilene, una antigua poetisa griega que Platón catalogaba como la “décima musa”. Safo, a través de su pasión por el amor y la poesía, consiguió ofrecer una creación poética. Fue reconocida como la primera poetisa de la época, sin embargo, ¿qué diría si volviera a mirar a su tierra natal en la actualidad?

La muerte de 34 soldados en la zona de Idlib sirvió como punto de partida para el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y como motivo principal para la apertura de fronteras del país que, a su vez se marcaba como instrumento de presión hacia la Unión Europea, en donde el dirigente ya había reclamado varias veces sobre el incumplimiento del control y la atención por el flujo de personas refugiadas. Como consecuencia, cientos de miles de personas cruzaron la zona de Los Balcanes. Muchos fueron menores no acompañados, poniendo su destino en la Isla de Lesbos como la más cercana, y el campo de refugiados de Moria como su siguiente destino. En Moria reside el mayor campo de refugiados de Grecia – en la Isla de Lesbos -, que cuenta con la acogida de 18.000 personas residentes temporalmente.

Por su parte, el ministro griego Kyriakos Mitsotakis ante el desborde de la situación decretó como resultado el cierre de peticiones de asilo durante un mes a causa de la masificación de entradas al país a través de la frontera greco-turca. Así, exigió apoyo a la Unión Europea, institución con la que no consiguió solo su aprobación en cuánto al cierre peticiones, sino que propuso la reubicación de los menores no acompañados hacia otros países europeos. Esta fue aprobada por países como Alemania, Holanda o Portugal. La alarmante situación en Moria se agrava con el tiempo, así se han hecho virales las tensiones con la policía helena, como el reflejo de una violación en contra de los derechos humanos.

¿Hacia dónde miramos?

A pesar de ello, y, con la llegada de la pandemia mundial a raíz del COVID-19, en estos campos de refugiados no existe la opción de seguir las medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud. A pesar de la dureza que supone el confinamiento, se suman las deplorables condiciones en las que conviven.

En algunas zonas, solo cuentan con un grifo para 1.300 personas. En otras, se denuncia el rechazo a hacerles tests a pesar de poseer los síntomas del virus. Aunque varias ONGs cosan mascarillas y gestionen el acceso al agua, es un problema de mayor envergadura. Con la llegada del coronavirus, los procedimientos de reubicación se han congelado. Los refugiados se mantienen en Moria a la espera de que no les ataque un virus invisible, que apenas pueden combatir al ser escasos los recursos que poseen. La policía helena aún sigue rechazando la entrada de más personas a través de gases lacrimógenos e incluso violencia e insultos, aunque se han denunciado por las redes sociales.

Según Umberto Eco, el «racismo» nace de la proximidad ante alguien que es casi igual a nosotros salvo por un detalle. Este es el pretexto de lo que define como “mirada distanciada” a la que nos encontramos sobreexpuesta. De esta manera, esta “mirada distanciada” propone varios estereotipos en la información que encontramos sobre las personas refugiadas. Pues las relacionamos en su mayoría a través de términos belicistas o la pobreza. Incluso el discurso político se muestra como el predominante.

No podemos olvidar que la palabra “refugiado” viene del siguiente concepto: persona en búsqueda de una situación de refugio. Remarco esto porque es necesario aclarar que muchos medios informativos tradicionales hacen una distinción abismal en ellas. Ni «nosotros» ni «ellos». Necesitamos romper barreras. Y recalco de nuevo “personas”, pues no se tratan de un instrumento por parte de un país. Ni son mercancía que se pueda transportar. Son humanos. Y es algo que la humanidad no debería olvidar.

¿Es peligroso no mirar al ser mirado?

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