Cuando los inmigrantes ilegales eran otros

Abundaban tantos campesinos honrados como criminales autores de los delitos más variopintos. El barco estaba hasta arriba de armas que entendían que serían confiscadas por la policía al llegar, pero poco importaba. Se sabía entonces y se sabe ahora que el hambre, la desesperación y la persecución no le tienen miedo al océano – ni a los muros, ni a las vallas.