Una chaqueta vaquera de su padre, un jersey hecho por ella misma, unos vaqueros de hace años y un bolso transparente de PVC de su última colección. Así va vestida Celia Lacampa, la joven diseñadora aragonesa que apuesta por la “Slow Fashion” para impulsar su marca “Metamorpho”.

  • ¿Tienes alguna inspiración para vestir?

La moda vintage me encanta, las tiendas y el armario de mi abuela me da la vida. Siempre estoy buscando cajas de ropa de mi madre cuando era joven. Tampoco tiro ropa, creo que siempre se le puede dar una segunda vida a una prenda”.

Nos sentamos en una cafetería de la Avenida Goya mientras el cierzo sopla con fuerza.

En primer lugar, hablamos de su decisión de entrar en el complicado mundo de la moda y del diseño, y de su motivación para hacerlo. Se le iluminan los ojos al recordarlo.

Celia, nacida en Huesca, cuenta que desde pequeña le ha encantado personalizar su ropa: chaquetas, camisetas, tote bags… y ha desarrollado su gran pasión, coser, aunque esto no es algo que venga de familia. “Una de mis abuelas sí que cosía, pero a parte de ella nadie, fue por iniciativa propia”

Sin embargo, confiesa que su primera opción no fue moda, sino Diseño de Interiores. “Ahora lo pienso y no hubiera podido, no puedo hacer algo tal cual y enviarlo, como ceñido a un patrón fijo, siempre tengo que modificarlo y darle mi toque personal”.

Pero, ¿Qué le hizo decantarse por la moda? Fue algo tan sencillo como no encontrar nada que le gustara en las tiendas típicas. “Bershka, Stradivarius… todas vamos vestidas iguales, en las graduaciones parecíamos clones, yo quería salirme de eso”.

Al acabar bachillerato, encontró la escuela Hacer Creativo en Zaragoza, donde imparten el grado en Diseño de Moda. Cuenta que muy poca gente conoce esta escuela y encontrarla es tan fácil como “teclearlo” en google. “Aún hay gente que me dice que no he hecho una carrera… A mí me lo dirán, que he estado cuatro años estudiando, sabré yo lo que hago”.

En cuarto de carrera comenzó el proyecto al que ahora, dos años después, se dedica plenamente.

  • ¿Cómo comenzó Metamorpho?

“Metamorpho se inició cuando la gente se interesó por mi trabajo. En cuarto de carrera abrí un perfil de Instagram para mostrar los trabajos de la Universidad y la gente comenzó a pedirme encargos. Así acabó siendo mi marca y decidí apostar por ella, veía que podía funcionar”.

  • ¿Y el nombre?

“Yo soy una persona muy cambiante y me identificaba con la palabra “Metamorpho”, luego pensé que la moda es como las personas, que cambian. Entonces que mi marca se llamara así me pareció perfecto, porque no quería hacer cambios drásticos pero si evolucionar por distintos caminos”.

Entre risas, cuenta que tuvo que añadirle su nombre a la marca para que apareciera en los resultados de Google. “Se ve que Metamorpho es un superhéroe, una roca o algo así, yo no tenía ni idea, así que se quedó Celia Metamorpho”.

Dese un principio, esta diseñadora tenía claro que su marca iba a ser una abanderada del “Slow Fashion” o “Moda sostenible”, lo contrario a la ropa que se produce en cadena. “Somos la competencia de una industria contra la que no podemos competir”.

Este movimiento cada vez tiene más adeptos, sobre todo después de la tragedia ocurrida en una fábrica de Bangladesh, donde 1000 personas murieron al derrumbarse un edificio donde producían ropa de forma industrial.

“Hay que ser consciente de lo que es comprar a las multinacionales, buscar por internet información de cómo se produce, ver documentales, películas. En “Machines”, por ejemplo, va de un hombre que se mete a grabar en una fábrica textil de la India y se ve perfectamente cómo trabajan 16 horas diarias, duermen allí encima de las telas… Esas cosas son las que hacen cambiar un poco de opinión, pero de la opinión al acto es otro tema. La gente piensa, ¡qué mal! Pero a la hora de comprar se quitan eso de la cabeza y van a Zara. Hay que ser conscientes y ponerse en la piel de las personas”.

Por lo tanto, todos los materiales que componen las prendas de “Metamorpho” son recuperados, reciclados y crean el mínimo residuo posible. También las componen telas que Celia adquiere en tiendas ecológicas y además utiliza retales para accesorios, tarjetas o etiquetas.

“Materiales de empresas que han cerrado y aún les queda stock, empresas que lo que les sobran me lo dan… Gente que tiene telas muy antiguas me las da y yo las utilizo. También intento comprar siempre en tiendas especializadas en tejidos sostenibles y ecológicos. Ahora he conseguido que una empresa de lonas, como las de las carpas de pilares, me dejen tela que les sobre para mis diseños” afirma emocionada.

Celia tiene un taller en Huesca, donde se crea toda la magia. La forma de funcionar es muy siglo XXI y generación millenial, el Instagram. “Lo suyo sería tener una página web en el futuro, pero ahora lo hago todo por mensajes de Instagarm, y las entregas en mano o por correo”.

Utiliza la plataforma para colgar fotos de sus trabajos y le van llegando peticiones. La gran ventaja es que al no tener un stock fijo, puede personalizar los diseños al gusto del cliente.

Lo más demandado –cuenta con cierto desdén- son complementos, como las pajaritas. “Nadie te encarga ropa, para eso se van a Zara”.

  • ¿Cuál es tu prenda estrella?

“Este bolso trasparente –me lo enseña- está hecho con PVC y se ha vendido muy bien. Cuesta 30 euros. También hago carteras y neceseres de este estilo, aunque los que salen mal me los quedo yo, jaja”

Este año Celia ha sido una de las participantes de la segunda edición de la Aragón Fashion Week. Gracias a ello se pudo reencontrar con la creatividad y el diseño de prendas creando dos colecciones para los desfiles Hilvana y Fashion Rebelion.

Para el primer desfile, contactaron con ella gracias a que su marca es “Slow Fashion” y pudo formar parte de un proyecto solidario que muestra la parte más bonita de la moda. La inspiración llegó al ver la tela, cuyos dibujos le recordaba a la forma de los ojos. Confiesa que estéticamente le gustan, pero esta vez quería darle un trasfondo.

“Estuve investigando y descubrí que los ojos podrían llegar a significar avaricia y codicia gracias a una cita de la biblia de Lucas 12:15 y por eso se llama así la colección: “12:15”. Los ojos ven todo lo que quieres y una vez lo localizas, tienes que cogerlo en algún sitio, y por eso toda la colección está repleta de bolsillos, cuerdas y enganches para poder atar, amarrar y guardar todo lo que tus ojos quieren”.

 

Yo la descubrí en ese desfile y me enamoré de la estética, de los patrones y de la reinvención de su ropa. Gracias al flyer que dejó en los asientos de cada invitado, que contenía un trozo de tela con su sello estampado, preste especial atención cuando dijeron su nombre por los altavoces y las luces de neón anunciaron el inicio de su colección.

Tímida, salió a saludar al público cogida de la mano de una modelo. “Lo de saludar lo llevo fatal, siempre pregunto que cuál es lo mínimo que hay que salir, pero también entiendo que el público quiere conocer a los diseñadores”.

Se le notaba nerviosa, ¿pero tanto como minutos antes de mostrar su colección en lo que sería su primer desfile de la Fashion Week? Cuenta que tuvo que estar tres horas antes, pero el caos comenzó la media hora previa a presentar 12:15. “Compartíamos modelos y éramos cinco diseñadores, cuando una llegaba tenía que desvestirse y luego ponerle tú la ropa a contrarreloj, un estrés”.

Al día siguiente, desfiló en el Museo Zaragoza, presentando la colección “Experimentos a media noche”

  • ¿Estas prendas también tienen una historia detrás?

“Está inspirada en el momento en que un artista pasa todo el día intentando que le llegue la inspiración y no lo consigue. Cuando ya desiste y quiere irse a dormir, de repente le llega una lluvia de ideas y se le juntan unas con otras, formando collages.”.

Ha querido representar ese momento en los tejidos, que están entremezclados, hay bolsillos, parches… y los tejidos combinan forro y acolchado.

Además de estos desfiles, ha participado en otros proyectos de renombre como “Al hilo de Pertegaz”. En él se agruparon distintos artistas aragoneses para hacer un homenaje al gran diseñador turolense. Ella colaboró con la artesana Ruth Malasartes. También en la pasarela de nuevos talentos “Spring Fashion Show” que se celebró en la sala Oasis.

Mira el reloj, tiene que ir a la escuela de diseño a recoger los flyers que sobraron y más tarde coger un tren hasta Huesca, y entonces…

  • ¿Por qué decidiste impulsar tu marca en Aragón y no irte a un lugar más cosmopolita como Barcelona o Madrid?

“Todo el mundo que es de aquí y hace algo creativo tiende a irse fuera. Luego se quejan que no hay nada aquí… ¡Es que yo me voy porque no hay nada! Pues precisamente porque todo el mundo se va no hay nada. Además Barcelona y Madrid están sobre saturadas. No es cuestión de dejar todas las demás ciudades de lado. Cuando la gente se empiece a quedar, empezará a haber”.

Sin embargo, uno de los problemas a los que se deben enfrentar los diseñadores pioneros que deciden quedarse y apostar por su tierra, es la falta de trabajo que hay en las empresas. “Al no tener un volumen de ventas grandes porque todo el mundo se va a comprar a las grandes multinacionales, las empresas que hay en Aragón van justas. Tienen trabajo, pero no da para contratar a mucha gente”. Ella vio más rentable impulsar su propio proyecto.

Para finalizar, aprovecha para hacer un llamamiento a la concienciación y anima a apostar por la moda lenta. “Cuando vas a comprar algo, desglosa el precio. En estos 12 euros que cuesta esta camiseta, la mitad son impuestos ya, pues de ahí se ha cultivado el algodón, se ha recogido, se ha hecho el tejido, se ha cosido, teñido… De allí ha ido a otra fábrica, lo han diseñado, patronado, cortado, confeccionado y ha venido hasta un almacén en España y de ahí a la tienda donde lo estás comprando ¿Y todo eso cuesta que, 12 euros? No.”

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