La semana pasada se expuso todo lo que ya sabíamos: en el sistema educativo de España existen muchas fisuras. En España, el 30% de los estudiantes de 15 años han repetido, al menos, una vez de curso, y las tasas de abandono escolar son del 16%. Esta información, proporcionada por Pilar Alegría en el Consejo de Ministros, como si fuese algo desconcertante, nos ha generado de todo, menos alarma.

Las medidas que se han presentado, bastante cómicas para el gusto de algunos, han sido, por un lado, que los alumnos se podrán presentar a la selectividad con un suspenso, que no habrá exámenes de recuperación en la ESO, y que por consecuencia, los alumnos podrán titular sin tener todas las asignaturas aprobadas. Como ya nos esperábamos, una vez más tomando medidas que no sirven para nada, al menos para los estudiantes. ¡Qué poco nos gusta quedar mal ante la UE!

El hecho de que los alumnos se puedan presentar a la selectividad con una asignatura suspensa es bastante ridículo, ya que por mucho que los estudiantes puedan hacer ese examen, la nota media de bachillerato incluiría el suspenso. Por lo tanto, la nota de esa persona sería incluso más baja que aprobando la asignatura. Obviamente, esta medida viene al pelo para todo aquel estudiante al que se le dificulte una asignatura, y queriendo presentarse o no a la selectividad, tenga ganas de terminar esos dos años llenos de presión y ansiedad. No obstante, hay que recordar que la selectividad es como los Juegos del Hambre, o te matas a estudiar, o te quedas con lo que te toca. Así que, si sacas buenas notas, no te preocupes porque esta medida no va a hacer que los que hagan la selectividad con alguna asignatura suspensa te vayan a quitar la plaza en la universidad de tus sueños.

Por otro lado, en cuanto al hecho de que no haya exámenes de recuperación en la ESO, probablemente esto sea un alivio para muchos, tanto para alumnos, como para padres y madres que no tendrán que volver a ver a sus hijos memorizar como máquinas todo el contenido de una asignatura, para luego escupirlo en un folio que determinará si el alumno tiene las competencias básicas. Competencias que, en muchos casos, dependiendo de la asignatura e intereses del alumno, serán olvidados post-examen -porque no creo que sea necesario recalcar que cada persona tiene preferencias distintas en cuanto a asignaturas-.

Lo que han decidido hacer es que el personal docente decida si esa persona ha adquirido o no las competencias básicas para dejarle pasar de curso. La pregunta es ¿no se supone que eso lo determinaban los exámenes? Entonces, si suspendiendo, que supuestamente significa que el alumno no ha conseguido las competencias básicas, el profesorado va a determinar si el alumno ha adquirido esas competencias o no, ¿para qué se siguen evaluando a través de los exámenes?

Una vez más, la forma de solucionar los suspensos obviamente no es mejorando el sistema educativo, y con ello, la forma de impartir clases. La mejor solución que ha dado el Gobierno es que el equipo docente decida si una persona ha adquirido o no las competencias básicas. Algo que obviamente es super justo, porque la subjetividad de una persona nunca jamás de los jamases influye en ningún tipo de decisión. Ojo! Aquí no se está cuestionando la capacidad de docencia del profesorado en general, que de algunos profesores sí, pero sí se está cuestionando la falta de objetividad en esa toma de decisiones.

Además, volvemos a lo mismo. Toda aquella persona que por casualidad quiera estudiar un grado medio en vez de cursar bachillerato, tiene un problema, ya que la nota para acceder a esos grados medios es la media de la nota de 4º de la ESO. Por lo tanto, habrá que ser astuto y escoger con “criterio” que asignatura vamos a suspender. Al final, parece que las medidas están hechas para que acabemos todos en el mismo sitio y sin ningún tipo de facilidad.

Estas medidas, ya aprobadas por el Gobierno a través del Real Decreto de Evaluación, Promoción y Titulación, que da nuevas instrucciones a los profesores para 2021/2022 y 2022/23, ha tenido opositores, como son Madrid, Andalucía, Galicia, Castilla y León, y Murcia, quienes consideran que “este nuevo sistema rebaja la exigencia”. Porque claro lo importante aquí no es si los alumnos están aprendiendo o no, sino el nivel exigencia, aun a sabiendas de que ese nivel de exigencia no genera más que ansiedad. Aunque lo mejor de todo no son las nuevas medidas, sino que tres medidas hechas en el horario de recreo se consideren un “nuevo sistema”.

Se ha argumentado que estos cambios se están realizando con la finalidad de que los suspensos no determinen si los alumnos pueden o no pasar de curso, y si obtienen o no el título de la ESO y Bachillerato, sino que son medidas que quieren mejorar las estadísticas. Una vez más, como nos gusta quedar bien con los demás. Resulta que el sistema educativo no ha importado, hasta ahora, que España ha quedado mal ante la UE.

Pero, ¿por qué poner un par de medidas que no sirven para mucho, en vez de cambiar el sistema educativo en general? La respuesta que te podrían dar es clara: es mucho trabajo, y no se puede llevar a cabo en 4 años de candidatura. Sin embargo, existen muchas soluciones, pero como siempre, lo sencillo es ir a lo fácil. ¿Para qué van a cambiar todo un sistema ahora, si dentro de un par de años el siguiente partido lo va a volver a cambiar otra vez? Supongo que lo mejor y lo más fácil para todos sería establecer un sistema que beneficie a los estudiantes, lo que significa que hay que centrarse solo y exclusivamente en ellos. Una idea por ejemplo, sería disminuir la ratio del alumnado y contratar a más profesores, para que así los alumnos tengan el apoyo necesario en las aulas, ya que cuantos más profesores haya, más proyectos se podrán hacer, además de realizar la innovación educativa: como la comunidad de aprendizaje, y el aprendizaje por servicio, en los que la comunidad educativa forma parte.

Se lleva diciendo durante muchos años que existen muchas formas para aprender que no sea “memorizar y escupir” la información, y que muchas veces la práctica constante es lo que hace que realmente aprendas. De hecho, todo el mundo se las da de que quiere que sus hijos o hijas tengan la mejor educación, que aprendan… el mismo gobierno, o bueno, los políticos en general cuando llegan al poder, prometen reformas ante estas quejas. Pero luego, ¿qué hacen? Hacen las mínimas reformas, lo típico de: “que aparezca que hemos hecho algo”, pero en realidad no hemos hecho nada.

No obstante, hay que ser realistas, teniendo en cuenta que el sistema educativo en España es lo más cercano a nefasto, no creo que haya necesidad de tener a un adolescente torturado con una asignatura en la que se le exige memorizar y escupir, y aun menos si el profesor no pone de su parte para mejorarla. Al igual que es innecesario repetir curso un montón de veces, ya que es una pérdida de tiempo. Al final, a los que realmente les interesa la educación, siguen esperando a las medidas de verdad.

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Un comentario en «Todas las fisuras de la nueva ley de educación: una excusa para no cambiar el sistema de raíz»

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