Libertad

Como cada día, llegó el momento. Por fin podía huir de todo aquello que hubiera ocurrido durante el día. Daba igual que su mañana hubiera sido terrible y sintiese que el mundo estaba en su contra. Fue a su habitación, fue a por su mochila y salió de casa. Caminó hacia su sitio preferido del mundo: el parque de skate. 

Llegó su momento de libertad, de coger su skate y que el mundo frenase por un momento, que en su cuerpo solo hubiera alas de libertad y en su mente solo hubiera espacio para su pasión. Porque las peores rejas no se ven y las mejores alas solo se sienten. 

Y es que, realmente, cada persona tiene algo que le hace libre por un instante. A él lo hacía libre volar sobre cuatro ruedas. 

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.