La Casa Encendida es un espacio sociocultural que está ubicado en Embajadores, uno de los lugares más auténticos y castizos de Madrid por antonomasia. En este centro se organizan multitud de actividades audiovisuales como ciclos de cine, conciertos y exposiciones desde una óptica transgresora consiguiendo sobrepasar, en muchas ocasiones, lo vanguardista. La Casa Encendida acoge toda una colección de experiencias artísticas que se actualizan y renuevan constantemente, y que además comparten una misma lógica, la de desafiar al status quo.
Dentro de la variedad que ofrece el espacio, desde Código Público asistimos a una parte del proyecto expositivo ‘Un rastro involuntario’. El proyecto en sí consiste en una narración comisariada por la organización independiente This is Jackalope y está dividida en varios actos en los que se retratan los rastros que dejamos inconscientemente. El enfoque de cada uno de estos actos aborda diferentes temáticas que van desde las nuevas formas de existencia hasta profundizar sobre todo aquello que se queda en los márgenes, lo significativo de los resquicios.
Es un ejercicio reflexivo acerca de lo que conlleva el ‘ser y estar’ en el universo hoy, un diálogo sobre la consciencia y la identidad en función de la percepción y del lenguaje de los nuevos entornos. El ciclo se reparte en cinco episodios que se han ido sucediendo cronológicamente desde el 5 de febrero del año pasado.
‘¿Dónde has estado todo este tiempo?’
Una propuesta visual filmada por Agnieszka Polska, artista polaca residente en Berlín. En
su obra trata temas como el lenguaje, descrito como ‘un código que construye tanto el
cuerpo físico como su representación en el mundo virtual’. La pieza ofrece una perspectiva
de visualización diferente que aspira a despertar las emociones del espectador así como
también desencadenar en él una respuesta física.
‘Flor de mayo’
Los artistas David Horvitz y Javier Cruz comparten en la exposición sus inquietudes dentro
de un marco que engloba la cotidianeidad, tratando de conectar y conversar con el
espectador a través de pensamientos poéticos que abordan cuestiones filosóficas como la
dimensión espaciotemporal o la percepción del mundo que nos rodea.
‘Aún aprendo’
El británico Jonathan Baldock se inspira en la pintura de Goya con el mismo nombre, Aún
aprendo, en la que se representa a un anciano que camina, dentro de sus posibilidades,
apoyándose en dos bastones. La exposición de Baldock reproduce un paisaje que apela
sensorialmente al espectador y que le invita a conectar con la tierra, así como a
replantearse cuál es su sentido desde lo más personal.
‘Tú, el mundo y yo’
Este visionado de Jon Rafman es la cuarta entrega del proyecto. Rafman ahonda en los estragos que dejan las tecnologías, las implicaciones que trae consigo el ciberespacio y la manera en que repercuten en la experiencia humana contemporánea. Para Jon la capacidad de lo digital es infinita, nada desaparece sino que cualquier interacción deja una estela a su paso, y así lo refleja el autor en las dos piezas que componen ‘Tú, el mundo y yo’.
La primera es una sucesión de imágenes que él mismo ha seleccionado meticulosamente a partir de Google Street View, ya sea por su carácter poético o por que tengan una narrativa contundente. Este ha sido el resultado de paseos virtuales de muchos kilómetros de distancia, en palabras de Rafman se trata de ‘fotografías que nadie tomó y que nadie tiene’.
Producción y montaje por Raquel Pérez//Música: KLK-Arca, Rosalía
La segunda muestra es un vídeo realizado en 2010 que profundiza sobre la dificultad de recordar a alguien cuando no se tienen imágenes de esa persona, y, en caso de poseer algún ‘vestigio digital’, se demuestra lo vulnerable que resulta esto al existir la posibilidad de desvanecerse y desaparecer por siempre. De nuevo, vía Google Street View y Google Earth, el artista explora lugares donde estuvieron él y su amada, la que es protagonista de su obra, para así encontrar recuerdos perdidos.
‘Esperando activación’
Planteada como una performance, esta última pieza, fruto de Hanne Lippard y Claudia
Pagès, se trata de una reflexión sobre la mercantilización del lenguaje en la era actual. Su
narrativa refleja el proceso degenerativo al que se enfrenta la comunicación, la
metamorfosis por la que pasa hasta llegar a convertirse en una forma de imposición y
violencia verbal.
Desde 2020 nos acompañan tiempos raros, de pandemia, confusos y espirituales. Y, paralelamente, reflejo de esto es el ciclo ‘Un rastro involuntario’, una exploración intimista del yo que no deja de aportar una visión fresca y actual sobre los cambios, la forma en que los individuos los afrontamos e inherentemente, las percepciones que adoptan nuestros cuerpos y mentes. Todo queda bien hilado, la conexión entre los actos es más que plausible y al final el espectador consigue saciarse de una narrativa ficticia, cuanto menos irracional, en la que sobresale lo corpóreo y performático.
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