El pasado 3 de noviembre se conoció la noticia de que ‘La trinchera infinita’, de los directores Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, estaba nominada a los premios Oscar como mejor filme internacional. El drama protagonizado por Antonio de la Torre y Belén Cuesta –quien se llevó la mejor interpretación femenina en los Goya por este papel– encarna la historia de los conocidos como los topos del franquismo. 

El primero de abril de 1939 se puso fin a la guerra civil, o por lo menos eso indicaba el parte que se divulgó esa misma jornada: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. Sin embargo, como bien auguraron algunos, el martirio solo acababa de empezar, ya que las represiones siguieron presentes por parte de los vencedores de la guerra. Al mismo tiempo, la resistencia armada de los maquis y de los guerrilleros antifascistas se mantuvo en pie y para los exiliados a la fuerza tampoco había llegado aún la paz tan ansiada. 

Los topos del franquismo

Se conoce como topos a aquellas personas que vivieron escondidos durante años e incluso décadas por miedo a las represalias. El perfil principal es de hombres que habían pronunciado abiertamente sus ideas políticas -contrarias a las del régimen- pero sin cargos criminales. Estos se escondieron en rincones tan insólitos como una cuadra, armarios, detrás de falsos muros o casi enterrados bajo tierra. Como bien plasma ‘La trinchera infinita’, esos años de encierro no fueron nada fáciles ni para quienes se escondían ni para sus familiares. Además, muchos eran los peligros a los que estaban expuestos, desde las fuerzas franquistas que les perseguían, como vecinos que trataban de desenmascararles. La mayoría de estos topos salieron a la luz tras publicarse en 1969 el decreto ley por el que se declaraba la prescripción de todos los delitos cometidos con anterioridad al 1 de abril de 1939. 

La historia producida por Garaño, Arregi y Goenaga narra concretamente el tormento que vivió el último alcalde republicano de la ciudad malagueña de Mijas. Manuel Cortés Quero, conocido como “el topo de Mijas”, permaneció confinado en su propia casa durante 30 años. Este papel es el que interpreta Antonio de la Torre -Higinio-, junto a la que aparece como su mujer, Rosa, interpretada por Belen Cuesta. Pero, además, esta película retransmite la situación que vivía la gente durante esos años y su mentalidad. 

Situación económica después de la Guerra Civil  

Al principio de la película, cuando Higinio tan solo lleva unos días escondido, se ve una escena en la que tras saquearles la casa tratando de encontrarle, les derraman todas sus reservas de alimentos. Instantes después aparece un perro de la calle en busca de esa comida vertida por el suelo. Entonces, el protagonista lo ahuyenta para, a continuación, terminar de comerse los restos que ha dejado el perro. Esta escena de la película es un claro ejemplo del desabastecimiento alimenticio que sufrieron los españoles tras la guerra civil. Un mes después del fin de la guerra civil, se promulgó la cartilla de racionamiento, por la que los dirigentes de la dictadura asignaban los escasos recursos alimenticios y de primera necesidad. 

 Esperanza por la victoria aliada

En numerosas ocasiones se escucha en las conversaciones entre los protagonistas la esperanza por que ganen los Aliados en la II Guerra Mundial, y la fé en que esa victoria derroque a Franco. Esta confianza se refleja en el momento en el que hablan de tener un hijo, pero más adelante: “vamos a  darles un tiempo a los aliados”. Lo mismo ocurre con el intenso interés que pone Higinio en las noticias que escucha en la radio sobre esta contienda. Y de la misma manera, se demuestra esta felicidad por la victoria aliada cuando. Al oírlo por la radio -“Alemania se rinde sin condiciones, ha terminado la guerra en Europa”-, ambos protagonistas lo celebran mientras se escucha el pasodoble ‘Campanera’ de la cantante Estrellita de Palma. 

España entró en la ONU -Organización de las Naciones Unidas- en 1955. Tanto Higinio como Rosa siguen de cerca la actualidad internacional que prevén que puede influir de manera positiva en la situación española. A esta anhesión en la organización, ella exclama: “Pero, ¿estos países saben lo que está haciendo Franco aquí?”, después de que su marido asegure que se trata de “una agrupación de naciones que se han juntado para resolver los problemas de manera pacífica”. 

Clandestinidad homosexual

Es sabido que hasta el año 2005 no se aprobó el matrimonio homosexual en España. Por tanto, durante los años del franquismo, todavía quedaban muy lejanos los derechos del colectivo homosexual. O sin ir tan lejos, aún seguían estando mal vistas las relaciones no heterosexuales. En la película podemos percibir esta mentalidad en las conversaciones entre los dos hombres que se cuelan en la casa de los protagonistas, pensando que está vacía, para mantener relaciones sexuales entre ellos. “Si ahora te aseguran que nadie te va a decir nada por besarme en la calle, ¿tú lo harías?”, dice uno de los hombres homosexuales al otro, mostrando la cohibición de las libertades del colectivo LGTBI+. 

Desarrollismo

Con la llegada de los años 60, España comenzó a percibir un desarrollo económico en alza dada la tendencia a la modernización de la sociedad que quiso seguir Franco imitando a los vecinos europeos. Se fue conformando una sociedad progresivamente instalada en la cultura del consumo masivo y el disfrute del ocio, con una renta per cápita en aumento. Pero también trajo como consecuencia un crecimiento de la población -Baby boom-; la despoblación de la España rural, con un primer flujo migratorio externo hacia el centro de Europa y un segundo éxodo interno hacia las ciudades industrializadas. A esto le siguió un intenso proceso de urbanización, la aparición de una nueva clase media, el aumento de los niveles de alfabetización y escolarización, entro otras consecuencias. 

Este desarrollismo que vivió España desde los años 60 hasta mediados de los 70, se plasma en ‘La trinchera infinita’ a través de los cambios que se perciben en la vida de los protagonistas. En primer lugar, el hijo de los protagonistas hace un viaje a la playa. Por otro lado, la familia se compra una televisión, lo que denota que ya hay cierto incremento económico como para comprar más allá de los bienes de primera necesidad.

Este mismo aspecto se aprecia en las revistas que ojea Higinio, en las que se muestra el boom del turismo en las playas españolas. Esta llegada de turistas proporciona un ligero cambio en la mentalidad de la gente. También abre las puertas a los ritmos de música europeos como el rock americano, la música ye-ye francesa y el beat británico. En la película podemos escuchar la canción ‘Eres diferente’ de Los cinco latinos, con la que se expresa este cambio en la vida de los españoles. 

Décadas de confinamiento  

A toda la situación que vivía España durante los años de posguerra, para los conocidos como topos del franquismo se le sumaban otros factores. El hecho de perderse la vida de sus seres queridos por estar escondidos, el fingimiento de su propia muerte, y el delirio que ese encarcelamiento implica. Sin embargo, el final de ‘La trinchera infinita’ marca el sentimiento de libertad que seguramente vivieron todos estos hombres cuando, tras décadas de confinamiento, pudieron salir libres a la calle. Es el momento en el que Virginio sale con su mujer por primera vez tras décadas de encierro, y se paran frente a la puerta de su antigua casa. Allí, el vecino que le había denunciado mira desde la parte interna de la ventana la libertad del protagonista.  Sin duda, una escena esperanzadora, de libertad y un cambio de roles. 

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