El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, fue reelegido este domingo para un segundo mandato tras arrasar en las urnas a sus contrincantes

Las elecciones suponían un mero trámite después de que la Corte Suprema de Justicia salvadoreña, llena de magistrados nombrados por Bukele, le diera el visto bueno para volver a presentarse en un país donde la Constitución prohíbe la reelección inmediata del presidente.

Pero, ¿cómo es esto posible?

La Constitución del país centroamericano prohíbe que «una persona que haya ocupado el cargo por más de seis meses en el mandato anterior o en los últimos seis meses anteriores al inicio del período presidencial» pueda ser aspirante a la presidencia, tal como informa Europa Press.

Los magistrados, sin embargo, sostienen que el fallo emitido no implica de facto que el candidato llegue a ser electo, sino que «el pueblo tendrá entre su gama de opciones a la persona que en ese momento ejerza la Presidencia«.

El régimen de excepción que el presidente decretó en 2022 supuso un antes y un después para El Salvador. Un punto de inflexión cuyas reverberaciones se han extendido por toda la región latinoamericana y más allá. El relato ya se ha vuelto leyenda: Bukele declaró la «guerra contra las pandillas», las temidas maras que llevaban tres décadas aterrorizando el país, y acabó con ellas en cuestión de meses, encarcelando a más de 75.000 personas y construyendo la prisión más grande del mundo para albergar a hasta 40.000 de ellas.

Los últimos cinco años se han denunciado detenciones arbitrarias de inocentes, torturas y muertes de detenidos: con Bukele, las fuerzas de seguridad pueden detener a cualquier persona sin orden judicial con pruebas tan endebles como una denuncia anónima, el gobierno tiene acceso ilimitado a las comunicaciones privadas y los detenidos pueden ser recluidos sin cargos.

La oposición ha calificado al presidente de ser un autócrata moderno. Y él, en respuesta, se ha jactado de su abuso de poder en varias ocasiones: «Soy el dictador más cool del mundo», ha llegado a pronunciar. Bukele ha advertido de que un voto a favor de la oposición significaría una vuelta al pasado: «La oposición podrá lograr su verdadero y único plan, liberar a los pandilleros», dijo en un vídeo semanas antes de las elecciones.

¿Qué es democracia y porqué Bukele no cumple con ella?

Aristóteles habló sobre esto y dijo, «La democracia surge de la idea de que aquellos que son iguales en cualquier aspecto son iguales en todos los aspectos; porque los hombres son iguales por naturaleza, son iguales en su derecho a la libertad y a la igualdad ante la ley«.

¿Bukele es igual ante la ley? La respuesta es obvia, no. Pero, ¿ha mejorado tanto el país como para que se erija como líder por encima de la propia Constitución de El Salvador?

Según estos, El Salvador registró 7,8 homicidios por cada 100.000 habitantes. Muchos, muchísimos menos que en 2015, pero esto no le convierte en el país más seguro, y es que otros, como Chile o Perú, cosecharon tasas aún más reducidas. Además, la seguridad de un país debe medirse desde una perspectiva mucho más amplia que la de, simplemente, el número de homicidios. Así, por ejemplo, la tasa de criminalidad total en El Salvador continúa situándose entre las más altas del mundo.

El mandatario llegó al poder con una promesa clara: librar al país del poder de las maras. Y para cumplirla, se ha esmerado en darle la vuelta a la política de seguridad en El Salvador, poniendo todos los instrumentos legales, económicos, policiales y militares a alcanzar la nueva prioridad máxima, que no es otra que atajar el crimen organizado.

Bukele ha sobrepasado la Constitución salvadoreña, pero, en esencia, todos los habitantes del país creen y están convencidos de que lo mejor para ellos es mantener al líder del partido, Nuevas Ideas, en la presidencia del país. Solo los años posteriores a esta reelección nos dirán si ha sido de manera acertada o no.

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