En los años 60 la ciudad de Madrid crecía y barrios como Moratalaz comenzaban a poblarse. En el desarrollo del barrio se proyectaron varias iglesias pero pocos colegios. Por ello, muchos padres y madres que participaban de comunidades críticas con el régimen se organizaron y crearon una escuela donde se impartía una enseñanza progresista e innovadora desde la gestión democrática.

Para ello hacía falta un espacio; por eso la Parroquia Visitación de Nuestra Señora cedió unos terrenos y los fundadores hipotecaron sus pisos para pagar los gastos. Se levantaron seis barracones llamados aulas listos para operar en septiembre de 1970. Estos barracones ya son historia y el colegio se ubica desde 1985 en la calle Lituania, 8.

Nos enseñan las dos caras de la moneda para hacernos pensar y que saquemos nuestras propias conclusiones

El nombre que se puso a esta escuela era una declaración de intenciones, Colegio Siglo XXI. Esos padres se organizaron en forma de Cooperativa de padres y madres para empezar a construir el modelo educativo de sus hijos (Cooperativa COIS), vigente hasta el día de hoy, y siendo un caso casi excepcional en España.

El centro está dirigido por Begoña López. Ella conoce bien el colegio, lleva más de 30 años enseñando como profesora de Geografía e Historia, Cultura Clásica y Ética (y sus sucedáneos nombres debido a los cambios por las diferentes leyes educativas) en la etapa de la ESO.

“Me siento parte del colegio y estoy muy vinculada a él, no es solo mi trabajo. Al trabajar con personas no desconectas nunca y siempre estás buscando temas para provocar la curiosidad por aprender a los alumnos” cuenta al hablar de cómo vive el colegio. Algo que provoca educando el pensamiento crítico y autocrítico del alumno, buscando el por qué a todo intentando para comprender lo que sucede y sucedió haciendo paralelismos entre la historia y la actualidad para evitar la doble moral.

Algo que Blanca y Diego, alumnos de 4º de la ESO apoyan. «Nos enseñan las dos caras de la moneda para hacernos pensar y que saquemos nuestras propias conclusiones».

Como es lógico, cada etapa es un mundo. Los únicos alumnos que usan libro de texto son los de secundaria debido a las características de la etapa ya que, como apunta Begoña «cuando salgan de aquí los van a tener que utilizar».

Para hablar de la educación de los alumnos de primaria, Chelo Rollón nos da las claves. «Intentamos que los métodos tengan un significado y sean cercanos y divertidos para el alumno. Procuramos que sea un trabajo colaborativo. Creemos que es importante que haya un trabajo de investigación y para ello contamos con lo que sabe el alumno. Entre todos elaboramos un plan de trabajo, que es lo que queremos averiguar y con los recursos de la clase y de las TICS, que previamente les enseñamos a utilizar».

Una de las cosas que más identifica al colegio es la acción tutorial. Los profesores dedican mucho tiempo y no tienen reparo en parar una clase si surge un conflicto que necesite solucionarse. «Hay mucha labor de prevención y te tienes que adelantar a los problemas que puedan surgir» apunta Chelo.

Por si fuera poco, los alumnos son parte activa del colegio. Aparte de ser miembros activos en diversos organismos de toma de decisión del colegio (Consejo Escolar, Consejo Pedagógico, …), estos realizan las tutorías semanales donde se tratan los asuntos de la clase. Los dos delegados de cada clase elaboran una asamblea y moderan y toman nota mientras realizan un acta del orden del día y de las conclusiones que toma la clase de manera democrática.

Si no llega a ser por la educación recibida en el colegio no sería ni la mitad de crítica que soy con lo que me rodea

Parte de sus valores vienen determinados por la asignatura de Educación Física. Uno de los encargados es Agustín Pérez. Su asignatura cuenta con un hándicap debido a que la sociedad cada vez es más perezosa y se mueve menos. Tal y como él mismo cuenta: «los valores deportivos están muy relacionados con el colegio. El Ideario Olímpico tiene mucho que ver con los valores que aquí enseñamos como el compañerismo o que lo importante es el proceso, y no ganar».

«En el colegio estamos en una etapa muy buena. Esto nos lleva a un trabajo estresante ya que nos implicamos mucho y estamos en muchos proyectos a la vez porque nos gusta y nos sentimos identificados con el centro», indica Agustín. «Sin embargo, esto se ve recompensado cuando constantemente regresan antiguos alumnos a visitarnos y de alguna manera nos reconforta».

Y es que los ex alumnos son una pieza importante del colegio. «Yo estudié en el siglo» es una frase recurrente que sale con orgullo de sus (nuestras) bocas. Muchos, como la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero, afirma que en el Siglo le dio «su pasión por aprender». Celia Martín, estudiante de Sociología considera que si no llega a ser por la educación recibida en el colegio «no sería ni la mitad de crítica que soy con lo que me rodea, ni me cuestionaría las cosas que me cuestiono». Y añade: «he crecido como persona gracias al colegio». Raquel, otra ex alumna insiste en los porqués de los que Begoña López hablaba. «Me han servido más que todo lo académico aprendido».

Sin duda, la sociedad de hace unos años no es la misma que la actual, y como todo proceso vivo, el Siglo XXI ha cambiado. “Antes las familias estaban más comprometidas con la educación y ahora no tanto porque hay menos tiempo y ponen menos límites a los niños” indica Begoña López. También insiste en esto Chelo Rollón, que junto con Begoña, es la más veterana del colegio. «Los chavales vienen con un perfil muy distinto al de pocos años atrás, están muy protegidos y no conocen la frustración. Se ha ido perdiendo la autonomía cada vez más» a la vez que ambas ponen en valor el aire fresco que supone el nuevo profesorado que se ha ido incorporando en los últimos años de relevo generacional.

Además el colegio cuenta con un documental que aborda la historia del colegio y de un videoclip que resume su modelo educativo y sus valores:

DOCUMENTAL DÍAS DE ESCUELA
VIDEOCLIP

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