La fuga de «Fito», ha sido el detonante de esta crisis de inestabilidad y la creación de este conflicto armado interno en Ecuador

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha declarado el estado de excepción por este clima de inestabilidad y conflicto que vive el país latinoamericano en la actualidad. Pero, ¿qué ha pasado?

El inicio del conflicto

El siete de enero, cuando se conoció la fuga de José Adolfo Macías Villamar, también conocido como «Fito», líder del grupo criminal «Los Choneros», del Centro de Privación de Libertad Zona 8, a las afueras de Guayaquil, en donde llevaba recluido cerca de los trece años. Las circunstancias de la fuga, en la actualidad, siguen siendo todo un misterio, pero, algunos medios locales apuntan a que hubo algún tipo de ayuda desde dentro, pues, lo más factible es que haya salido antes de un recuento de presos, solo, por la puerta.

Tras la fuga de «Fito», se comenzaron a producir motines en varias cárceles del país, al igual que el secuestro de varios custodios. Ante toda esta situación, la reacción del gobierno ecuatoriano no se hizo esperar, decretando el estado de excepción por 60 días a nivel nacional que permite la intervención de las Fuerzas Armadas en el Sistema Penitenciario.

Cabe destacar que desde el año 2019 ya se han decretado mas de 42 estados de excepción de diferente alcance y magnitud, medidas que no han conseguido disuadir a los grupos criminales. De hecho, el lunes ocho de enero, estos grupos criminales sembraron el terror en diversas partes del país secuestrando al menos a cuatro policías en Quito y en Machala y llevando a cabo ataques con explosivos y quema de vehículos. 

Cartel de la banda «Los Lobos». Fuente: InfoBae

Las fugas y el secuestro de la televisión

El día ocho, además de lo anteriormente comentado, se registró otra importante fuga, en este caso, la de Fabricio Colón Pico, líder del grupo criminal «Los Lobos», de la cárcel de Riobamba. Había sido detenido tan solo unos días antes, coincidiendo con las acusaciones de la Fiscal General, Diana Salazar, que señaló a Fabricio como planificador de un atentado contra ella. Según las autoridades, se fugaron treinta y dos presos, de los cuales han sido recapitulados veinte. Durante la evasión, se escucharon explosiones dentro del recinto del penal.

Cuando la situación de caos parecía que no podía ir a más, este 9 de enero a las 14:00 se registró el asalto de un comando armado compuesto por al menos 13 personas contra las instalaciones de TC Televisión, en Guayaquil, con la consiguiente toma de rehenes. En pleno directo los telespectadores pudieron ver el dramático momento donde los delincuentes sometían y golpeaban a los empleados de la televisión. Menos de una hora después, miembros de la policía accedían a las instalaciones y lograban la rendición de los atacantes.

¿Presión del presidente? ¿Narcotráfico como clave en este conflicto? ¿Violencia indiscriminada en Ecuador?

Daniel Noboa llegó al poder hace dos meses tras la salida anticipada de Guillermo Lasso, y su mandato terminará el año que viene. La limitación temporal va a definir la respuesta que se dé contra el crimen organizado. A esto se le suman los motines en las cárceles ecuatorianas se dispararon a raíz del asesinato en 2020 de Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, quien había sido líder de la organización criminal Los Choneros. Su muerte avivó las disputas entre grupos rivales en las prisiones, y ha sido la fuga de la cárcel este mismo enero de su sucesor, José Adolfo Macías Villamar —conocido como Fito—, la que ha terminado descarrilando la situación también en las calles.

La deriva de Ecuador es una lección para el resto de los países de América Latina. El narcotráfico es un desafío general para la región, y el ejemplo ecuatoriano muestra que, sin una estrategia conjunta, los narcos seguirán aprovechando la inestabilidad en distintos países para mover su actividad. Ecuador se ha visto afectado por el aumento de la demanda mundial de cocaína y las pugnas por el control de las rutas del narcotráfico. El acuerdo de paz firmado entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016 desmanteló el monopolio que tenía la organización guerrillera sobre el tráfico de cocaína desde el sur de Colombia hasta los puertos de Ecuador.

Desde entonces, grupos locales vinculados a los dos principales cárteles de México –Sinaloa y Jalisco Nueva Generación– han intensificado sus disputas para llenar el vacío de las FARC. Del mismo modo, la mafia albanesa, que colaboraba con las FARC para enviar cocaína a Europa, también se ha establecido en Ecuador.

 

 

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