“Quiero que papá muera para poder seguir hablando con él (…) Sólo a través de la escritura puedo alcanzar el máximo grado de intimidad”, escribe Eider Rodríguez en su primera novela Material de construcción (Random House, 2023).

Esta novela autobiográfica arranca en una habitación especial de la unidad de ictus. El padre ha sufrido un derrame cerebral. Es en ese preciso instante en el que Eider Rodríguez empieza a desmenuzar la historia entre un padre alcohólico y una hija. Una hija que desde muy pequeña tuvo que hacer las veces de notaria para dar fe en casa de que su padre había bebido, constatando sus borracheras mediante la ardua tarea de olfatearle a su llegada.

La autora inicia con esta novela un viaje catártico a su propia infancia a través de las palabras. Escribir será la forma desesperada de conocer a su padre, pero también el salvoconducto para liberarse de él.

Eider Rodríguez en la sede de Penguin Random House. Elisenda Pons.

Decía Gustave Flaubert que la lectura es el viaje de los que no pueden tomar el tren. Esta novela -escrita originariamente en euskera- es un billete directo a Rentería, localidad natal de Eider Rodríguez, y donde transcurre la mayor parte de este relato. Es aquí donde su padre empieza a inventar excusas para escaparse del negocio familiar e ir a emborracharse. Trabaja vendiendo material de construcción creando hogares mientras destruye el suyo gota a gota.

Pero Rentería también es el escenario en el que una hija y su madre pasan las tardes asomadas a la ventana aguardando la llegada del hombre de la casa. La escritora vasca traza con este íntimo texto un recorrido por los entresijos de su infancia. Una infancia en la que calla, pero grita por dentro. Una infancia de miradas incómodas y silencios difíciles de romper. Una infancia y toda una vida regida por una Constitución familiar implícita, de leyes no escritas, que prohíbe el drama. Cualquier muestra de afecto es un acto inconstitucional.

Eider Rodríguez va descifrando el momento en que su padre empezó a destruirse y el punto de inflexión que dejaría las ventanas de su casa siempre abiertas para camuflar el olor a meado y alcohol.

Sólo escribiendo podrá ordenar el caos de una vida azotada por la bebida. Y lo hace con descaro, con tintes de humor y con una excelente prosa. Y es precisamente por su estilo y por su desnudez al contar por la que la escritora vasca obtuvo el premio Euskadi de Literatura y el premio Euskadi de Plata por Un corazón demasiado grande (2017), un libro de relatos. Tiene publicados otros relatos como Carne (2007) y Un montón de gatos (2010). Material de construcción es su primera novela.

Una novela donde la vergüenza es el sentimiento predominante. Una historia en la que abunda la desconfianza y la felicidad oprimida, pero también el amor. A pesar de que, parafraseando a la autora, es difícil querer a un padre borracho. Aunque, “¿acaso no tendríamos que demoler también la idea del amor romántico entre padres e hijos?”, se pregunta la escritora vasca. Este interrogante es el eje central de un relato en el que las emociones son inconstitucionales y donde es difícil querer, pero odiar tampoco es mucho más fácil.

Material de construcción es, por tanto, el retrato honesto de una familia imperfecta y el recorrido por una vida en la que Eider Rodríguez, mediante las palabras, tratará de acercarse a su padre para conseguir entenderle y alejarse de él para lograr perdonarle.

 

Material de construcción Eider Rodríguez
Material de construcción. Penguin Random House.

 

 

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