La historia todavía no ha terminado y ya se está repitiendo. Como si 2020 fuera un círculo, o más bien un espejismo, el año está terminando de la misma manera que empezó. La Covid-19 continúa invadiendo nuestras vidas y nuestras mentes, y como no podía ser menos, también ha vuelto al deporte. Están los que piensan que el fútbol nunca debería haber vuelto, y todavía más cuando se está debatiendo qué hacer con el deporte no profesional. Los positivos no vuelven al deporte; nunca se han ido.

Nada menos que diez casos ha confirmado el Granada FC. Diez positivos que no le han bastado a La Liga para aplazar el encuentro que el club andaluz tenía contra La Real Sociedad. A pesar de la supuesta burbuja en la que viven los futbolistas y los prácticamente diarios test que se hacen, continúa habiendo positivos. Algunos de ellos con síntomas leves, pero otros completamente asintomáticos. Pero aún así, el partido se continúa jugando. Lo mismo ha ocurrido en el Levante-Alavés con Roger y Burgui.

El Real Madrid es otro de los grandes clubes que parece que se va a enfrentar a serios problemas si siguen notificando cada semana positivos. Después del choque de los blancos contra el Huesca, Militao dio positivo; sus compañeros merengues y el conjunto oscense dio negativo. Pero apenas cinco días después, el equipo de Zidane ha notificado que Hazard y Casemiro también se han contagiado. La incógnita viene cuando el resto de los mortales tenemos que guardar cuarentena si hemos estado en contacto con un positivo, pero los deportistas no. Luego ocurren estas cosas.

Cómico llega a ser, incluso, que los jugadores que están en el “banquillo” tienen que emplear mascarilla, pero se la quitan cuando salen a jugar. Esto precisamente denunciaron el equipo de fútbol sala femenino Unami CP, que se negaron a jugar el partido ya que sus contrarias no querían llevar la mascarilla. Y mientras, desde el fútbol no profesional, ante la imposibilidad de disputar algunos de los encuentros por las restricciones y los confinamientos, se baraja la idea de suspenderlo.

No sé cuál puede llegar a ser la situación más acertada. Pero parece que hay quien al que se le olvida que estamos en medio de una pandemia mundial, y que los futbolistas también son personas, que pueden contagiarse y sufrir los síntomas y consecuencias. Tarde o temprano volveremos a nuestra querida (y temida) normalidad; hasta entonces, seamos conscientes de que hay algo en el deporte que se está haciendo mal.

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