El feminismo, como es bien sabido, se trata del empoderamiento de la mujer que tiene como consecuencia la igualdad entre géneros. Sin embargo, por desgracia, no siempre se tiene en cuenta a otros colectivos oprimidos cuya lucha es interseccional con esta. En este artículo, vamos a hablar de una letra mayormente olvidada en el colectivo LGTB, las mujeres trans, y la lucha antirracista, centrándonos en el afrofeminismo.

Todos conocemos la dura realidad de las personas trans. En este medio hemos hablado mucho de los problemas que pone a veces la sociedad. Desde no asumir esta realidad hasta provocar el asesinato. España va avanzando lentamente, es más, hace semanas se inauguró en Madrid la Plaza de la Memoria Trans en Chueca. La ley va haciendo lo propio, aunque con diferencias entre autonomías. Sin embargo, el autobús del odio sigue castigando la vía pública municipal, despertando indignación a su paso.

Sin más preámbulos, procedemos a presentaros a Alba Palacios, jugadora profesional de fútbol y mujer trans.

Ella declara que sigue conservando desde su infancia la alegría, aunque quizá haya reducido su inquietud. También recuerda su carácter sociable, abierta a cualquier diversión junto a niños y niñas. Sin embargo, no sólo rasgos de su personalidad han permanecido en el tiempo, sino también su pasión por el fútbol y el deporte como tal.

Durante su tránsito se vio rodeada de miedos, acertadamente, señala que falta más información. Incluso en centros de salud ya que muchas consejerías no cuentan con protocolos claros. A su vez, la sociedad muchas veces tampoco ayuda mucho, la transfobia está ahí. Se llegan a tener dudas sobre si es posible encontrar a alguien que ayude efectivamente. No es un camino fácil, la ley actual marca 2 años de tratamiento hormonal para el cambio de DNI. Esto último es un vergonzoso atraso, que se une a la lista de diferencia de derechos.

Antes de su transición, jugó como Álvaro al fútbol. Algo que se espera normalmente de los chicos, que siempre cuentan con más apoyo si se quieren dedicar (semi) profesionalmente. Especialmente si hablamos de horarios y salarios. Se ve como algo cool, que sigue las normas impuestas sobre el deporte nacional (supremacía masculina).

Para las chicas se invierten los papeles, las últimas en todo. Una desigualdad que no debería tener cabida en el siglo XXI. Para las chicas no todo es tan guay, pero lo contrarrestan con un ambiente empático en el interior de los vestuarios. Eso le aporta mucha felicidad a Alba, lo malo es que al ser su transexualidad conocida, los insultos le cortan a ella y a su equipo. Es muy doloroso, algo que los aficionados al público tendrían que desenterrar del terreno de juego.

Finalmente, ella se considera poco activa en lo que es el activismo trans, algo que lamenta mucho. Cree que con su día a día, mostrándose como es, es suficiente para ayudar a personas en su situación. Es así como se muestra al mundo.

 

Por otro lado, el racismo también parece ser un tema tabú, algo de lo que no se habla si no se es completamente necesario y que, cuando se hace, mucha gente trata como si fuese una bomba a punto de explotar. A las personas blancas no nos gusta hablar acerca de racismo, porque revisar nuestros privilegios nos hace sentirnos en el punto de mira. Por supuesto, a veces no nos damos cuenta de que poder mirar hacia otro lado, ya es un privilegio.

En el caso del feminismo, esto también se aplica. Al igual que muchas otras luchas de colectivos oprimidos, el activismo antirracista no se encuentra incluido en muchas ocasiones y el discurso que se ofrece parece más bien dirigido a mujeres blancas, normalmente cishetero.

Lo que afectaba ya por ser mujer, lo hace doblemente por ser racializada. Por suerte, en la actualidad hay muchas mujeres racializadas activistas que luchan por sus derechos y también por visibilizar a todas aquellas que se quedan en las sombras.

En esta ocasión vamos a hablar más concretamenre de Afroféminas y su labor para empoderar a mujeres afrodescendientes.

Este grupo e define a sí mismo como una comunidad en línea de mujeres que anima a sus compañeras a entablar un diálogo sincero y constructivo sobre la complejidad, circunstancias y vida de la mujer afrodescendiente.

Su directora se llama Antoinette Torres Soler, la cual es diplomada en Pedagogía y Psicología en la enseñanza artística, tiene un Máster en Comunicación y Publicidad en la Universidad de Zaragoza y, además, es profesora de Feminismos negros en Fundación para el desarrollo.

Afroféminas tiene varias líneas de acción, en las que se incluyen el afrofeminismo, la infancia y nuevas generaciones, y la promoción de la empresa y la cultura afro. Su principal objetivo trata de dar voz a mujeres afrodescendientes en temas de actualidad y cómo el racismo afecta a sus vidas en el ámbito laboral, cultural y personal.

Sin embargo, no todo queda en la red, ya que sus componentes son mujeres feministas que también ofrecen charlas acerca de esta bonita iniciativa que pretende estar un paso más cerca de borrar el racismo del feminismo.

 

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