El sistema de matriculas español estrenó el pasado octubre la letra L. El Juan Pablo Nguema de las letras, Adrián Aguilar, me preguntó sabiamente, propio de personas muy inteligentes, qué pasará el día que se llegue a la matricula 9999 ZZZZ. Lo cierto es que la pregunta del más grande me pilló totalmente descolocado. Un humilde servidor no pudo estar a la altura de Adrián Aguilar, el Luis Suárez bueno de Código Público. Por ello, hoy reflexiono sobre este tema y humildemente, le dedico este artículo a Adrián Aguilar.

Cuando ese fatídico día llegue, la DGT tendrá dos opciones: o aumenta el numero de letras o el de números. Posiblemente, elija aumentar el numero de letras ya que solo existen 10 dígitos mientras que el numero de letras es el doble. La consecuencia de esto es que habrá que disminuir el número de la letra y, entonces, crear un problema de matriculas diferentes agravando seriamente el Trastorno Obsesivo-Compulsivo de muchas personas.

Otra solución es añadir un distintivo de unidad geográfica: volver a las provincias o apostar por las Comunidades Autónomas. Podría ser una buena decisión pero dada la gran dispersión geográfica, no sería una solución definitiva. Las letras se acabarían  antes en determinados lugares geográficas.

Sea como fuera, lo cierto es que estamos ante uno de los grandes retos a los que se enfrenta el gobierno de Sánchez y que merecen todo su esfuerzo y dedicación.

 

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