La isla mediterránea tan solo tiene 60 habitantes y recibe 230.000 turistas anuales

La isla de Tabarca se encuentra en la Comunidad Valenciana, a 22 km de la ciudad de Alicante y a 8 km de Santa Pola. Es un gran reclamo turístico del litoral alicantino por ser la isla habitada más pequeña de toda España. Está declarada Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural y sus aguas, Reserva Natural Marina, la primera reconocida en nuestro país. En realidad, es un pequeño archipiélago compuesto por los islotes La Cantera, La Galera y la Nao.

PARAÍSO MARINO

Es todo un paraíso para los buceadores: con sus rocas, aguas cristalinas y turquesas, su gran variedad de fauna y flora y su pequeño pueblo con encanto atrae a miles y miles de turistas al año, 150.000 solo en verano. Sus escasos 2 kilómetros de largo y 400 m de ancho hacen que sea posible recorrerla a pie por su terreno plano y rocoso. El lugar más cercano desde donde llegar a ella es en el Cabo de Santa Pola, en lancha desde el puerto sólo se tardan 15 minutos en llegar. 

     

 

 

 

 

 

 

 

SU ENCANTO

Las pequeñas calas, acantilados y la playa de arena son sus grandes atractivos, además, en los rincones del mar se ocultan pequeñas cuevas a las cuales solo se puede acceder buceando. Y, aunque parezca raro, Tabarca tiene un cementerio propio en uno de los extremos de ella. Dentro de la isla también se encuentran distintos bares y restaurantes donde poder disfrutar de la gastronomía mediterránea a la orilla del mar. No puedes irte de la isla sin antes haber probado el caldero o el arroz a banda.

 

 

 

 

 

 

SU HISTORIA DE PIRATAS

Tabarca es un tesoro que esconde una gran historia: Planesia era el nombre que recibía la isla por los griegos y Planaria por los romanos haciendo honor a su terreno plano. El islote fue refugio para los piratas berberiscos en los siglos XV y XVI provenientes del norte de África con el objetivo de atacar a los barcos cristianos. El Rey Carlos III, en 1760, ordenó repoblar y amurallar la isla para acabar con esto. Además, alojó a varias familias de pescadores de la otra Tabarka, una isla en Túnez. El pueblo de pescadores consta solo de tres rectas calles, sin embargo, alberga grandes monumentos antiguos en su núcleo urbano.

El casco histórico está repleto de fortificaciones que se divisan desde el mar. Entre ellas destaca la Iglesia barroca de San Pedro y San Pablo con dos campanarios. La muralla que rodea la isla goza de tres puertas de estilo barroco las cuales dan acceso a los callejones del pueblo: la Puerta de San Rafael, frente al puerto donde atracan los barcos pesqueros, la Puerta de San Gabriel y la Puerta de San Miguel. Tabarca también tiene la Casa del Gobernador y un precioso faro, de estilo romántico, construido en el siglo XIX en el extremo oriental de la isla desde donde se pueden ver las mejores puestas de sol. Antes de llegar al faro se pasa por la Torre de San José construida en los siglos XIV y XV y ejerció como prisión.

COVID-19

Lo sorprendente es que durante la pandemia del COVID-19 de 2020 no se registró ningún caso de coronavirus entre sus escasos habitantes. Ellos estuvieron doblemente aislados: Capitanía Marítima tuvo que autorizar un barco semanal para que los locales pudieran comprar alimentos y medicinas durante el confinamiento.

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