El pasado miércoles despertamos con la noticia de un nuevo caso de “gestación subrogada” de una personalidad destacada y pudiente bajo titulares que distaban mucho de la ilegalidad que supone en España. En seguida fue posible escuchar todo tipo de opiniones, pero pocas nos percatamos del lenguaje empleado por la prensa para referirse a los acontecimientos.cheap jordan 1s
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Momentos después, la ministra de Igualdad fue preguntada sobre el asunto y, tras expresar su rechazo, manifestó -creo- de manera acertada su preocupación por el modo en que los medios de comunicación estaban transmitiendo tal información a la ciudadanía. Frente a la asunción de estar frente a un debate obsoleto, las feministas nos encontramos con la completa normalización de estas prácticas misóginas a la par que de la evasión de la justicia española por parte de los medios.

“Madre” y “por subrogación” fueron los términos más utilizados en los encabezados que se podían leer aquel día, con la salvedad de un par de líneas editoriales que se atrevían a usar expresiones como “alquiler de vientres” o incluso “compraventa de bebés». Me pregunto, aún sin saber responder con certeza, a qué se debe esta cobardía y esta resistencia ante los avances feministas que aún hoy persiste en la prensa española. ¿Por qué no se corresponde la ilegalidad de la mal llamada “gestación subrogada” con la información emitida en España? Y sobre todo, ¿qué es lo que temen los medios, especialmente los progresistas, ante la fiel descripción del alquiler de vientres?

Según una encuesta del CIS* de este mismo año, el 58% de los españoles se posicionarían a favor de regular la gestación por sustitución en nuestro país. Esto es una cuestión que se enmarca en una tendencia observada hacia una mayor aceptación social a nivel internacional. No obstante, resulta realmente llamativo que en España el alquiler de vientres lleva prohibido y penado nada menos que 17 años, con la ley en la que Zapatero implantó el derecho al aborto, y recién este mismo año se prohibió la publicidad de las agencias intermediarias en estos procesos.

A pesar de todo ello, da la impresión de que ni siquiera necesitan promocionarse, pues, dado el modo en que muchos medios de comunicación tratan tales temas, llega a parecer que estos se encargan de hacer su trabajo por ellas. Muy a propósito, se valen de cada oportunidad para banalizar estos delitos y hacer creer a la ciudadanía española que sus intereses burgueses están por encima de cualquier dignidad humana. Transacciones y donaciones puramente altruistas que ya forman parte del sueño americano, en una realidad alternativa e idílica donde se cumplen todos sus deseos familiares, al mismo tiempo que desaparece como por arte de magia la incapacidad para gestar y toda su frustración. Son muchas las justificaciones que se esconden bajo los eufemismos deshonestos de los titulares.  No obstante, la realidad no es más que el fomento y la justificación de conductas delictivas que se siguen cometiendo en nuestro país, por parte solo y exclusivamente de aquellos que pueden permitirse el lujo de explotar a una mujer, comprarse un hijo y aprovecharse de los vacíos legales de nuestro ordenamiento jurídico.

Todo esto evidencia que, a pesar de que nuestro Estado considere la “gestación por sustitución” como una forma de violentar los derechos de las mujeres y así lo prohiba, los esfuerzos realizados hasta el momento se están manifestando como insuficientes para acabar con tales prácticas. No sólo porque se siguen llevando a cabo, sino porque la percepción de la mitad de la ciudadanía acerca de tales prácticas sigue siendo de completa licitud y compatibilidad con un Estado de Derecho. Una cuestión que claramente se ve reflejada en los medios de comunicación de nuestro país, especialmente cuando de los derechos de las mujeres se trata.

Por ello, quisiera hacer un llamamiento a la prensa española, evocando el gran deber y responsabilidad de informar a toda la población: dejen de romantizar la misoginia. No podemos seguir permitiendo que se normalice la vulneración de los derechos más básicos de cualquier ser humano, mucho menos cuanto se trata de prácticas radicalmente penadas en España. Así, debemos hacer un esfuerzo colectivo por visibilizar y recordar la cruda realidad que aún miles de mujeres sufren en todo el mundo, y de la que los más poderosos se aprovechan sin punibilidad alguna.

Referencias
* Rodríguez-Jaume, María José; González-Río, María José; Caballero Pérez, Pablo (2023). «La opinión pública española sobre la gestación por sustitución». Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 182: 119-138. (doi: 10.5477/cis/reis.182.119)

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