La sanidad es motivo de debate a todos los niveles desde antes de la crisis del Covid-19, aunque, tras la pandemia, se ha convertido en el centro de muchas campañas electorales. Desde quienes se plantean privatizarla a quienes creen que lo mejor es aumentar las prestaciones, hay opiniones para todos los gustos. Pero, ¿Cómo se financia la sanidad a nivel mundial? ¿Podemos aprender cosas de otros países? ¿Sería mejor optar por otro modelo sanitario?

Para responder a estas preguntas debemos entender cómo funcionan los sistemas sanitarios en el mundo. Actualmente existen tres modelos mayoritarios: el modelo Bismark o de seguros sociales, el modelo Beveridge o de Sistema Nacional de Salud, que es el que tenemos en España, y el modelo liberal.

El modelo Bismark, que aún se mantiene en países como Francia y Alemania se basa en el copago. Es decir, la asistencia sanitaria está en manos del Estado y los trabajadores pagan una cotización, igual que aquí. Pero hay un porcentaje que el ciudadano debe pagar, aunque actualmente no es un porcentaje de cada acto médico, sino una cuota fija a modo de seguro que te cubre ante cualquier enfermedad o intervención quirúrgica que puedas necesitar.

Si bien es cierto que parece un modelo muy diferente del nuestro, en realidad no lo es tanto. La sanidad es universal, y el Estado paga el seguro para el copago de quienes lo necesitan (jubilados, personas con bajos ingresos…). Es un sistema que va adaptándose al modelo de sistema nacional de salud, aunque aún existen diferencias. Por ejemplo, en Francia puedes ir directamente al especialista sin que te derive tu médico de cabecera. Eso sí, pagas el 100% de la consulta en lugar del 30% que pagas si te remite tu médico.

El modelo Beveridge o de Sistema Nacional de Salud es el que todos conocemos: es la sanidad universal y gratuita a la que estamos acostumbrados. La recaudación se hace por medio de impuestos y es el Estado quien contrata al personal sanitario y compra los equipos. Es decir, funciona como un seguro de salud gigante que da servicio a toda la población y en el que cada uno contribuye según lo que gana.

Y, ¿qué pasa con las listas de espera? Las listas de espera son la forma que tiene el sistema nacional de salud de limitar la demanda. Es decir, de hacer que no se sobrepasen los recursos del sistema. El problema es que, con el paso de los años, las necesidades de salud han ido aumentando, porque la población ha ido envejeciendo y porque cada vez hay más enfermedades crónicas.

Esto es lo que ha hecho que cada vez más personas se planteen hacerse un seguro privado. ¿Por qué voy a esperar cuatro meses para hacerme un TAC, si por 200 euros me lo hacen mañana mismo? Es una reflexión común para muchas personas. Y no les falta razón, si necesitas una prueba, la sanidad privada es mucho más rápida…. Hasta que te pasa algo grave. Entonces necesitas un buen sistema sanitario que te cubra, y ese, en estos momentos, es el sistema nacional de salud.

¿Por qué pueden en España las clínicas privadas ofrecer precios bajos? Porque son conscientes de que, si la enfermedad es grave, al paciente le van a atender en la sanidad pública. Es decir, que siempre va a ser rentable hacer pruebas. Porque, si lo que te pasa no es rentable para ellos, se van a poder desentender fácilmente. Y es eso lo que nos diferencia del sistema liberal, el que se da en países como Estados Unidos.

Sin embargo, sabemos que nuestro sistema no es perfecto. Hemos conseguido financiar la asistencia sanitaria al completo, pero no los tratamientos. Pagando un 50% de lo que cuestan los medicamentos comunes (ibuprofeno, amoxicilina y esas cosas que utilizamos de habitual) se consigue que los medicamentos más específicos (y caros) para enfermedades graves no lleven a la bancarrota a quienes los necesitan. Esa es la grandeza de nuestro sistema farmacéutico: la igualdad de todos ante la enfermedad, el saber que nadie se va a quedar atrás por tener una enfermedad crónica.

Pero la cobertura aun no es total: la óptica y la salud dental aún no están cubiertas, lo que hace que los precios se rijan por un sistema liberal. Y, por tanto, sean mucho más caros de lo que se gastaría el Estado de hacerlos públicos, tal como sucede con la sanidad entera en países como Estados Unidos.

si lo miramos bien, llama la atención el gasto sanitario en Estados Unidos. Todos sabemos que la sanidad en este país es fundamentalmente privada, es un modelo liberal. En todo contrato de trabajo viene incluido un seguro médico por el que se pagan cuotas millonarias. Y, sin embargo, Estados Unidos es el país del mundo que más dinero público por persona gasta en Sanidad, según el observatorio de recursos humanos y la OCDE. El gasto per cápita es más del doble que en España y, sin embargo, cada estadounidense gasta más de 2000 dólares al año para pagar su seguro sanitario. ¿Por qué sucede esto?

La razón es sencilla: en Estados Unidos se gasta más por persona en sanidad que en cualquier país europeo. Pese a esto, todo el gasto se concentra en una proporción relativamente pequeña de personas. Militares, jubilados y, solo con ciertas prestaciones, desempleados y personas de escasos recursos se benefician de las prestaciones públicas. ¿Por qué no llega la financiación para dar una sanidad de calidad a todas las personas? El motivo es sencillo: al estar en manos de compañías privadas, los costes de la sanidad estadounidense son muchísimo más altos que en cualquier otro país.

Esa es la principal razón por la cual la Sanidad no puede dejarse en manos privadas: Estados Unidos ha conseguido, gastando más que cualquier país europeo, tener un sistema sanitario con una tasa de mortalidad evitable mucho mayor que cualquiera de ellos. Es decir, los estadounidenses se mueren de enfermedades tratables y curables, algo que, en Europa, nos parecería impensable.

Y queda otro factor a considerar: la formación de los profesionales sanitarios. En Estados Unidos, no solo la sanidad es privada, también lo es la educación. Estudiar medicina en Estados Unidos cuesta unos 220.000 dólares. Esto quiere decir que, una vez acabada la carrera, tienes una deuda mayor que muchas hipotecas. Y que es el principal motivo por el que un médico en Estados Unidos cobra mucho más que en Europa.

Por último, pero no menos importante, queda hacer un breve apunte sobre cuestiones éticas y morales. En mi opinión, es el deber de un buen Gobierno mejorar la vida de sus ciudadanos, y eso comienza por mejorar la salud. No es ético dejar que alguien muera, o esté enfermo, solamente por no poder pagar un médico o un tratamiento. Y ese es el principal motivo por el que debemos cuidar y proteger nuestro sistema sanitario. Al fin y al cabo, es la base de nuestra salud.

Y ahora es cuando debemos reflexionar. ¿Qué modelo queremos para nuestro país? ¿Cómo queremos que sea el futuro? ¿Queremos seguir avanzando hacia una sanidad pública y de calidad, o quedarnos en un modelo más liberal? El futuro solo depende de nosotros.

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