El sonido del despertador retumba dentro de tu cabeza como un relámpago. Con los ojos recién abiertos te arrastras hasta la cocina, convertido, gracias al cansancio, en el héroe valiente y penoso capaz de dar zancadas de gigante con sus zapatillas de andar por casa. Después de encender la televisión, mientras tratas de rehacerte y de sobrevivirte otra mañana más, escuchas los gritos de los presentadores. Voces, cláxones, frenazos, golpes y otro sinfín de fuerzas quiméricas se conjuran para atestar tu espectro auditivo, que se ve abordado a cada segundo por las llamadas de atención en forma de notificaciones de tu teléfono móvil. El ruido es la banda sonora de nuestra vida; este hermano feo de la música y las conversaciones agradables nos arropa en nuestro día a día, nos desagrada, nos mantiene alerta y nos pone en contacto con nuestro lado más primitivo. El ser humano y el ruido viven un romance tormentoso, o al menos, cumplen la máxima romántica por excelencia: no pueden separarse el uno del otro.

El ruido es nuestro (¡rompe las reglas!)

La escueta definición de ruido que nos presenta la RAE (sonido inarticulado, por lo general desgradable) apenas deja lugar para la reflexión, pues nos presenta este fenómeno como un suceso indeseable e ilógico que comparte apartamento con el resto de sapos que tenemos que tragarnos en el transcurso de nuestras vidas; esta parcela la habitan inquilinos como el mal olor, el desorden o el dolor, que conforman un engendro al que preferimos mantener alejado lo más posible. ¿Por qué no atrevernos a mirarle a la cara? ¿Por qué no interesarnos por este fenómeno que tanto nos rodea y nos inquieta? Mientras que el dolor es universal, el ruido es momentáneo; apenas un ladrillo en el muro de convenciones sociales que construyen el castillo de la civilización.

Los míticos acordes que dan inicio al himno del tema Highway to hell de AC/DC, que hoy nos suenan tan rancios y pasados, hace 40 años conformaban el himno de una nueva ola de ruido que iba a corromper y enloquecer a unos jóvenes que ya no se interesaban tanto como sus padres por Frank Sinatra. Al igual que los sucios riffs de Malcolm Young pusieron los pelos de punta a toda una generación de padres, las voces con autotune de artistas como Yung Beef o Rosalía dan hoy pesadillas a los puristas y a los nostálgicos musicales, que añoran un ruido ya pasado, eco de una época de melenas largas y conciertos interminables.

El ruido es inquieto, y con un millar de patas invisibles cambia su lugar en el imaginario colectivo, pues no es más que un constructo social, cuya fragilidad se manifiesta en el ámbito musical. Las rígidas nociones de armonía que rigen la música occidental, y que al fin y al cabo determinan lo que suena bien o no, se han ido conformando desde la Antigua Grecia hasta plasmarse en escritos como el Traité de la harmonié (1722) de Jean-Philippe Rameau, que se considera el primer texto que acuña el término de «armonía«. La armonía trata de explicar las relaciones entre los acordes, y como su combinación puede llegar a generar belleza. Los griegos ya estudiaron esta cuestión con sus tetracordios y establecieron una serie de modos musicales, con un conjunto de reglas que permitían construir escalas en las que las notas se relacionaban en distintos intervalos, es decir, separándose por un mayor o menor número de tonos. Estas escalas fueron adoptadas durante la Edad Media y, en resumidas cuentas, dieron lugar al sistema armónico actual.

 

Escalas que configuran los modos griegos. Fuente: Wikimedia Commons

Sin embargo, las reglas de la armonía, aunque eficientes, no son irrompibles, y muy habitualmente se emplean (e incluso se popularizan) las disonancias. Durante la Edad Media, el intervalo conocido como Tritono (cuarta aumentada o quinta disminuida) se rechazaba completamente, pues se consideraba que el mismísimo diablo lo empleaba para colarse dentro de la música. Sin embargo, con el tiempo se fue popularizando y hoy en día conforma progresiones muy empleadas sobre todo en el heavy metal.

El ejemplo más reconocible de tritono lo podemos encontrar en el inicio del famoso opening de la serie Los Simpson. La próxima vez que te dispongas a disfrutar de las desventuras de Homer Simpson y compañía, asegúrate de que ningún ente maligno irrumpa en tu salón.

  • Opening de The Simpson
  •  Rush- YYZ

El tritono es un intervalo aceptado dentro de las leyes de la armonía actuales. Sin embargo, muchos artistas se han atrevido a romper las reglas en sus composiciones. La disonancia es un recurso utilizado muy habitualmente, que contribuye a generar tensión dentro de una obra, tal y como se puede apreciar en los siguientes temas:

  • Thelonius Monk- Don’t Blame Me
  • David Bowie- Space Oddity
  • Rage Against the Machine: Fistful of Steel

¿Gusto innato o gusto adquirido?

El éxito de tantos temas que recurren a los mismos intervalos (Despacito, Shape of You, Besos en Guerra) parece indicar que nuestra sensibilidad y gusto musical funcionan de manera inconsciente, al menos en términos de armonía. En 1999, la doctora Anne Blood impulsó una investigación del Instituto Neurológico de Montreal en el cual se analizaron las reacciones de los cerebros de varios sujetos ante varias piezas musicales. Los efectos de los estímulos en cada uno de los individuos fueron similares en todos los caso . Más allá de afirmar que determinadas melodías y acordes generan reacciones específicas en el cerebro, Blood llegó a la conclusión de que «los oyentes han internalizado las reglas tonales de la música de su cultura y reaccionan a las violaciones de esas reglas».

Esta hipótesis ganó fuerza cuando el antropólogo del Instituto Tecnológico de Massachusets Ricardo Godoy realizó un estudio similar al de Blood, en el que pidió a un centenar de miembros de la tribu amazónica Tsiname que diesen su opinión acerca de varias piezas musicales, algunas con discordancias. Como era de esperar, los tsiname, apenas expuestos a la música occidental, mostraron que su gusto difiere mucho del de los europeos y anglosajones . ¿Qué opinarán los tsinames de J.Balvin o de Greta Van Fleet? ¿Podría una canción con las características de la música tradicional tsiname llegar a ser el número 1 en la lista de Los 40 principales? Si el flamenco-trap, un género hace años inconcebible, ahora está de moda, todo es posible.

La exploración no solo de nuevos sonidos, sino de nuevos paradigmas a la hora de hacer música, está más viva que nunca. La mayor ruptura respecto a la armonía tradicional la está realizando la música microtonal, en la que encontramos intervalos menores al semitono. Esto quiere decir, a grandes rasgos, que se está creando música con más notas musicales de las que se venían utilizando hasta ahora.

  • King Gizzard & The Lizard Wizard- Billabong Valley
  • Shevish- Droplet
  •  Jacob Collier- Fascinating Rhythm

La vanguardia siempre está dos pasos por delante. Mientras que todavía no se ha terminado de asentar la música microtonal, ya se están comenzando a desarrollar los primeros instrumentos policromáticos. Si el objetivo de la música microtonal es poder manejar un mayor rango de sonidos al proponer un mayor números de divisiones tonales, la música policromática permite acabar con esta división. La música policromática no nos propone un piano con más teclas, sino un instrumento que nos permita replicar absolutamente todos los tonos que es capaz de percibir el oído humano. El desarrollo de este tipo de música es escaso por el momento. Sin embargo, su desarrollo cambiará, sin ninguna duda, el concepto de música que hemos tenido hasta ahora. Una de las principales precursoras de este movimiento es Dolores Catherino, que ha compuesto varios temas policromáticos con instrumentos desarrollados por ella misma.

  • Dolores Catherino- NASCENT
  • Dolores Catherino- Toward the Continuum

Atmósfera ruidosa

Apenas hemos empezado a navegar por las turbulentas agua del océano del ruido. Mientras que todas las disonancias de las que hemos hablado hasta ahora nos desconciertan y rompen los esquemas sonoros a los que estamos acostumbrados, aún hay más. El propio ruido a priori no musical, de elevado volumen y casi siempre molesto, también ha servido como materia prima para el arte. Tradicionalmente han sido los tambores, junto a otros instrumentos de percusión, los encargados de generar estas atmósferas ruidosas que evocan a nuestro lado más primitivo. Probablemente la percusión (gracias a la facilidad de fabricación de los instrumentos) haya sido el primer medio por el cual los seres humanos se hayan expresado musicalmente.

Los griegos, que desarrollaron una música en la que en general la percusión no tenía mucho peso, reservaban un lugar central a las krotalas y a las kymbalas (una especie de castañuelas) en los rituales orgiásticos, de carácter privado y oscuro. Aunque podemos encontrar este tipo de manifestaciones en cualquier sociedad humana, en algunos puntos del mapa encontramos tradiciones más destacables. En la isla de Tahití, que forma parte del archipiélago de Polinesia, un grupo de hombres acompañados únicamente por el sonido de un grupo de tambores protagonizan la danza tradicional ʻōteʻa. A partir del siglo XIV, las unidades de infantería del ejército turco comenzaron a incorporar a sus filas a numerosos percusionistas que conformaban los mehterânbandas militares que acudían a los campos de batalla con el doble propósito de motivar con su música a los soldados y asustar a los enemigos.

Dentro de España, es muy conocida la tradición de la «rompida de la hora» en el pueblo de Calanda, Teruel. A las doce de la mañana del Viernes Santo, una gran cantidad de vecinos congregados en la plaza, con tambores y bombos, comienzan tocar al unísono un ritmo en conmemoración de la muerte de Jesucristo. Esta tradición, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, no es exclusiva de Calanda, pues también se lleva a cabo en otros pueblos del Bajo Aragón como Alcora, Alcorisa, Albalate del Arzobispo e Hijar. El cineasta Luis Buñuel, oriundo de Calanda, se sintió enormemente conmovido por esta tradición desde su niñez, como cuenta en su autobiografía Mi último suspiro. El director aragonés incorporó estos toques a la banda sonora de algunas de sus películas, como La Edad de Oro, Nazarín o Simón del desierto.  

Con todo, en Occidente el ruido ha estado siempre al servicio de la vanguardia. En 1913, el compositor Luigi Russolo, famoso fabricante de «máquinas de ruido», escribió el manifiesto El arte de los ruidos, que llegó a formar parte del Manifiesto Futurista de Marinneti. En este escrito, que originalmente Russolo incluyó en una carta dirigida a su amigo Francesco Balilla Pratella, el compositor futurista afirmaba que abrazar el ruido como herramienta de composición ayudaría a los músicos a «sustituir la limitada variedad de timbres que una orquesta procesa hoy por una infinita variedad de timbres que se encuentran en los ruidos, reproducidos con los mecanismos apropiados».

Las ideas de El arte de los ruidos tomaron fuerza a lo largo de 1920, década de la vanguardia por excelencia. Durante este período se comenzó a gestar en Europa la «música de máquinas», que en un contexto industrial, buscaba representar el caos urbano de las locomotoras y las sirenas de las fábricas. Dentro de estas tendencias encontramos compositores como George Antheil (Ballet Mecaniqué), Sergei Prokofiev (Iron Fundry) y Édgar Varèse (Ionisation). Varése (1883-1965) poseía una concepción muy particular de la música, pues apreciaba el timbre y el color de la música por encima de la armonía o la melodía. La música, para Varèse, era un conjunto de elementos móviles que tenían valor de por sí, y no por su relación mediante intervalos o compases.

  • Edgar Vàrese- Ionisation

Edgar Varèse puede ser considerado uno de los precursores del diseño de sonido, y, por lo tanto, de la música electrónica. La influencia de Varese es enorme, tanto en la música clásica como en la música popular y la ambiental; el laureado compositor Frank Zappa, que experimentó con el sonido partiendo del rock y del rock progresivo, estaba obsesionado con la música de Varèse. La música ambiental, que trata de dibujar paisajes sonoros, tiene como principal referente a Brian Eno, que en cada uno de sus 33 álbumes ha empleado numerosos recursos, siguiendo la filosofía de Varèse, para que la música reproduzca ambientes concretos. El DJ irlandés Richard David James, más conocido por su nombre artístico Aphex Twin, actualizó los conceptos de Eno y llevó la música ambient al terreno de la electrónica con su álbum debut Selected Ambient Works 85-92. El género del rock abrazó algunos de estos conceptos ambientales con el auge de la música psicodélica de los años 60, tendencia dentro de la cual podemos encontrar artistas como Pink Floyd, Jimi Hendrix, Sly and The Family Stone o The Doors. Actualmente, la rama del rock con más inquietudes por temas ambientales es el denominado post-rock. Grupos como Mogwai, Tortoise, Explosions In The Sky o los españoles Toundra son la cabeza de lanza de este subgénero que ha comenzado a ganar popularidad en la década de 2010.

  • Frank Zappa- Peaches en Regalia
  •  Brian Eno- Atmospheric Lightness
  •  Aphex Twin- Xtal
  •  Pink Floyd- Echoes
  • Toundra- Strelka

Guitarras, distorsión y noise 

A mediados de los años 80 surgió el movimiento noise (ruido) contemporáneo. Para simplificar y no perdernos en la gran inmensidad de artistas que han elegido la cacofonía como hábitat natural, vamos a distinguir tres subgéneros: noise-rock, noise-pop y el más llamativo de los tres: el japanoise

El noise-rock encuentra sus precedentes en el álbum de 1968 White Light/White Heat, del grupo estadounidense The Velvet Underground. La formación liderada por el legendario Lou Reed se caracterizó por la anarquía presente en sus canciones, las cuales carecían en ocasiones de ritmos y melodías concretas. Dentro de esta tendencia destacan los grupos Big Black y, sobre todo, Sonic Youth, que llegó a alcanzar un moderado éxito comercial.

  • The Velvet Underground- White Light/White Heat
  • Big Black- Kerosene
  •  Sonic Youth- ‘Cross the Breeze

Resulta difícil establecer una barrera entre el noise-rock y el noise-pop, como también resulta difícil en ocasiones delimitar la barrera entre el rock y el pop; todos los grupos adheridos a esta corriente tienden a dar un especial protagonismo a la guitarra eléctrica distorsionada y al uso de acoples y de acordes disonantes. Sin embargo, el noise-pop parece recuperar la vocación ambiental de los tiempos de la psicodelia, frente a las explosiones de energía que suelen caracterizar las actuaciones de noise-rock. Con todo, el noise-pop se encuentra más cercano al punk y al rock alternativo que al pop convencional. Por ello, no es extraño que el grupo de hardcore-punk Hüsker Du sea considerado uno de los precursores del género, junto con bandas como Swans o Band of Susans.

  •  Hüsker Du- Find Me
  • Swans- No Words No Thoughs
  •  Band of Susans- Blind

La explosión del rock alternativo de la década de los 90 acercó el sonido noise a ámbitos más comerciales. Los bostonianos Pixies construyeron temas con armonías pop y con fuertes contrastes entre las tranquilas estrofas melódicas y los ruidosos estribillos aderezados con la particular voz del cantante Black Francis. Este grupo, con 8 álbumes a sus espaldas, tuvo una fuerte influencia sobre un joven Kurt Cobain,  que lideraría la mítica banda de grunge Nirvana. Los grupos Dinosaur Jr,  The Jesus And The Mary Chain y My Bloody Valentine, entre otros, también combinaron melodías y armonías pop con la distorsión y el ruido. Esta hornada de grupos de los años noventa constituyó un pilar fundamental en la construcción del indie-rock del siglo XXI.

  • Pixies- Hey
  •  Dinosaur Jr- Feel The Pain
  • The Jesus and The Mary Chain- Just Like Honey

En España, el sonido noise llegó a la escena musical alternativa de finales de los noventa y principios de los 2000 por influencia de todos estos grupos, y especialmente de Sonic Youth. Los manchegos Surfin’ Bichos fueron pioneros de este estilo en España, y una de las escasas agrupaciones, junto a Los Planetas, en componer sus canciones en castellano. En su mayoría, los grupos de noise-pop en España cantaron en inglés y adoptaron un estilo y actitud similares a los de los grupos anglosajones. La gira Noise Pop 1992 fue protagonizada por grupos como Bach Is Dead, Penélope Trip o Usura. Entre los grupos que lograron un mayor éxito encontramos El Inquilino Comunista y, sobre todo, Australian Blonde. Disco Las Palmeras, Apartamentos Acapulco o Nudorzurdo, que han desarrollado su carrera sobre todo en la década del 2010, son algunos de los herederos, en parte, de este indie-rock de corte más oscuro que el practican bandas actuales como Izal o Vetusta Morla.

  • Surfin’ Bichos- Gente Abollada
  •  Los Planetas- Desaparecer
  •  Australian Blonde- Chup Chup
  •  Mil Espejos- Nudozurdo

Japanoise: el ruido a la enésima potencia

Todos estos artistas, cada uno a su modo, consiguieron domesticar el ruido, aprovechando su potencia y su capacidad para fascinarnos e inquietarnos. Tanto Vàrese, como Brian Eno o Jota de Los Planetas utilizaron en mayor o medida el ruido como medio para conectar con nuestro lado más primitivo. Sin embargo, los artistas del movimiento conocido como Japanoise tienen como objetivo la recreación realista, cruda y total del ruido. En el Japón de los años 60, seis músicos cercanos al movimiento artístico del Fluxus (una especie de renovación del dadaísmo muy popular sobre todo en Estados Unidos) formaron el Grupo Ongaku, y sacaron a la luz dos cintas de música noise llamadas Automatism Object. 
En estas cintas, los miembros del grupo combinaban sonidos aislados de instrumentos tradicionales japoneses con ruidos de aspiradoras, platos y radios. Dentro del contexto del movimiento Fluxus, podemos entender Automatism y Object como una performanceque posee  valor más como ejecución (en este caso, grabación) que como producto final. La incomprensible combinación de ruidos que presenta el Grupo Ongaku, más que una obra musical, se debe entender como una pieza artística experimental que persigue la consecución de uno de los preceptos del Fluxus: disolver el arte en lo cotidiano, encontrar la belleza oculta de la realidad en bruto. 
  • Grupo Ongaku- 1. Automatism 2. Object

El grupo Hijokaidan, fundado en Osaka en el año 1979, es uno de los principales grupos del movimiento, junto a Hanatarash, The Gerogerigegege, The Stalin o The Incapacitants. El músico más prolífico del movimiento es Masami Akita, conocido con el sobrenombre Merzbow, que desde la década de los 80 ha publicado más de 350 álbumes, en los cuales se encuentran obras con influencias, según el propio artista, que van del free jazz al rock progresivo, de la música clásica al BDSM. Ahora que el artista ha publicado una remasterización de uno de sus trabajos más reconocidos, Pulse Demon, quizá sea un buen momento para adentrarse en el enigmático mundo del noise nipón. Si te atreves, hazlo con el volumen de los auriculares bastante bajo. Va en serio.

Es bastante probable esta demencial mezcla de sonido blanco, gritos, sonidos de ametralladora y beats electrónicos nos resulte insoportable. Sin embargo, ¿a cuántos pasos se encuentra el japanoise de los desquiciados drops de la música del DJ Skrillex? ¿Por qué la música de Merzbow nos resulta tan molesta y los vídeos de ASMR que reproducen sonidos de aspiradoras y secadores cosechan millones de visitas cada día? Sin duda, el ser humano tiene una cuenta pendiente con el ruido, cuya lógica y caminos parecen inescrutables.

En Occidente, quizá podamos encontrar reminiscencias de la filosofía del japanoise en el incipiente glitch-art del que nos hablan Javier Acevedo y Blanca Prego en sus excelentes artículos para el magazine Canino.

Nuestro viaje por el mundo de la vanguardia y el ruido termina aquí, aunque apenas apenas nos hayamos sumergido en este océano de posibilidades y experimentación . Sin embargo, el ruido no nos abandona aquí, pues (afortunadamente) nos continúa acechando detrás de cada esquina; molestando a algunos e inspirando a otros tantos.

A continuación enlazo una playlist de Spotify con 100 temas de los artistas mencionados en el artículo. Para evitar sobresaltos, no se han incluido temas de Japanoise en la lista de reproducciónaunque gran parte la discografía de Merzbow y de otros artistas nipones se encuentra disponible en Spotify. Disfrutad del ruido. 

 

 

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