Después de un 2021 vibrante y de un cambio de reglamento que avecinaba mayor igualdad, la temporada 2022 ha decepcionado en espectáculo, llegando a ser monótona y extremadamente soporífera.

El pasado fin de semana vivimos el que posiblemente haya sido el Gran Premio más tedioso de la temporada. El color y el júbilo de las gradas del Autódromo Hermanos Rodríguez no quedaron reflejados en pista el día que Max Verstappen conseguía su decimocuarta victoria del año, convirtiéndose en el piloto con más victorias en una temporada, superando las trece de Schumacher y Vettel. De hecho, posiblemente este haya sido uno de los problemas de este año.

La superioridad de Red Bull nos ha privado de una batalla Leclerc-Verstappen que todo indicaba que iba a suceder a la británico-neerlandesa del año pasado. El piloto monegasco comenzó el año con dos victorias de tres posibles. Esto, unido a los dos abandonos de Max por problemas mecánicos, situaban a Leclerc 50 puntos por encima de Verstappen en tan solo tres carreras. Sin embargo, la recurrente caída de Ferrari a medida que avanza la temporada junto a ciertos errores del propio piloto han servido en bandeja de plata el bicampeonato a Verstappen.

La no comparecencia de Mercedes tampoco ha ayudado. Es cierto que estábamos ya cansados de verles batir todos los récords, pero también hay que reconocer que su no candidatura al título ha provocado una temporada más descafeinada. Su momento álgido fue posiblemente el pasado Gran Premio de México, donde parecían tener ritmo para luchar, pero una mala estrategia les privó de la victoria.

Es evidente que al que mejor le ha sentado este cambio de reglamento ha sido a Red Bull; se han quitado de un plumazo al que hasta el año pasado era su mayor enemigo (Mercedes) y, en su lugar, solo han tenido que combatir con una Scuderia Ferrari que, un año más, ha dejado al descubierto sus debilidades y su incapacidad de luchar por mundiales aun teniendo un coche ganador. Ferrari ha dejado claro que el problema que llevan arrastrando años no son sus pilotos, son ellos mismos.

Por otro lado, no hay que quitarle ni un ápice de mérito a Max Verstappen, quien supo recomponerse ante el complicado comienzo de año y ha llegado a un nivel estelar. La superioridad que ha demostrado el piloto neerlandés este año ha sido, simplemente, insultante. Daba igual desde qué posición partiera o si hacía dos trompos en una carrera, iba a ganar. El ritmo que ha asentado y la contundencia para adelantar han sido pasmosas. Ha sido completamente imbatible. Se ha llevado su segundo mundial, ha hecho el récord de victorias en un año y todavía puede conseguir alguna más. Es una de las mayores superioridades que se hayan visto por parte de un piloto en la Fórmula 1. Absolutamente incontestable.

Y, precisamente, estas han sido unas de las muchas razones por las cuales esta temporada ha sido decepcionante. El cambio de reglamento no ha funcionado como se esperaba. Sin embargo, si analizamos los últimos cambios de normas en la Fórmula 1, la primera temporada de los “nuevos coches” nunca ha sido nada del otro mundo. 2009 fue un año aburrido y de 2014 ya ni hablamos. Sin embargo, la temporada 2010 fue una de las mejores de la historia. En el caso de la era híbrida, tuvimos que esperar hasta 2021 para ver una auténtica lucha por el título. Esa es la esperanza para el año que viene, esperemos que se repita el patrón. Por el momento, las 22 carreras del año pasado se nos hicieron pocas. Las de este año, están siendo interminables…

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