Como sabemos, el impacto de la pandemia sobre todos los sectores productivos es y será demoledor. Hasta ahora, el visionado y comercialización de largometrajes se realizaba tanto por plataformas digitales como por su proyección en salas de cine pero, tras el estado de alarma implantado en nuestro país, el cine español está experimentando un fuerte golpe, y con él también las obras extranjeras, encontrándonos con una nueva incertidumbre. ¿Es este un nuevo comienzo para la industria? 

Desarrollo de proyectos, financiación y planificación, producción, postproducción, distribución, exhibición, eventos cancelados o aplazados… El daño de esta crisis ha frenado en seco toda la actividad de nuestra industria audiovisual, provocando grandes pérdidas que aún están por cuantificar. Si a esto le sumamos el cierre de los cines, el futuro del Séptimo Arte es cada vez más incierto.

Ante esta situación, se está hablando del regreso de los famosos “autocines”, una alternativa a las salas de visionado que generalmente cuenta con una gran pantalla al aire libre, un proyector, un bar cafetería y una área de estacionamiento para automóviles. Con la posibilidad de que las actividades de ocio retomen su ocupación dentro de poco, esta puede ser la solución perfecta para mantener la distancia de seguridad. Parece ser que escenas como la de Grease se convertirán en una realidad cada vez más frecuente… 

Escena de la película ‘Grease’

El autocine, dentro de España, cuenta con un gran éxito en Gijón, cuya sala de proyección al aire libre obtuvo tan buenos resultados que provocó su apertura durante todo el año. Actualmente hay cinco autocines en España: además del ubicado en la ciudad asturiana, esta propuesta está disponible en Getxo, Madrid, Valencia y Alicante. El más famoso en la capital, que quizás conozcan, es el RACE, todo un espacio de referencia. 

 

Con origen en Nueva Jersey, esta iniciativa de visionado alcanzó la máxima popularidad a finales de 1950 y comienzos de 1960 en los Estados Unidos, con unos 4.000 autocines en todo el país, pasando a ser un símbolo del ‘American Way of Life’. En el caso de familias con bebés o niños pequeños, el autocine les permitía cuidarlos durante el disfrute de la película, mientras que los adolescentes con automóvil los consideraban ideales para sus citas. Sin embargo, aunque los empresarios intentaron seguir atrayendo clientes con innovaciones como la transmisión del sonido en estéreo vía radio, los autocines iniciaron un lento declive que dura hasta hoy, con casi 300 cine-cars a nivel mundial.

 

Ahora que ya sabemos de lo que trata esta alternativa, ¿cómo funciona? 

 

Combinando películas clásicas con estrenos, lo principal y más importante es la superficie sobre la que se proyecta la película, pudiendo ser esta una pared, o mismamente una pantalla digital. En cuanto al sonido, originalmente este provenía de altavoces colocados en la pantalla, cambiándose más tarde por un método de transmisión más económico, que es la radiodifusión de AM o FM, para ser sintonizado por una radio de coche común

Al igual que en los cines comunes, está permitido comer (parece algo evidente, al estar en coches particulares), tanto si el autocine cuenta con un servicio de comida y bebida, como si cada espectador lleva sus propias provisiones. Además, normalmente siempre hay sesión y no se interrumpe a causa de la lluvia, a no ser que las condiciones sean extremas. Para ello, algunos cuentan con viseras anti-lluvia gratuitas que, mediante ventosas, se acoplan a cada vehículo para que no tener que estar con los limpiaparabrisas puestos. 

Referente al tema de precios, estos dependen de la película y la temporada, aunque son similares a los de los cines habituales, contando también con descuentos de estudiante, carnet joven, packs familiares… 

 

Con todo esto, puede que estemos ante una buena solución, aunque sea temporal, para disfrutar de ocio durante la desescalada. Cumpliendo con todas las medidas de seguridad (entre ellas, permitiendo dos personas por coche), parece ser que los autocines vuelven a resurgir, y seguramente muchos vuelvan a abrir sus puertas después de años sin funcionamiento. Cada vez queda menos para volver a disfrutar de esa oscuridad con olor a palomitas … 

 

 

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