A menos de un mes de cumplir un año desde el primer confinamiento domiciliario, el Coronavirus sigue dominando y dirigiendo nuestra vida diaria. El toque de queda, las restricciones de movilidad, las reuniones limitadas… Una situación que hubiéramos calificado de surrealista hace tan solo un año.  Aunque  la situación actual es diferente a la de marzo de 2020, seguimos muy lejos de recuperar el estilo de vida que teníamos anterior a la pandemia.

Esto se debe en primer lugar a la lentitud con la que se está distribuyendo e inoculando la vacuna, al menos en España. La vacuna es el elemento clave que nos va a permitir erradicar la pandemia pero el ritmo de vacunación no está cumpliendo las expectativas de la población. Tan sólo el 5,54 % aproximadamente de la población española ha sido vacunada desde diciembre y el 2,32 % está inmunizada. A pesar de estar utilizando simultáneamente las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. Israel lidera el porcentaje de vacunación en el mundo, con 78 vacunados por cada 100 habitantes y apunta a ser el primer país inmunizado frente al COVID-19.

Fuente: Our word in data

Otra razón que frena la recuperación económica, hospitalaria y social es la continuidad de los contagios en el tiempo. Tras las vacaciones navideñas se disparó la tercera ola, retrasando los progresos conseguidos durante octubre y noviembre. Ahora nos encontramos en la misma situación, con medidas restrictivas como el toque de queda a las 22 horas en gran parte de España, reducción de reuniones sociales a 4 o 6 personas, hostelería y centros comerciales completamente cerrados o hasta las 6 de la tarde y cierres perimetrales. Aunque la incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes desciende progresivamente, el número de muertos se mantiene en cifras muy elevadas.

Agotamiento psicológico y crisis

Uno de los problemas derivados de la pandemia, que cada vez se está  haciendo notar más en la población,  es él agotamiento psicológico. Han pasado 11 meses desde la primera cuarentena y aún no hemos recobrado la normalidad. Las alternativas de ocio, a excepción  ciudades como Madrid, están mayoritariamente reducidas y condicionadas por restricciones horarias, que en gran parte de los casos son incompatibles con el fin de la jornada laboral. Estamos siendo obligados a adoptar una vida monótona y repetitiva, en la que al terminar de trabajar o estudiar, encontramos la hostelería cerrada, así como centros comerciales, teatros, cines y gimnasios. Y cada vez cuesta más.

Pero esto solo es un punto de vista egoísta que prioriza el entretenimiento y el ocio. En la otra parte están las millones de personas en España que dependen del sector servicios. Con el turismo internacional en mínimos históricos y el turismo nacional condicionado por las restricciones de movilidad, la hostelería está en jaque. Cerca de 68.000 negocios cerraron en 2020 debido a la crisis del Coronavirus y el número sigue aumentado cada vez más. Mientras tanto resisten como pueden las miles de empresas que han mandado sus trabajadores al ERTE esperando que la pandemia termine pronto.

Objetivo verano 2021

La línea de meta a la que debemos llegar para poner fin al COVID-19 es la inmunidad de grupo. Según el gobierno de Sánchez, pretenden vacunar al 70 % de la población española para la temporada de verano. Unas declaraciones que han sido cuestionadas  enérgicamente por los expertos y calificadas de  “muy optimistas”. El objetivo parece difícil debido a las escasa dosis que España está recibiendo a través de la Unión Europea. Sin embargo España ha pasado de ser el país  líder en el proceso de vacunación el 20 de enero, a desplomarse casi un mes después con 140 dosis suministradas por cada cien mil personas.

Si las estimaciones son correctas,  para este  verano de 2021 se podría recuperar parcialmente  la actividad turística y comercial perdida durante este año. El gigante turístico TUI Group ha afirmado que se va a producir un repunte en las reservas de viajes para la etapa estival debido a la alta demanda latente. Además, han explicado que los clientes estarían dispuestos ha pagar más dinero para poder asegurar sus vacaciones. En resumen, el plan de vacunación debe acelerarse, los contagios tienen que mantener una tendencia baja y la presión hospitalaria debe desaparecer para que podamos ir volviendo paulatinamente a lo que conocíamos como la vida antes del Coronavirus.

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