Libertad sexual femenina llega tras ver que todavía queda mucho por aprender. La mujer no es merecedora de castigo público por el hecho de disfrutar de su sexualidad ni por el hecho de haber sufrido una agresión sexual. Esta sociedad necesita avanzar, y posiblemente, desde el viernes haya comenzado a hacerlo.

La actualidad ha vuelto a dejar en shock a la sociedad tras el suicidio de una trabajadora de IVECO. Si bien es cierto que normalmente no se informa de este tipo de sucesos, esta vez había algo que debía ser remarcado. Se había distribuido un vídeo suyo de carácter sexual entre sus compañeros de trabajo. No pudo soportar la presión y se quitó la vida, como víctima de un asesinato social.

La investigación aún no ha finalizado, posiblemente se conozca quién está detrás. Alguien apretó el gatillo, pero vistos los acontecimientos, no actuó en solitario. Estamos ante un asesinato social.

Es fácil decir que no debería haberlo grabado; que, si no tienen nada, nada pueden hacerte. Es que vas provocando, si un hombre ve eso, no puede reprimir reenviarlo a sus contactos. Vas ahora de víctima, pero no eres más que una puta aficionada. ¿Cómo es posible que disfrutes de tu sexualidad? ¿Eso no servía solo para traer hijos al mundo?

El hecho de grabarte provoca que se te pierda el respeto, es una renuncia pública a la intimidad. Es otro vídeo más, candidato a hacerse viral como cualquier otro. Vas viendo como el ambiente empeora, te van dando la espalda poco a poco. Te dejan al borde del precipicio; luego dirán que te has caído tú sola.

¿Cómo es posible que disfrutes de tu sexualidad? ¿Eso no servía solo para traer hijos al mundo?

La comunidad condena, la comunidad ejecuta, la comunidad es hipócrita. O por lo menos, una porción de esta.

El viernes conocimos la decisión del Tribunal Supremo sobre el caso de La Manada, estamos ante un delito de violación continuada con trato degradante. Hay algo que une estos casos, el hecho de grabar dicha violación y distribuirla. Destruir a la víctima más allá del acto, jactarse de la superioridad de 5 contra 1. Verlo una y otra vez, como la temporada final de una serie.

Cuestionar a la víctima, no dijo no, no se comportó como una heroína luchando con uñas y dientes contra el acceso carnal no deseado. Se metió en un portal con cinco hombres, es imposible que no quisiera tener sexo. Será que se arrepintió, siendo la única forma de arreglarlo destrozar las vidas de 5 inocentes.

En el momento que entró al portal, se acabó su libertad de decidir; perdió el derecho a desistir. Quedó a la entera voluntad de 5 hombres, dejó de ser un ser humano para convertirse en una marioneta para 10 manos.

Lo mediático del caso provocó que personas demasiado grises buscaran la forma de destruir a la víctima. No dudaron en publicar y distribuir sus datos personales, incluso buscaron el vídeo en páginas relacionadas con vídeos eróticos. Todo esto por ir a Sanfermines y cruzarse en el camino de estos delincuentes.

Jolgorio y regocijo, como si de una fiesta se tratara. A mi modo de ver, someter a alguien contra su voluntad, grabar dicho acto y abandonarlo a su suerte no es una fiesta. Tal fiesta no ocurrió, y si en algún momento la hubo, la ausencia de consentimiento la interrumpió por completo.

Ayudemos a las mujeres, respetemos su decisión. La libertad sexual tiene vertiente negativa y positiva, es decir delimita lo que se puede hacer, cuándo y cómo hacerlo. Todos deberíamos saber cuándo parar, denunciar las actitudes machistas y, sobre todo, no empezar.

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