Hoy en día a ningún lector de literatura juvenil le extraña encontrarse con personajes o parejas homosexuales en las historias, incluso, podemos encontrarnos con libros que tratan exclusivamente con temas LGBT+ o cuyas parejas protagonistas pertenezcan también al colectivo, pero ¿es realmente ahora cuando surgen éstas historias?

La antígua Grecia

Seguro que muchos de vosotros conocéis algunos de los mitos de la antigua Grecia, donde el poderoso Zeus engañaba a Hera, su esposa, con otras mujeres. De éstas infidelidades nacían grandiosos héroes de la mitología griega, otros dioses o seres mitológicos. Sin embargo, el gran Zeus no se limitaba solo a las mujeres.

Ganímedes era un príncipe Troyano realmente hermoso, y Zeus, cautivado por su belleza, lo raptó en el monte Ida, para convertirlo en su amante y también en el copero oficial de todos los dioses del Olimpo.

Zeus no era el único con escarceos amorosos con hombres; su hijo más famoso, Hércules, tuvo numerosos amantes masculinos, de los cuales se conocen unos pocos mencionados por Plutarco: Abdero, Admeto, Adonis, Corito, Elacatas, Eufemo, Frixo, Jasón, Hilas, ífito, Néstor, Nireo e incluso Yolao, su sobrino.

Hay quien dice que “de tal palo, tal astilla”, pero lo cierto es que en la antigua Grecia las relaciones homosexuales eran algo común, sobre todo entre mentores y aprendices, eso si, los matrimonios eran exclusivamente entre hombres y mujeres para procrear.

Entre mujeres era menos común, debido al machismo de la época. Como ellas eran una propiedad más, no tenían tanta libertad como los hombres.

Al-Ándalus

Los primeros registros de literatura homosexual en La Península Ibérica, provienen del periodo andalusí. En ésta época floreció una poesía muy refinada donde era frecuente el homoerotismo. Los propios reyes andalusíes escribían éste tipo de historias, ya que era algo común.

Con la caída del Califato de Córdoba en el siglo XI, Al-Ándalus se dividió en los conocidos Reinos de Taifas, lo que llevó a una gran descentralización de la cultura. Posteriormente, los almohades trajeron con ellos el surgimiento de nuevas corrientes literarias, donde eran las mujeres quienes resaltaban.

La mayor autonomía de las mujeres de ésta etnia norteafricana hizo que aparecieran numerosas poetisas y muchas de ellas escribieron poemas homoeróticos dirigidos ésta vez hacia la mujer.

Tanto Al-Ándalus como la Antigua Grecia comparten un estigma común, en éste tipo de relaciones, el más mayor es considerado el más sabio y quien debe guiar al otro, más joven e infantil. Es por ésto que el adulto es considerado el “activo” y el menor es obligatoriamente el “pasivo”.

Siglos XIX y XX

La literatura de temática homosexual reapareció en España con la literatura realista, a partir del último tercio del siglo XIX y buena parte del XX.

En éste caso, la literatura atacaba al colectivo homosexual, categorizándolos como sodomitas, delincuentes y, por supuesto, aludiendo a las enfermedades que ésa época asociaba a la homosexualidad.

Ésta lanza fue rota gracias a la poesía de autores de La Generación del 27 como Lorca o Cernuda, que plasmaban en sus poemas sus deseos de poder amar libremente.

Actualidad

Actualmente, la literatura LGBT+  tiene su propio sello de identidad. Un libro cuya categoría sea LGBT+ trata generalmente historias de amor o temas sobre la homosexualidad, como por ejemplo la discriminación por homofobia.

Muchos autores incluso, plasman su vida, creando así libros autobiográficos para reflejar una realidad propia, que muchas personas comparten.

Libros como “El chico de las estrellas” de Chris Pueyo, o “Desayuno en Júpiter”, de Andrea Tomé, son ejemplos claros.

Y por supuesto, podemos encontrar muchísimos libros de literatura juvenil internacional que sigan la misma corriente, como por ejemplo “El arte de ser normal” de Lisa Williamson, o “Queens of Geek” de Jen Wilde.

Cada vez con más frecuencia, comienzan a aparecer personajes del colectivo en las grandes sagas de literatura juvenil aunque no tengan el papel protagonista.

Recientemente, la saga que más me ha sorprendido en éste asunto ha sido “Cazadores de Sombras, Renacimiento”.

Cazadores de Sombras es una saga muy extensa con varias subsagas, y “Renacimiento” es su última entrega (aunque hay planeadas muchas más) y aquí podemos ver, no solo personajes bisexuales u homosexuales, sino que también incluye al primer personaje transexual de la saga, desvelado además en un momento sorprendente.

No contenta con eso, la autora, Cassandra Claire, parece ir dando pie a cierto triángulo amoroso para convertirse en una relación poliamorosa y no para de mostrar personajes a los que les mueve el amor por la persona y no por las etiquetas que la definen.

En definitiva, la literatura juvenil es uno de los medios más útiles para hacer llegar a las personas una realidad. Aunque sea a través de historias ficticias, el sentimiento es real y no hay nada mejor que la propia literatura LGTB+ para mostrar esa realidad en primera persona.

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