Una semana después de su liberación de la prisión de Evin, en Irán, el aventurero español Santiago Sánchez aprovecha para estar cerca de su gente de Alcalá de Henares y hacer lo que le gusta.

El equipo de Santiago Sánchez al completo / Foto: Anca Bordeianu – Patricia Solana

Año nuevo, vida nueva. Para Santiago, este comienzo de año significa regresar a lo que dejó atrás después de 15 meses entre las rejas de la cárcel de Edin, en Irán. El pasado 8 de enero 2022, el madrileño se despidió de todos sus seres queridos para emprender un viaje, como bien dice, «los sueños están para cumplirlos».

El 2 de enero quedará marcado en rojo para Santiago y su círculo. Abrazos, lágrimas… No faltó nada en su llegada al aeropuerto Adolfo Suárez. La vuelta a su ciudad natal, Alcalá de Henares, le ha deparado momentos muy bonitos estos días. Su objetivo era llegar hasta el Mundial de Catar andando y poder celebrar los goles de la selección española. Sin embargo, no pudo hacerlo. Lo que sí hizo fue corear al Real Madrid el 6 de enero en el partido de la Copa del Rey ante el Arandina y, después, conocer de cerca a sus ídolos merengues.

Una vuelta soñada, nunca mejor dicho. Se imaginaba estos momentos en su cabeza durante todos los meses que pasó en Irán. Durante los meses en la prisión, siguió jugando al fútbol, «pero no es lo mismo», comentaba Santiago. «Pambu», como es apodado por sus amigos, quería hacerlo con sus amigos del club, y la tarde del domingo se hizo realidad. «Necesitaba volver a ponerme las botas y disfrutar con mis amigos», añadía el madrileño.

La vuelta del dorsal 5, el regreso de “Pambu” / Foto: Anca Bordeianu – Patricia Solana

Los compañeros con los que intentaba sobrellevar sus días «eran de todos los perfiles, desde doctores hasta criminales». Sin embargo, valoraba a todas las personas que le acompañaron durante los 15 meses en prisión. De una pachanga en Irán a otra en Madrid, un gran cambio de un domingo a otro. Las personas con las que compartió esa tarde de fútbol pasaron a ser sus amigos de toda la vida. «Sabía que este momento iba a llegar, nunca tiramos la toalla», comentaba Iván, uno de sus amigos en el descanso del partido en Alcalá de Henares. «Él tiene mucha fuerza mental, de una cosa mala siempre saca una buena», añadía su compañero de equipo.

La vuelta a los estadios de fútbol del «Pambu» no se la quería perder nadie; las gradas estaban expectantes por su regreso. Su equipo nunca tiró la toalla, y por ello, no paraban de reivindicarse para que su defensa estuviera de nuevo salvaguardando la portería. Tanta era el ansia de querer volver a verle que el club le pagó la ficha e hizo una rápida tramitación para que volviese a jugar con su equipo. «Él es el corazón del equipo, un tío muy querido por aquí», comentaba Eugenio, el presidente del club.

Santiago Sánchez ya está con los suyos. Una vuelta a la normalidad soñada. Desde su punto de vista, esto le hizo valorar más todo lo que tiene a su alrededor, incluso hacer las cosas pequeñas más grandes: desde un guiño hasta un abrazo. Los próximos días los pasará fuera de la capital para desconectar y, por supuesto, estar cerca de los suyos.

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