A mediados de mes saltaba la noticia: Rosalía iba a ofrecer un concierto gratuito y secreto en Madrid. Tras días de espera y ante continuas especulaciones ante la posible ubicación del evento, Spotify filtraba la localización. La madrileña plaza de Colón iba a acoger el evento. Finalmente las entradas salieron a las siete de la tarde del martes, agotándose las 11.000 entradas disponibles en media hora (casi un Palacio de los Deportes de Madrid).

El concierto, inicialmente previsto para las 19:15h, que empezó a las 20:00h. Comenzó con una aparición perfectamente estudiada con la cantante atravesando Colón con su séquito de bailarinas. Comenzaba el espectáculo tras horas de cola, espera y frío. Mucho frío.

“No sabéis la ilusión que me hace este concierto. Os quiero mucho” comentó la cantante al subir al escenario y comenzar con el (breve) repertorio, vestida de un llamativo traje rojo semi flamenco, que contrastaba con el blanco, casi de ballet de sus bailarinas, como siempre de Palomo Spain.

Los primeros acordes comenzaron a sonar desde su banda, cuatro coristas, dos mujeres y dos hombres, y El Guincho, el percusionista que las hacía también de DJ, que además es el coproductor de ‘El Mal Querer’.

Comenzó con ‘Maldición’ y con ‘De Madrugá’, que suponen una transición entre la Rosalía de ‘Los Ángeles’ y ‘El Mal Querer’. Ambas canciones cantadas hacia el flamenco más puro, pero se diferencian de esta nueva etapa en cuanto a las coreografías que propone Charm La’Donna.

Después dio paso a otros temas inéditos, como ‘Bagdag’, que tal y como explicaba en una entrevista concedida a EFE significa la liturgia, en este disco en el que desnuda su vida amorosa. Siguió, sin olvidarse de sus inicios con un emocionante ‘Catalina’, que cantó casi a capella ante el silencio de los asistentes, solo interrumpido ante gritos de «¡Guapa!», «¡Reina!» o «¡Diva!».

También hubo hueco para los temas como ‘Pienso en tu mirá’, ‘Di mi nombre’, la cual el público cantó a pleno pulmón pese a haber salido 24 horas antes. Sin olvidar, claro está el poderoso final con ‘Malamente’.

Rosalía  terminó el concierto con un «Madrid, te quiero»en el que bailó, lloró, rió, se subió a un quad y se dio un baño de masas bajando del escenario para abrazar a algunos afortunados.

En definitiva, Rosalía nos ofreció a los 11.000 asistentes un espéctaculo en el que demostró que no es solo una brutal campaña de marketing, sino una artista completa, destinada a ser la próxima diva mundial, que está consiguiendo reenganchar a los más jóvenes ante un género tan lejano como es el flamenco para (nosotros) ellos.

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