Por primera vez, la política italiana va a ser una competición entre mujeres. Tras la victoria de Giorgia Meloni en las elecciones de septiembre, ahora el Partido Democrático ha elegido a Elly Schlein como nueva secretaria. Es la primera mujer al mando de la principal fuerza de izquierda del país, muchas veces acusada de machista a pesar de sus valores socialdemócratas. En Europa es raro que dos mujeres ocupen al mismo tiempo los cargos de presidenta del Gobierno y líder de la oposición. Además de Italia, esto pasa actualmente sólo en Finlandia y Dinamarca. En los tres países las dinámicas políticas son muy distintas, al igual que las estrategias con las que las líderes han logrado imponerse en la escena nacional. Del debate identitario en Italia al desafío a tres bandas en Dinamarca, estos son ejemplos de cuando la política es cosa de mujeres.

Italia: la diferencia entre femenina y feminista

Tras la derrota en las elecciones de septiembre, el Partido Democrático entró en una fase de debate interno sobre su futuro. Para recuperar la confianza de los electores y representar una alternativa al gobierno de Meloni era necesario marcar un cambio, empezando por el líder. Miembros y simpatizantes del PD fueron entonces llamados a elegir a un nuevo secretario. Los candidatos principales eran Stefano Bonaccini, presidente de la región Emilia-Romaña, y Elly Schlein, su ex vicepresidenta ahora diputada en el Parlamento. Las expectativas de la víspera apuntaban a Bonaccini como futuro secretario, ya que Schlein era considerada por muchos demasiado radical. Sin embargo, las primarias dieron sorprendentemente la victoria a la diputada, que se había afiliado al PD apenas dos meses antes. Sus primeras palabras tras la difusión de los resultados fueron: “Vamos a ser un gran problema para el gobierno de Giorgia Meloni”. 

Schlein y Meloni no podrían ser más diferentes. La presidenta del Gobierno ganó popularidad en un sector, la extrema derecha, dominado por los hombres. Sin embargo, Meloni fue capaz de utilizar su identidad para ganar confianza: “Yo soy Giorgia. Soy una mujer, soy una madre, soy italiana, soy cristiana”. Con este lema, la líder ganó las elecciones del 25-S y se convirtió en la primera mujer en presidir el Consejo de ministros. Sin embargo, para su cargo ella decidió utilizar el masculino “presidente” y nombró una amplia mayoría de ministros varones. La secretaria democrática atacó varias veces el estilo de liderazgo de Meloni, afirmando que “no basta con ser mujer para ayudar a otras mujeres. Hay una gran diferencia entre decirse femenina y feminista”. Y lanzó un nuevo eslogan: “Soy una mujer, amo a otra mujer, no soy una madre. Pero eso no me hace menos mujer”. 

Finlandia: el hilo rojo entre política y vida privada

Mucho más al norte, también la política finlandesa tiene dos mujeres a la cabeza. La socialdemócrata Sanna Marin es primera ministra desde 2019, cuando apenas tenía 34 años. Su principal rival es Riikka Purra, líder del Partido de los Finlandeses desde agosto de 2021. Las dos políticas siguen batallas muy diferentes, marcadas también por sus experiencias personales. Marin fue crecida por una pareja homosexual y fue la primera de su familia en graduarse, teniendo que trabajar para mantener sus estudios. Hoy es considerada una exponente de la izquierda del Partido Socialdemócrata, atenta a los derechos sociales y civiles y a las cuestiones medioambientales. Riikka Purra, por su parte, es la líder de un partido populista de derechas y en el centro de sus batallas está la represión de la inmigración. Esta preocupación está relacionada con los acosos sexuales que sufrió de joven por parte de hombres refugiados en su ciudad.

El pasado mes de agosto, Sanna Marin fue protagonista de una polémica por la difusión en redes de vídeos donde bailaba animadamente en una fiesta. Los críticos objetaron que no era apropiado que una primera ministra apareciera así, aunque se trataba de imágenes privadas circuladas por error. En esa ocasión, la líder de la oposición invitó a Marin a someterse voluntariamente a un test de drogas ya que existía “una sombra de duda sobre sus acciones”. La polémica se apagó cuando la prueba dio negativo y el pasado mes de febrero las dos rivales se enfrentaron en tonos totalmente diferentes. Durante un panel organizado por el diario finlandés Helsingin Sanomat, Purra elogió a Marin definiéndola “una primera ministra excelente”. Y añadió: “Cuando Sanna va al extranjero y defiende las causas finlandesas uno puede sentirse orgulloso de ella. Es una chica dura”.

Dinamarca: las dos oposiciones de Mette Frederiksen

Desde hace ocho años, la política danesa gira en torno a la figura de Mette Frederiksen. La primera ministra lleva cuatro años en el cargo, pero preside el Partido Socialdemócrata de Dinamarca desde 2015. Bajo su mandato, el partido ha virado hacia posiciones de izquierda en economía, pero se ha endurecido en materia de inmigración. Su primer gobierno estaba compuesto por el solo Partido Socialdemócrata, apoyado por el bloque de izquierdas. Sin embargo, en 2022 el partido Izquierda Radical cuestionó la gestión de la pandemia por parte de Frederiksen, criticando sobre todo la decisión de sacrificar 17 millones de visones por miedo a una mutación del virus en los animales. La primera ministra decidió entonces convocar nuevas elecciones, que los socialdemócratas ganaron con el mejor resultado en 20 años. Para no volver a pactar con los partidos de izquierda, Frederiksen decidió formar una “gran coalición” con dos partidos de centroderecha. 

De esta manera, la primera ministra se enfrenta ahora con dos oposiciones, una a la izquierda y otra a la derecha, las dos encabezadas por mujeres. El principal partido rival es Izquierda Verde, liderado por Pia Olsen Dyhr desde 2014. Durante el primer gobierno Frederiksen, Olsen Dyhr fue una aliada estrecha de la primera ministra. Sin embargo, desde su nuevo papel promete ahora una oposición sin descuentos a la socialdemócrata. Aún más dura es la línea de Inger Støjberg, líder del partido populista de derecha Demócratas de Dinamarca. Støjberg lo fundó después de que su antiguo partido Venstre (ahora aliado de Frederiksen) la desconfiara por separar ilegalmente a familias de refugiados cuando era ministra de la inmigración. Støjberg se enfrentó a Frederiksen en el mismo distrito en las elecciones de 2022. La líder antiinmigración obtuvo más preferencias personales que la primera ministra, pero fue el Partido Socialdemócrata el que triunfó.

Cuando las mujeres en política no sean una excepción

A los casos de Copenhague, Helsinki y Roma se añaden otros cuantos a nivel local, como la Comunidad de Madrid. Allí, la presidenta Isabel Díaz Ayuso (Partido Popular) se enfrenta con la líder de la oposición Mónica García (Más Madrid). Sin embargo, en general las mujeres en posición de liderazgo siguen siendo minoría. En la Unión Europea, solo hay cuatro jefas de gobierno de un total de 27. La situación no es mejor mirando a otros datos de representatividad, como el porcentaje de mujeres en los Parlamentos y gobiernos nacionales. Aún queda mucho camino por recorrer para lograr la igualdad en los puestos de poder. Por eso, se están poniendo en marcha iniciativas para fomentar la representación paritaria de hombres y mujeres. El último caso es el español, donde el Consejo de ministros presidido por Pedro Sánchez ha aprobado una ley para garantizar la paridad en los órganos de decisión.

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