Siempre perdidos buscamos; y al fin voy por caminos que están por abrir… cada mañana comienzo a vivir. La primera estrofa del tema que abre el primer disco de Extremoduro es la presentación más clara y concisa que se puede ofrecer del grupo de rock español que dio un golpe en la mesa hasta partirla en dos

 

Tú en tu casa, nosotros en la hoguera se publica en 1989, pero la semilla de la banda la encontramos en 1987. En manos de Robe, William, Kaíto, Von Fanta y Salo se nos entregan ocho canciones de las cuales siete habían sido ya grabadas en una maqueta cuyo nombre ha acabado siendo definitivo: Rock transgresivo. Fue el propio Robe quien lo explicó en la página web de Extremoduro: “Con el tiempo tuvimos la oportunidad de añadirle nuevas tomas y mezclar de nuevo la maqueta de este disco. De ahí salió Rock transgresivo hecho más a nuestro gusto, con más tiempo, más medios y más canciones. Nuestra intención fue sustituir Tú en tu casa, nosotros en la hoguera por Rock transgresivo”. 

La última edición de Rock Transgresivo está disponible en el perfil de Extremoduro en Spotify, YouTube o cualquier medio digital, físico o a inventar en las próximas décadas. Sin embargo, la experiencia aurática no puede estar en otro sitio que en las primeras maquetas producidas, con solo siete títulos, entre ellos Romperás o Jesucristo García, su seña de identidad. 

La maqueta fue vendida antes de ser grabada. Una apuesta al vacío por aquellos que se hicieron con los boletos que se transformarían en Rock Transgresivo una vez se hubiese recaudado lo suficiente. Se vendían en el mítico local Simetría por 1.000 pesetas (6 euros) y estaban firmados por Roberto Iniesta Ojea. El presidente del Gobierno, Felipe González, el alcalde de Madrid, Juan Barranco o incluso la propia Reina recibieron en sus cargos boletos que, según la versión oficial, nunca llegaron a canjearse. 

Nací un buen día, mi madre no era virgen

no vino el rey, tampoco me importó

(Jesucristo García)

Otra canción en este primer disco es Extremaydura donde no encontramos precisamente un enaltecer los orígenes por parte del artista: “Hizo el mundo en siete días / Extremaydura al octavo / A ver que coño salía / Y ese día no había jiñado / Cagó Dios en Cáceres y en Badajoz”. Roberto Iniesta, placentino, se sintió huérfano de oportunidades por parte de su tierra, de donde tuvo que emigrar para poder explotar todo lo que le latía dentro.

Somos animales llega en 1991, con todas sus canciones bajo el lema del amor, odio y guerra. Más de 10.000 copias fueron vendidas a pesar de que la distribución fuese catastrófica y aquí aparecieron canciones como Quemando tus recuerdos o Necesito droga y amor (Los camellos no me fían). 

Me acuerdo de sus caricias

Y la memoria me engaña

Me se come la desidia

Y me cuelgan las arañas

(Quemando tus recuerdos)

No había pasado ni un año cuando llegó a nuestras manos Deltoya, acortamiento de la expresión “del todo ya”, referido a cuando la droga está llegando a su fin y la agotas en un último asalto. Las referencias aquí son abrumadoras: Deltoya parte de un poema de Kiko Luna Creciente y Ama, ama, ama y ensancha el alma de un poema de Chinato.

¿Dónde está la luz, qué hay en tu mirada?

Me cuelgo de tu pelo, me engancho de tu miel

Me encuentro con mi hada, que está loca también

 (Deltoya)

Numerosos músicos han estado bajo el nombre de Extremoduro: Salo, Mon, Satién, Capi, Cantera, Irazoki, José Ignacio… También el insustituible Iñaki Uoho Antón, fundamental para la banda desde 1996. Pero es Robe el pilar, la base sobre la que se sostiene la banda durante sus más de treinta años de actividad.

Extremoduro mezcla canciones de autor con rock duro, introduciendo al espectador en un viaje en el que se desorienta, sorprende y asusta a partes iguales. En los ochenta fue algo rompedor, pero no menos que en los dos mil. El rock transgresivo es la “etérea mercancía de sus canciones” y es algo que o se tiene o no se puede imitar. Las letras de Iniesta, considerado el mejor compositor español junto con Sabina, tienen el poder de descolocarte. Hacerte sentir incómodo enganchándote a su descaro. Hacer arte de lo vulgar es un escalón que muchos juegan a alcanzar antes de caerse en el intento.

En 1993 se pone en marcha un proyecto ideado por Selu (integrante en ese momento de Residentes y más tarde de Extremoduro; fallecido en 2020): un disco conceptual que auna distintas personalidades de la industria del rock español. El resultado es Pedrá, un único tema de media hora, donde solo un genio sería capaz de que versos como “Pues yo no meto la lengua / En ese chocho peludo” se den la mano con otros tales como “Por volver como eres; por volver como somos / Por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos”. Ese mismo año sale ¿Dónde están mis amigos? con Bribriblibli y Pepe Botika.

Me acuerdo de ti,

Me cago en tus muertos,

No puedo dormir,

Me sueño que has vuelto.

(Bribriblibli)

Los acordes hacen que entres en una vorágine de tensión y calma parecida a la que siente el adicto cuando entra en el bucle del vicio satisfecho. Con las letras que la acompañan creemos que sabemos algo de su autor, cuando realmente no sabemos nada. Fue chapista, como Jesucristo García, poco más. Tal vez esa falsa creencia viene dada porque nos vemos reflejados en los versos como guilty pleasure que nadie quiere admitir más allá que consigo mismo. Nos vemos arrastrados por la facilidad con la que Robe pone nombre a los instintos, a los impulsos del ser humano que superan la faceta racional y atacan directamente a los sentidos.

Agila llega en 1996, es el sexto disco y en él ya encontramos tanto So payaso como los acordes de Uoho. Este se une definitivamente a la banda en 1998, con el estreno de Canciones prohibidas, aunque se mantiene a la vez en su grupo originario, Platero y Tú. Fito Cabrales es el vocalista de Platero y son suyos los coros que escuchamos de fondo en Golfa, junto con Salir, dos himnos de este séptimo álbum.

En salir, beber, el rollo de siempre

Meterme mil rayas, hablar con la gente

Llegar a la cama y ¡joder, que guarrada! Sin ti

(Salir)

El arte llama al arte y si queremos encontrar las órbitas de influencia más cercanas para Extremoduro tenemos que mirar dentro, pero también fuera: la pareja gitana Lole y Manuel o los británicos AC/DC. Sex Pistols y Camarón en la siguiente elipse, Barón Rojo, la movida madrileña también están próximas. Coger la tradición y transformarla, ¿no es lo que ahora hacen C. Tangana y Rosalía?

Llegan los dos mil y con ellos la consolidación del grupo como leyenda. Además de trabajos como Para todos los públicos o Canciones sin voz, Extremoduro se corona con Yo, minoría absoluta (2002), La ley innata (2008) y Material defectuoso (2011). El álbum del 2002 nos regala La vereda de la puerta de atrás y Standby. El del 2011, una oda al amor grabada ya en la historia de la música, Si te vas.

Ojalá que me despierte y no busque razones

Ojalá que empezara de cero

Y poderle decir que he pasado la vida

Sin saber que la espero

(Si te vas)

La traducción de la portada de La ley innata por parte de Robe, podría servir como aviso previo a la montaña rusa que supone su música: “Existe, de hecho, jueces, una ley no escrita, sino innata, la cual no hemos aprendido, heredado, leído, sino que de la misma naturaleza la hemos agarrado, exprimido, apurado. Ley para la que no hemos sido educados, sino hechos; y en la que no hemos sido instruidos, sino empapados”.

Si no quieres conectar con tu subconsciente, abrir nuevas puertas, perder el control… no escuches Extremoduro. Dicen que no está hecha la miel para la boca del asno, pero estamos hablando de una banda que pondría al asno por encima del oro con tal de causar controversia y marcar sus propias reglas. Y no todo el mundo está preparado para desmontar los esquemas sobre los que se sostienen nuestras vidas. 

En 2019 se anunció la separación del grupo en sus redes sociales y tanto Robe como Uoho dieron una rueda de prensa dando como explicación que la compenetración estaba demasiado debilitada. Desde entonces, ambos han seguido con sus carreras musicales y si entramos en la web oficial de Extremoduro la última publicación es de noviembre del 2022, con un comunicado de Roberto Iniesta

Ha quedado demostrado que el espíritu de Extremoduro es imperecedero: crearon algo nuevo. Un rock transgresivo que es imposible de imitar y mucho más aún de olvidar. Las personas somos finitas, aunque los genios no deberían morir como lloraba Mecano a Dalí. El arte no lo es, eso siempre se queda, nos supera, se transforma. Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas es otra forma de ser eterno, sobrevivir al tiempo. 

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