Es viernes en el número 17 de la famosa Calle del Pez de Madrid. A las 20:40h de la noche un reducido grupo de personas comienza a formar fila en una de sus estrechas aceras. Cinco minutos más tarde son unas veinticinco personas las que esperan a la apertura del Teatro Victoria. Un íntimo espacio teatral caracterizado por sus cortinas y butacas de terciopelo rojo donde la Compañía de Teatro de Paloma Mejía pone a aplaudir a la crítica cada fin de semana. Todo un hito —humilde, eso sí— que pasa muy desapercibido.

Un clásico de clásicos

Hoy es el turno de Yerma (1934, Federico García Lorca). Un clásico dentro de muchos otros clásicos que la compañía representa. No le temen a nada: «La casa de Bernarda Alba», «La venganza de Don Mendo», «Bodas de sangre», «Mucho ruido y pocas nueces», «Los Miserables» y «Cyrano de Bergerac». Todos en cartelera, a la vez, y con el mismo elenco cambiando constantemente de personaje histórico a personaje histórico. Como si de un juego se tratase. De Lorca a Víctor Hugo en cuestión de horas.

Sara y Álvaro son una pareja de jóvenes que espera para entrar en el teatro. Comentan que no es la primera vez que hacen cola en la Calle del Pez: «Hemos visto El conde de Montecristo, Cyrano de Bergerac y Los Miserables. Cada vez que hemos venido hemos acabado muy contentos, es una compañía de teatro que nos encanta». No son los únicos. Gracias a la diversa variedad de cartelera, gran parte de las entradas vendidas son de personas que, tras salir contentos de una obra, desean repetir con otra.

Entrada del Teatro Victoria
Entrada del Teatro Victoria | Foto: JCRA

Pinceladas modernas

La obra comienza en hora. A pesar de lo minimalista del escenario, del que solamente sobresale una mesa, la sorpresa invade al espectador. Desde la propia vestimenta de los representantes hasta los juegos de luces. Estos últimos, en adición al espacio sonoro, forman un papel más que importante dentro de la obra. Son los encargados de darle un toque modernizado a García Lorca y su oda a la tragedia. Es precisamente esa pincelada moderna uno de los objetivos de la directora, Paloma Mejía, que encuentra en Lorca «un espejo maravilloso de la sociedad española». Y no le falta razón: aunque Lorca hablase en el código de hace ya un centenario, lo cierto es que todavía encontramos cierta actualidad en sus obras.

En el caso de Yerma, Lorca nos muestra su especial visión del amor desde un ángulo concreto: el de la procreación. Yerma es la tragedia de la esterilidad, del deseo maternal frustrado. Representa a la mujer llena de vitalidad que desea realizarse como tal y su marido es un personaje mezquinamente desapasionado. La imposibilidad de la llegada del hijo representa y resume el drama de la falta de amor entre ellos. Todo esto presentado en el marco rural que aprisiona y encierra ancestrales pasiones y prejuicios. La versión de la Compañía de Teatro de Paloma Mejía respeta en su extensión el diálogo de Lorca. Sin embargo, añade cierto simbolismo nuevo, aunque basado en el pensamiento del dramaturgo. Se incide mucho en la crítica social y el daño que hace los prejuicios. O, como en la obra se presenta, en el «bla, bla, bla».

El escenario un instante antes de dar comienzo la obra | Foto: JCRA
El escenario un instante antes de que la obra diera comienzo | Foto: JCRA

El reparto

Laura Suárez, una joven asturiana del 1999, es la encargada de interpretar a Yerma. Comenzó a involucrarse en el teatro mientras estudiaba bachillerato, profundizando su pasión por las artes escénicas al mudarse a Madrid para iniciar sus estudios de Ciencias Políticas. «Aunque Yerma en la obra tenga 20 años siempre la representan mujeres mayores. En cambio, yo quería que hubiera una diferencia mayor entre el hombre y la mujer, entre Juan y Yerma. Y eso quizás para ella también sea un reto. El representar a un personaje tan potente y fuerte» —relata Paloma Mejía. Laura Suárez considera igualmente que «estamos acostumbrados a verla representada por otro tipo de actrices». Y no por alguien como ella, que en el escenario podría aparentar menos edad de la que realmente tiene.

El reparto lo completan Alejandro Precioso, Andrea Fernández, David Cebolla, Helena Gómez, Lola Catalá y Nerea del Río. Quienes, en rotación con otros compañeros, se hallan presentes en prácticamente la totalidad de las obras que la compañía tiene en cartel. Lo que hace que sorprenda la capacidad para cambiar de registro en cuestión de minutos. «Lo mejor de esta compañía es la gente. Son muy buenos actores, pero son mejores personas» —exterioriza la directora. Algo que, sin duda, se nota sobre las tablas y que ayuda a que obras como Yerma salgan adelante. Aun más en estos tiempos de mascarilla y distancia. «Fuimos el primer teatro en abrir en Madrid, el 18 de junio de 2020». Todo un reto del que nació la serie de Microclásicos: llevaban 10 años representando Los Miserables (2h 40min); obra que acabaron adaptando a los 40 minutos para cumplir con las medidas sanitarias.

Las actrices Helena Gómez (izquierda) y Andrea Fernández (derecha) en plena representación | Foto: JCRA

Un viernes más

Con una frase varias veces repetida a lo largo de la representación finaliza la obra. El Teatro Victoria aplaude. El reparto agradece mientras suena la música compuesta por Nelson Dante y Leandro Leone para la obra. El público comienza a abandonar la sala cuando me reencuentro con Félix, un señor con el que estuve hablando antes de entrar. «Me ha parecido una adaptación muy buena de un clásico. Se ha respetado el texto original pero luego se han añadido tintes modernos, como las simulaciones de cuando habla el pueblo y cotilleaban sobre la actitud de Yerma. Está muy bien introducido para amenizar el texto clásico que a veces podría llegar a ser un poco pesado» —me comenta tras preguntarle que qué le había parecido. Se hace el silencio y la sala se queda vacía hasta que Paloma Mejía baja por las escaleras desde el control de luces. No es más que una nueva victoria en el Teatro Victoria. No es más que un viernes más en la Calle del Pez.

La programación de septiembre del Teatro Victoria incluye el estreno de la obra Pic-Nic; La casa de Bernarda Alba, La venganza de don Mendo, Bodas de Sangre, Mucho ruido y pocas nueces y Los Miserables en formato de Microclásicos (35-45 min); Yerma (60 min) y Cyrano de Bergerac (90 min). Todas de la Compañía de Teatro de Paloma Mejía.

 

El Teatro Victoria vacío tras la representación de Yerma | Foto: JCRA
El Teatro Victoria vacío tras la representación de Yerma | Foto: JCRA

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Un comentario en ««Yerma» en Malasaña: una oda a la tragedia de García Lorca»

  1. Estoy plenamente de acuerdo con su valoración. Conozco las obras que representa la Compañía de PALOMA MEJÍA, y todas sin excepción son fieles a sus autores con la elegancia e inteligencia para modernizarse y representarlos con esas excelentes puestas y actuaciones, que nos hacen verlas con asiduidad y en cada visionaje encontrar nuevos detalles. LARGA VIDA A ESTA COMPAÑÍA Y SU SABER HACER

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