El PP llegó a su congreso en un momento dulce. Las encuestas le dan favorito para llegar a La Moncloa actualmente. Casado, buen conocedor de ello, se encuentra deseoso de que las urnas vuelvan a los colegios antes de que sea demasiado tarde. Mientras tanto, la que se llevó los focos fue la presidenta madrileña que busca gobernar el partido en Madrid mientras tiene un ojo en Casado por lo que pueda pasar. Pero el líder popular ya tiene suficiente trabajo decidiendo qué vía quiere que el PP tome: la más derecha de Ayuso o la más moderada de Juanma Moreno o Feijóo.

Pablo Casado en la plaza de Toros de Valencia

Sin embargo, lo que Casado tiene que mejorar es su ojo para los invitados. Sarkozy, expresidente francés, llegó al pleno de los populares con una condena de tres años de cárcel por corrupción que, un día después de animar a Casado y que este lo tildase de ejemplar, sumó otro año más de pena. Después, llevó a todo un Nobel de Literatura como Vargas Llosa que sorprendió acusando a algunos latinoamericanos de «votar mal» y, días después, saliendo en los Pandora Papers por la creación de sociedades en paraísos fiscales. Y, por último, invitó al ya excanciller de Austria, Sebastian Kurz, que aparte de hacer unas polémicas declaraciones sobre la inmigración en Europa que el propio partido tuvo que cortar, la semana siguiente se le acusó en un caso de corrupción que le ha hecho perder la cancillería.

Aún así los populares salen satisfechos de Valencia. El congreso ha supuesto un impulso al liderazgo de Pablo Casado. Ha sido elogiado rotundamente por otras figuras internacionales como José Manuel Durão Barroso, expresidente de la Comisión Europea y de la República de Portugal, Donald Tusk, presidente del Partido Popular Europeo y Primer ministro de Polonia, o los expresidentes del Gobierno, José María Aznar y Mariano Rajoy, entre otros. En definitiva el PP ha mostrado que es un partido de puertas anchas. Un partido en el que se puede escuchar distintas voces, aunque no siempre estén de acuerdo en todo.

Por su parte, el PSOE llegó a Valencia con la intención de mostrar un partido con las heridas ya cerradas. Allí asistieron todos los secretarios generales del partido que aún viven. Sí, incluso fue Felipe González. Sin duda, la imagen del congreso es esa: Almunia, González, Zapatero y Sánchez en un mismo escenario con una foto de Rubalcaba de fondo. Sin embargo, no deja de llamar la atención la reconciliación de Sánchez con González con frases aún en la memoria como: «Siento una orfandad representativa» o «Sánchez me dijo que se iba a abstener. Me siento engañado». Esta vez, aunque afirmó que nunca fue con aires de guerra, manifestó su derecho a opinar.

González, Sánchez, Zapatero y Almunia en el escenario con una foto de Rubalcaba al fondo

El presidente citó sin descanso las medidas de los gobiernos de González y Zapatero, e hizo un sentido homenaje a Rubalcaba. Incluso pusieron un vídeo de este pronunciado la ya histórica frase de «Los ciudadanos españoles se merecen un gobierno que no les mienta. Un gobierno que les diga siempre la verdad». Con lo crítico que fue Rubalcaba de ir a una investidura con Podemos e independentistas, habría que ver qué diría del gobierno de Sánchez.

Es una pena que ahora falten personalidades así en la cúpula del partido. Esa voz crítica que cada vez se ve más sustituida por una ejecutiva que, aunque sale con más jóvenes y más mujeres, no deja de estar hecha a medida para Sánchez. Que se atenga a las consecuencias quién intente hacerle frente. Si no pregunten a Susana Díaz, que acaba de llegar al Senado y ya ha dedicado su primera intervención a Sánchez al más puro estilo trabalenguas de Rajoy: «Él se alegra de que yo esté aquí y yo me alegro de que él se alegre de que yo esté aquí». Que cada uno interprete las intenciones de la senadora.

Finaliza así el cuadragésimo congreso del PSOE al más puro estilo americano. Con aires de unión y dejando a un lado la izquierda. Ahora queda mejor subirse al carro de la socialdemocracia (aún sigo contando las veces que citó la palabra). Así hicieron gala del triunfo a nivel europeo que vive el partido. Olaf Scholz fue el principal protagonista, que cada vez tiene más encaminada la cancillería alemana tras las recientes elecciones.

Pero no dejó de ser un congreso falto de propuestas. Se ha intentado vender como novedoso la intención de derogar la reforma laboral y la ‘Ley Mordaza’ del PP. No obstante, estas ya estaban comprometidas con Bruselas en el Plan de Recuperación o recogidas en el pacto de coalición con Unidas Podemos respectivamente. Así pues, ¿cuál es la novedad? Mientras tanto, el PP tampoco es que propusiese nada nuevo. Solo amenazó con derogar todas las leyes aprobadas por Sánchez, algo que ya dábamos casi por hecho.

Eso sí, toda esta semana con aires falleros nos deja a ambos partidos acordando la renovación de varias instituciones ya caducas como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo. No, el famoso CGPJ no es una de ellas. Pero oye, si Valencia puede traer más consenso y unión entre gobierno y oposición, que así sea.

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