Estaba a punto de aterrizar en lo que había sido el epicentro del coronavirus en España y no me paré a pensar entonces en lo devastador que había sido allí el virus, aunque era más que consciente de ello. La mascarilla en mi cara me recordaba cada segundo el porqué del «tener cuidado». Más de setenta mil infectados y casi ocho mil quinientos muertos en una ciudad que hacía meses que rogaba por volver a pisar. ¿Cómo se está llevando «la nueva normalidad» en la capital de España?
Julio César Ruiz Aguilar
Para algunos los tiempos de pandemia y confinamiento han quedado lejanos, como si no hubiésemos estado casi tres meses encerrados en casa. En un principio pensaba que de ésta situación saldríamos siendo mejores personas; y no es para menos, la ciudadanía se unió con una solidaridad que jamás había visto en mis diecisiete años de vida. Pero, lejos de esas muestras de respaldo, volvimos a ser lo que éramos. Y supongo que de eso trataba «la nueva normalidad», de volver al egoísmo que reinaba nuestras vidas.
La gota colmó el vaso: cuando ya no cabía una desgracia más en Estados Unidos, sin fuerzas por una pandemia de coronavirus que ha matado más de 100.000 personas y una recesión económica de dimensiones desconocidas, estalló la ola de protestas más amplia de las últimas décadas tras el asesinato de George Floyd.
Al pensar en la literatura y en el mundo literario, la mayoría de las…